Daemon.Capitulo 55.CapítuloFinal

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****capítulo final *******

Me removía en la cajuela como si eso me fuera a quitar la cinta de mi boca, pies y manos o como si tambien la fuera a remover de la venda de mis ojos. No había podido ver al tipo que me secuestró, pero si podía saber que el conocía a Raymond. ¿Por que? ¿Que quiere de mí? Bien, tal vez esa fue una pregunta estúpida ya que la mayoría de la gente sabe que soy Mackenna Brown y probablemente saben quienes son mis padres, pero aún así, ¿que tiene que ver Raymond en todo esto?

El auto pasó un bache y yo me removí en la cajuela fuertemente. Grite contra la cinta de mi boca.

¿Que había pasado? No tengo ni la menor idea, había dejado claro que no quería que nadie supiera mi direccion, sin embargo, los textos de Cassidy fueron tan convincentes que le terminé dando la direccion, pero, no le dí el numero del departamento. Salía a asimilar las cosas y cuando regresé y abrí mi departamento, un tipo me puso una venda en los ojos. Se escucharon varias voces masculinas, luché. Le clavé a un tipo la pata de una silla en la pierna y con eso me pude quitar la venda, pero antes de que supiera quien era el tipo, ya estaba inconsiente.

Minutos después apareció al voz de Raymond en el celular y tuve ganas de llorar de puro enojo. ¿Saben algo? No me importaba mucho enrealidad, quien quiera que sea, y como me haya encontrado se nota que tiene muy buenos contactos así como varias personas que trabajan para el. ¿Y lo que quería? Dinero. ¿A mis padres? Les importa un comino su dinero, así que no me preocupo mucho.

Se escuchó como abrieron al cajuela. Me pusieron en el hombro de alguien y estaba siendo cargada hacia algun lugar desconocido.

Agh. Olía a moho, y a humedad en el ambiente. ¿Es un zótano? ¿Un cuarto? ¿Estamos por la playa?

Me quitaron la cinta lentamente para que no me doliera demasiado. Mi garganta dolía así que no hablé.

- ¿donde? - preguntó un hombre

- ahí - dijo la voz del que había contestado la llamada de Raymond. El tenía mi celular, y apuesto a que no me lo regresará.

Me arrastraron por el piso antes de que sintiera unas esposas y me quitaran las cintas de los pies y manos. Ellos me habían puesto la de la boca cuando no paraba de maldecirlos y de decirles que Raymond no llegará, ellos se molestaron y recibí este lindo y hermoso obsequio.

- ey... - grazné - ¡ay! - dije cuando apretaron las esposas - ¡quien quiera que seas el alfa o el macho o el jefe, como sea, no tengo dinero así que... Me puedes dejar libre. Soy pobre - le admití aun si verlo. Se escuchó una risa amenazadora.

- quítale las venda - ordenó

- guau... ¿No paras de ordenar a personas, eh? - pregunté sarcásticamente.

Me quitaron la cosa esa y aclaré mis ojos ya que una luz de algún foco me daba directamente en los ojos. Al segundo en el que los acostumbré un muchacho de unos ¿veinte? Años estaba parado frente a mí con una sonrisa de satisfacción en el rostro. Era realmente apuesto. Tenía la piel bronceada, cabello negro perfectamente arreglado y cortado, cara cuadrada y mirada amenazante. La piel se me puso de gallina.

- bienvenida - abrió los brazos en señal de calidez. Miré a todos lados para darme cuenta de que estabamos en una bodega, y todos los hombres que estaban aquí tenían un arma en mano.

- ¿bienvenida? He sido arrastrada aquí... - le dije. El rió.

- ¿sabes? Raymond consiguió a una novia muy divertida - me elogió. Se me hizo un nudo en la garganta al recordar a Raymond.

- Raymond no es mi novio - dije fríamente, mire hacia otro lado para no mirar la burla en los ojos de aquel chico

- ¿encerio? Vaya, lastima. Haría mucho dinero, contigo.... - negó con la cabeza y sacó un cigarrillo

- ¿por que me tienes aquí? - le pregunté saliéndome de tema. El tomo una colada y sacó el humo lentamente. Al parecer tenía todo el tiempo del mundo.

