Capítulo 35

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Comunicado al final del capítulo que me gustaría que leyeran

aquellas personas fieles a la novela.



Narra Suga:

Descansé lo que pude después de la noche con _____. Joder, la echaba tanto de menos.

Su piel contra la mía, las sábanas arrugadas por nuestros movimientos, suspiros y jadeos que envolvían la habitación... Aquella vez me sentí diferente.

Atacaba sus labios sin agresividad, no quería ser bruto con ella, al contrario de como siempre lo fui. Analicé cómo me comporté al acabar; demasiado suave, demasiado delicado, demasiado... sentimental.

Pero no me arrepentí. Quise ser así con ella y lo fui. Aun así me sentía raro. Yo siempre fui bruto con todo, sobretodo en la cama. ¿Por qué de repente quería ser dulce con ella? ¿Por qué mi cuerpo y mi corazón se sentían tan raro al no poder quitarla de mi cabeza? ¿Por qué la veía diferente que a otras mujeres? Miles de preguntas y ninguna respuesta.

Me desperté con leve dolor de cabeza. Tantas horas de falta de sueño que me daba el jetlag tenían sus malas consecuencias.

Levanté la mitad de mi cuerpo apoyándome sobre mis codos, giré mi cabeza, y ahí la vi.

Con la baba colgando de sus labios donde formó un pequeño charco de esta en las sábanas, su pelo todo alborotado y lleno de enredos, y todo su cuerpo desnudo pero lleno de mis marcas. Acaricié su espalda, ese lienzo blanco que me encantaría tatuarlo con mis señas para demostrar que solo me pertenecía a mí.

Porque sí o sí, _____ me pertenecía.

Aparté las sábanas color crema de mi cuerpo, también desnudo, y me levanté carraspeando al recordar que tenía que hacer las maletas para volver a Corea. Otra vez _____ tendría que volver a su vida de colegiala, joder, ¿por qué no podría ser de mi misma edad? ¡O incluso más mayor! Espera, no, eso no, el hombre manda en una relación, siempre tiene que ser él el grande, pues claro.

Fui al baño y lavé mi cara de muerto. En el espejo observé mis tatuajes, quería volver a tatuarme de nuevo con la idea de hacerlo junto a _____. Una piel tan tersa como la suya era la pared perfecta para crear uno mis murales.

Agarré el cepillo de mi neceser y lavé mis dientes. Justo en aquel instante, el teléfono de ella empezó a sonar.

-¿Mmmm sí...?-La escuché responder con su voz de dormida, a lo que yo salí del lavabo para verla.

Su rostro cambió por completo, recomponiendo su cuerpo encima del colchón. Pasó su mano libre por su cara despertándose a sí misma, su ceño se frunció con fuerza.

Empezó a hablar en español, por lo que no la entendía, pero sus gestos lo decían todo; algo no iba bien.

-Mira, yo todo lo que quería hablar ya te lo dije. Voy a volver a Corea esta misma noche, déjame en paz joder-Colgó la llamada y tiró el teléfono a la cama, sus ojos se cristalizaron levemente. ¿Iba a llorar?

Con mi cepillo en la mano goteando pasta de dientes y mi boca también llena de esta, le pregunté:

-¿Eftaf bien?-Al escucharme pude hacerla reír.

Su rostro me preocupó, no quería que le pasase nada malo, y si alguien la jodía, ahí estaría yo para proteger lo que era mío, tal y como debía ser.

sentimientos quiméricos » BTS (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora