XXIII «Secreto»

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—Cinco minutos y llegamos, Ángela —Dijo el piloto, con el que había socializado en el viaje.

—Perfecto —Contestó ella, quien estaba sentada a un lado de la ventana, mirando la ciudad de Nueva York y a lo lejos, la torre Stark.

Tenían ordenes de aterrizar en las instalaciones de S.H.I.E.L.D por lo que se fueron alejando un poco más de la torre.

Al llegar, Ángela se quitó los zapatos, no quería saber más de ellos en un buen rato; tomó su bolso y salió al encuentro de los héroes.

Ahí se encontraba Steve, Fury, Nat acompañando a Clint quien esperaba el Jet para ir a una misión. También estaba Tony, pero estaba más alejado.

Ángela salió y fue a abrazar directamente al capitán.

—¡Hola! ¿Lo vieron? Estoy preparada para patear tantos traseros como pueda en cuanto me digan —Dijo Ángela dejando a Steve y mirándolos a todos.

—Sí, fue impresionante —Convino el capitán con una gran sonrisa.

—¿La memoria? —Preguntó Fury, mirándola.

—Oh, aquí está jefe —Dijo sacándola de su bolsillo—. Todos los sucios secretos de esa base están ahí.

—Bien hecho, D'fore. Has demostrado tu potencial —Contestó Nick insinuando que era hora de decir su secreto.

—Gracias y de hecho... Tengo algo que decir —Anunció sonriente la chica.

—Antes que nada, quiero saber algo, Angie —se escuchó la voz de Tony que se acercaba con una carpeta, ella le prestó atención—. ¿Por qué no nos dijiste que eres una niña? —Preguntó antipático.

Ella se sorprendió pero en vez de tomarlo mal, sonrió.

—¿De qué hablas? Soy una niña, mujer, fémina, ya sabes —Contestó con gracia.

—No es gracioso Ángela, tienes quince años —Dijo Tony con molestia.

La expresión de la chica rubia se oscureció.

—¿Quién te dijo eso? —Preguntó seria, dándole un vista rápida a Fury.

—Subieron la información restante a tu expediente y como sabes, yo sé todos los sucios secretos de S.H.I.E.L.D —Contestó Tony.

—¿Es eso verdad, Ángela? —Preguntó Steve quien estaba a su lado anonadado.

—Sí, dinos Ángela, ¿Es verdad que eres una prepuberta? —Preguntó Stark con más fuerza.

—¡No soy una prepuberta! —Chilló, luego aclaró su garganta—. Pero es verdad que tengo quince años —dijo suavemente y mordió su labio.

Steve la miró unos instantes, inexpresivo, apretando los dientes, dio media vuelta y caminó en dirección opuesta a ella.

—¡Espera Steve, dejame explicarte! —Gritó con desesperación, él se detuvo.

—Tienes menos de un minuto para hacerlo —Anunció voltéandose de nuevo a ella, cruzándose de brazos.

Ella inhaló.

I N M O R A L » Steve Rogers » |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora