La Luna envidia su brillo, el sol su calor, el universo se siente pequeño al estar enfrascado en su mirada, su alma viaja tomada de la mano con el viento y se pierde junto el alba, su llanto se convierte en tormentas, y el anochecer en sus pecados, sus pecados, se queman junto el alquitrán haciendo humo con sus gritos de libertad. Mi mamá, tan pequeña y frágil, tan capaz de devorarte, mujer, libre, fuerte y brava.