Me sentía como una pieza de papel deslizándome por tus largos dedos, y siendo arrastrada por el viento, de pronto era solo alma, mi piel ya no me pertenecía, estaba rota y desgastada en la tierra, el frío de la noche calaba mis huesos, no sentía nada, estaba ahí existiendo y admirando como poco a poco me destruía, como una fiel espectadora, se habían perdido todas las estrellas en el cielo, solo quedaba una inmensa negrura abrazando piezas de mi alma y restos de recuerdos.