13. Reacción en cadena.

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Por más estúpido que sea, cualquier pequeño inconveniente puede generar una reacción en cadena con grandes consecuencias, aunque parezca imposible imaginarlo.

Brendon se dignó a volver a la escuela el día miercoles, pudiendo así comprobar que los rumores ya se habían esparcido por todo el alumnado.

Para su inexistente suerte, el lunes habían vuelto a juntar a las chicas y los chicos. Y Breezy realmente se había asegurado de que cada simple persona se enterara de que el chico nuevo, Brendon Boyd Urie, era homosexual.

A medida que caminaba por el pasillo esa mañana percibía más miradas de odio, repulsión y pena. Logró notar como Sarah evadía su mirada, estaba bien, se lo había ganado y ahora al menos no se sentiría mal por querer terminar con ella.

Los chicos que lo habían incluido tan bien, sus amigos, lo miraban con tristeza. Excepto Ian, que tenía una expresión un poco rara, Spencer, que dejaba notar una pizca de preocupación, y Dallon no lo miraba.

Era claro que no podía estar con ellos, su "reputación" estaría arruinada. Pero Dallon, por todos los cielos, el notar que no significaba nada para él y que no lo acompañaría era mucho más horrible que pensarlo.

Nadie le hablaba, pero no había vuelto a ser el 'invisible', oh no, todo lo contrario.

Las clases pasaron, entre burlas y bromas, y llegó la hora del almuerzo por lo que Brendon aprovechó para ir al baño. Mientras lavaba su rostro, oyó como la puerta se abría y suspiró viendo a Spence ingresar.

–Yo en tu lugar habría abandonado la escuela.–Anunció llegando a su lado.

–No parece una idea del todo loca, pero mis padres están orgullosos de que haya "conseguido la beca".–Se encogió de hombros y su amigo lo abrazó.

–Te he mandado mensajes, decenas, en estos ultimos días. No respondiste ninguno, Boyd, llegué a considerar la opción de que habías muerto.

Sonrió de forma genuina, se sentía lindo que alguien se preocupara, el tener un amigo.

–Y no le he hablado a Dallon desde la fiesta, aunque no es que él haya hablado mucho.–Las palabras del chico hicieron que el menor bajara la mirada.–Pero no importa, Brend, y cualquier cosa que necesites estoy para ti, ¿si?

–Claro, muchas gracias, Spence. No tienes una mínima idea de cuanto aprecio esto.

Se dieron un último abrazo antes de que Smith se retirara, el azabache apoyó su espalda contra la pared y cerró los ojos. ¿Era mucho pedir el volver el tiempo atrás?

–Te quiero, Brenny.

Dio un pequeño salto por el susto y notó al alto chico frente a él. Estaba raro, sus ojos parecían cansados y las ojeras debajo de estos delataban la falta de sueño.

¿Qué era eso? ¿Su forma de pedir disculpas?

Mentía.

–Juro por todo lo que tengo que es cierto, lo juro por ti. Te quiero, Brendon.

¡Basta de mentiras!

Nadie quiere a Brendon realmente.

–Eres el mejor chico del mundo, le diste sentido a mi vida.

Para por favor.

–Mi estupidez sobrepasó los límites al no defenderte, eres mi mejor amigo.

Dio unos pasos adelante tomando las mejillas del menor, que estaban ligeramente humedas por un par de lágrimas.

No lo hagas, Dally. No destruyas al pobre y frágil chico más de lo que está.

Unió sus labios.

Urie siguió el beso, era basura. Tomó la camiseta de Dallon y la apartó del camino, ¿debía creer que el chico era sincero?

Las manos del mayor lo detuvieron.

–No haremos nada que tú no quieras.

Brendon sollozó.

–Si quiero, por favor.

Quería sentirse querido, quería que Dallon lo hiciera sentirse querido.

–No, Bee, no estás bien.

¡Claro que no lo estaba!

Se detuvieron, el ambiente era demasiado horrible, penoso. Finas lágrimas se deslizaron por las mejillas de Dallon, lo había arruinado.

Había arruinado a Brendon, había arruinado lo que tenían, se había arruinado a si mismo.

–Por favor, no dejes que esto te afecte, mis acciones no lo valen.–Su voz se rompió un poco.–Soy un idiota, siempre lo he sido, no debes sentirte mal por lo que un idiota haga, Brend.

–¿Cómo quieres que no me afecte? Estoy malditamente enamorado de ti, caí a tus pies desde que te ví por primera vez.

Lo arreglaré, lo prometo, puedo arreglarlo.

Su voz temblaba, no quería perderlo, porque, después de todo, también estaba demasiado enamorado de Brendon Boyd Urie.

–Costaría mucho, Dallon, no malgastes tu tiempo.

Brendon tomó su mochila y salió de allí, no sin antes darle un último beso en la mejilla al castaño.

Recorrió el pasillo, pasó por el comedor y llegó a la salida.

¿Alguna vez se han sentido tan tristes que sienten que su corazón duele como si estuviera desapareciendo?

Caminó por tres horas sin un rumbo exacto antes de decidir dirigirse a su casa, sin esperarse la tormenta que se venía.

Al abrir la puerta, esperando estar solo al igual que todos los días, se encontró a sus padres que lo miraron serios.

–Brendon, tenemos que hablar.

Maldita, estúpida e increíble reacción en cadena.

[Second boys will be first choice] brallon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora