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XV «Manos a la obra»

Después del calentamiento, Ángela practicaba patadas y golpes muy entusiasmada en el saco de box. No le importaba sudar y no se sentía cansada porque tenía en mente ver bailar a Steve en un estilo muy opuesto a él. Tanto le importaba estar ahí que llegó a tiempo, hizo todo el calentamiento como si fuese a hacer un maratón de sus películas favoritas. 

—Muy bien, has mejorado en tu rendimiento —Comentó Steve, sosteniendo el saco para que ella detuviese sus golpes.

—Gracias, se hace lo que se puede —dijo sonriente.

—Sigue así. Eso es todo, puedes ir a ducharte —dijo él, prestando atención al saco que debía poner en su lugar.

—Ah-ah. Recuerda qué íbamos a hacer hoy —comentó ella quitándose las vendas de las manos.

—Cierto... Bien, dame un minuto —contestó sonriendo.

Ella asintió y se fue preparando para la coreografía, puso la canción lista para reproducirse y esperó a Steve.

—Bien, aquí estoy —anunció el capitán cuando llegó.

—Muy bien. Escucha, estas canciones son más movidas por lo tanto deberás soltarte más, ¿de acuerdo?  —Dijo ella plantándose frente a él.

—Trataré —sonrió—. Aunque no prometo que salga bien.

—Con eso me basta —Sonrió aún más—. Ahora, mira al frente.

Ángela fue ilustrando a Steve en el baile, primero le enseñó la primera parte. Lo ensayaron una y otra vez hasta que Steve estaba más y más flexible... Se iba soltando aunque seguía aún rígido.

A Steve se le hizo difícil debido a que él tenía que bailar sólo, no había nadie que lo guíe. Y pese a que se divirtió, al recordarlo se sentía algo ridículo, pero soportaría todo por ver a Ángela feliz, ella irradiaba alegría con cada segundo que practicaban.

Así fue con el paso de los días, Ángela mejoraba en el entrenamiento y Steve avanzaba en la coreografía del Rock de la Cárcel de Elvis Presley. Hasta que llegó la parte en donde van a bailar en pareja.

—Okay, ha llegado el momento del baile en pareja —anunció Ángela después de hacer la coreografía completa hasta donde habían practicado.

—¿Se baila en pareja? Creí que todo el baile era en solitario —el rubio pensó en voz alta—. Pero creo que se me hará más sencillo —le sonrió.

Ella rió y se puso frente a él.

—Pon tu mano aquí —guió la mano de Steve detrás del hombro de ella—. Yo te tomate del hombro y nos tomaremos de las manos.

Steve obedeció y aunque estaba nervioso pronto se sintió cómodo cerca de ella.

Después de un par de practicas, de unas cuantas vueltas y muchas risas, terminaron muy cerca el uno del otro, ambos sentían la respiración del otro, se miraban a los ojos. Él desvío la mirada a los labios de ella y ella se mordió sus labios en respuesta. Entonces ella se acercó a besarlo tan dulce como podría ser. Fue fácil seguir un beso, ambos encajaban, se sentían parte del otro. Sentían la química fluir por sus cuerpos, su energía era una.

Por el resto de la semana fue igual, ya había más confianza. Entrenaban, ensayaban y en cualquiera de los dos se besaban. Pero en ningún momento llegaron a un acuerdo en el que se decían qué eran. ¿Eran novios?, ¿Eran amigos?, ¿Eran amigovios? Ninguno de los dos sabía. Ángela tenía miedo de preguntar y arruinarlo todo, así que se mantuvo igual.

También fueron profundizando en la cultura de la música. Repasaron los años cuarenta, siguieron con los años cincuenta (Ella tenía una fijación con Elvis Presley), prosiguieron con los años sesenta (Ángela lo traumó con Stay by me de Ben E King), luego fueron a los años setenta (Staying Alive de los Bee Gees sonó casi todo el tiempo junto con canciones de Queen). Hubo sentimientos encontrados en los años ochenta ya que fue la época dorada de la música, había tantos artistas representativos que se atascaron ahí por varios días; grupos como The Police, Duran Duran, Culture Club, Spandau Ballet, Bon Jovi, Guns N' Roses, Metálica, Nirvana, solistas como Michael Jackson, Madonna, Prince, entre otros, dominaban la enseñanza.