- yo... Tengo unas cuentas pendientes con ....- me volteó a ver sobre su cigarillo - ....Raymond - me miró con el ceño fruncido como si le estuviera explicando a una bebé. Se rió a carcajadas pareciendo que le hubieran contado un chiste. - no... Lo sabee... - le dijo entre risas a los demás presentes.

Me tensé al instante. Secó una lagrima que se escapó de sus ojos.

¿No lo sé? ¿Que cosa?

- vaya, siempre pensé que me odiaba, pero no tanto como para no mencionarme ... Me siento herido, la verdad - admitió dramáticamente.

Entró en la bodega un muchacho de mi edad, acompañado de un señor con una pistola. Wow, son demasiadas pistolas como para escapar de aquí, no había ventanas. Es un lugar sin salida.

- hola, Max - lo saludó efusivamente - Max ella es Mackenna, Mackenna el es Max - nos presentó. Me acordé de Max Kennedy, aquel chico presumido buena onda hermano del hermoso niño con el que hice un castillo de arena. Sonreí.

- te estrecharía la mano pero este idiota me tiene esposada - le dije sarcásticamente. El sonrió.

- bien, ¿tienes lo que te pedí? - preguntó el chico alfa

- si - dijo con voz suave el niño - afuera están los demás

Los miraba con ojos como platos hasta que sacó una bolsa de marihuana. Oh dios. Jamas en mi vida había visto en persona esa planta... Sin embargo, la reconocí al instante por las películas y el tono verdoso amargo.

- excelente, Max - le dijo el alfa. El chico asintió y el alfa le hizo una seña a uno de los señores para que lo sacara.

- ¿que? ¡No! ¡Lo prometiste! - dijo desesperado el chico- ¡no puedes hacerme esto! ¡Traje lo que me pediste! ¡Nooo! - dijo antes de que lo jalaran atravesando hacia otra puerta, se escuchó un disparo y regresó el hombre solo con una mancha de sangre en la chaqueta. Las lagrimas de odio se acumulaban en mis ojos. No puede ser.

- ¡NOOOOOO! - grite con todas mis fuerzas - ¡¿QUE LE HICISTE?! - pregunté tratando de zafarme de las malditas esposas.

- lo que tenía que hacer... - contestó el alfa

- ¿lo que tenías que hacer? ¡Eres un idiota! - le dije

- si, he escuchado eso antes - me reprendió. Sus ojos eran fríos como el hielo; sin resentimientos, sin dolor, sin pesar.

- ¿quien eres tú? - le pregunté

El me miró con intensidad haciendo que lo mirara a los ojos.

- soy Daemon Crawford- hizo una pausa - el hermano mayor de Ray - me dijo - gusto en conocerte, Mackenna. Tu me ayudarás a conseguir que Raymond haga todo lo que yo le pida

Oh dios. Sentí como si me hubieran golpeado, y creo que eso sería menos doloroso. Lo miré a el y encontré en mi mente las imágenes de Raymond. La calidez en los ojos de Raymond, la frialdad de los ojos de Daemon, la sonrisa picarona de Raymond y la sonrisa malévola de Daemon.

No, no, no. No puede ser. No. El me dijo que su hermano y el...no se llevan bien. Demonios.

- ¿por que crees que el hará todo lo que quieras? El me odia- le dije

El sonrió sin humor. Se acercó a mí lo suficiente como para que nuestras caras estuvieran a centímetros, acarició mi mejilla lastimada.

- porque tu, Mackenna....Eres su debilidad -afirmó muy confiado de si mismo, se alejó de mí lo suficiente - y te quedarás aquí hasta que Raymond cumpla lo que prometió hace años. Y si no lo hace te mataré.

Todos los recuerdos se me vinieron a la mente como relámpagos. Los recuerdos que son Inolvidables.

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Bien, este es el final de la primera temporada.Espero y les haya gustado. Gracias por comentar y votar. Les avisaré cuando subo la segunda temporada. Ustedes son mi inspiración de seguir escribiendo. Me gustaría saber su opinión, comentarios, sugerencias acerca de la primera temporada, les agradecería bastante.

Les pediré un favorsososososooote, si pueden recomendar esta novela a sus amigos, amigas, primos, tías, vecinos, hermanos, hermanas, lo que sea, se los agradecería bastante. 🙏

Los quiero, Aída. 💋

Inolvidable | Temporada 1| [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora