Por la madrugada, las ganas de orinar levantaron a Ángela del sueño. Medio dormida y sin tener la noción del tiempo o el lugar, se levantó y caminó a tientas por la habitación oscura hasta llegar al baño.
Al regresar, teniendo los ojos entreabiertos, se cubrió con las cobijas y se dispuso a dormir pero un sueño inusual la perturbó el resto de la noche:
Estaba en medio de la nada, había oscuridad por todos lados. Recorrió todo el lugar buscando indicios de algo, entonces se iluminó detrás, giró, pudo ver la mitad de color blanco al fondo y algo en el medio; era una silueta, al parecer, de un hombre con una enorme esfera de cristal color morada levitando en su mano.
Se acercaba poco a poco, sus pasos parecían lentos pero fuertes, entre mas se acercaba, más grande parecía.
Por alguna razón, no podía hacer nada. Trataba de huir, correr, gritar, pero no podía; parecía como si estuviera petrificada. La piel se le hacía de gallina, sentía un escalofrío por la columna vertebral que le indicaba que estaba muerta de miedo.
Cuando estaba tan solo a un metro de ella pudo ver parte de su cara distorsionada, vio que en donde debían ir los ojos de aquel enorme hombre se destellaban luces blancas.
De pronto el hombre levantó su mano vacía con intención de tocarla así que cerro fuertemente los ojos esperando lo peor.
Sintió algo recorrer su cuerpo, era helado y ... ¿Mojado?
Se despertó con un grito. Estaba empapada de agua fría.
—¡¿Pero qué mierda te...?! —Gritó Ángela muy enojada pero un “Lenguaje” grave y duro la hizo voltear al frente.
Encontró a un Steve Rogers cruzado de brazos con expresión seria y un poco molesta.
—Arriba, ya perdimos una hora. Te espero sólo cinco minutos. El gimnasio está en el piso sesenta y dos.
Y dicho eso salió de la habitación.
Ella suspiró y decidió comenzar a secarse y cambiarse antes de que el capitán volviera con otra cubeta de agua.
Tomó los primeros leggins negros que vio, junto con un top del mismo color y complementó con un suéter ya que tenía frío por los sucesos anteriores.
Se hizo una coleta rápida, cepilló sus dientes y bajó al GYM donde Steve la esperaba junto a un costal de box.
—No empiece sin mí, capitán —Dijo alegre al llegar.
Estaba muy enojada por lo que Steve había hecho pero tenía claro que era el líder y debía seguir sus reglas.
“Aplicando mis conocimientos en biología, me adapto o muero.” —Pensó y sonrió levemente.
—¿Cómo no hacerlo? Atrasaste mi rutina una hora —Le dió una rápida vista un tanto molesto—. No sé cómo duermes tanto, parece que entras en estado de coma.
Su tono duro y molesto hizo bufar a Ángela quien rodó discretamente los ojos.
—Ya estoy aquí —Dijo jovialmente.
No se daría por vencida. Quizá podría ablandarlo un poco.
—Tarde —Respondió.
—Si, lo siento. Yo, bueno... Prometo que no volverá a pasar —Contestó derrotada.
—Eso espero o tendrás un castigo cada vez que llegues tarde. Hoy serán veinte vueltas caminando, veinte trotando y veinte corriendo al rededor del Gimnasio.
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I N M O R A L » Steve Rogers » |Completa|
FanfictionAnteriormente llamada "La edad es sólo un número" Ésta historia fue editada, reescrita y reesubida. |Completa| ---------------------------------------------------- Una chica jóven, demasiado joven como para saber qué es el amor, se en...