Una noche, en la que dormía abrazada a mi abuelita, entre un mar de sentimientos, por sus anécdotas, respiro profundo y dijo: "Sea feliz, disfrute de los colores que le da la vida porque cuando llegue a mi edad su juventud es tan solo un punto de partida para desatar millones de historias enredadas en el tiempo y destino. Sea feliz con lo que usted es, qué no dependa su felicidad de la presencia de una persona. Valórese, ámese, cuídese, porque nadie lo va a hacer por usted. Ámese a usted más que a cualquiera, recuerde que una bolsa con hoyos no es capaz de guardar arena, sin amor propio es incapaz de tener a alguien en su corazón. Jamás trate de detener el tiempo, porque la vida gira en torno a él, y por detener un momento, se está perdiendo de mil momentos más, cada cosa tiene su tiempo de vida, cada cosa tiene su principio y su final.
