Trabajo.Capitulo 34.

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- buenas tardes, Vinny - lo saludé. El miró sobre su hombro y me examinó.
- bien, hola. Mackenna - checó su celular -llegas justo a tiempo - me elogió. Señaló a un chico- ves a ese chico, dile que eres nueva y que te enseñe tu uniforme - me ordenó. Miré al chico que me miraba y lo reconocí como el que nos atendió la vez pasada. Kevin.
- hola, chica. ¿Eres la nueva? - preguntó amablemente. Su cabello rubio estaba acomodado pulcramente, su uniforme estaba acomodado perfectamente, sus ojos cafés me miraban con curiosidad y su sonrisa me transmitía bienvenida.
- si, soy Mackenna McDay - le tendí la mano y el la estrechó
- bien soy Kevin Simpson - se presentó
- dijo Vinny que me enseñaras mi uniforme, o algo parecido
- si, tu uniforme esta listo - sonrió como si tuviera una broma privada
- ¿que pasa? - fruncí el ceño. Se ruborizó un poco.
- lo siento, es solo que me imaginaba a alguien diferente - me tendió un uniforme muy, muy grande
- oh... - dije mientras lo extendía enfrente de mi. Podían caber dos yo ahí dentro.
- si, May y yo hicimos una apuesta - torció la boca - perdí
- ¿hicieron una apuesta acerca de que tan gorda era? - le pregunté sacudiendo la cabeza.
- ¡Kevin, deja de ligar! - se oyó un voz al otro lado del mostrador. Miré y una chica con cabello me miró con ojos como platos, dejó a la mesa a ala que estaba atendiendo y se acercó a nosotros. - ¿eres la nueva? - preguntó. Asentí. - ¡JA! Te gané Kevin - sacó la lengua - gusto en conocerte soy Maine, pero todos me dicen May
- ¿como Maine...?
- si, mis padres vivían ahí... Asi que.. - mostró su disgusto
- es un nombre lindo - le dije
- gracias. Ahora eres mi favorita - me abrazó y le sacó la lengua a Kevin, el rodó los ojos y pareció no importarle. - toma - fue a un casillero y sacó un uniforme de mi tamaño - es mío, no hay problema. Puedes usarlo.
- ¿encerio?- le pregunté
- encerio, ahora tómalo y vístete - me ordenó
- bien - fuí al baño y me lo puse. Era muy a mi medida, May y yo parecíamos tener el mismo cuerpo. Salí para toparmelos a los dos con sus respectivas mesas. Los observé, no era una rutina ni algo que no pudieras hacer; hola, bienvenidos ¿que les puedo ofrecer para tomar?, ¿cual fue su pedido?, nada que no pueda manejar. Unos clientes entraron y yo fuí con toda la valentía y quitando el nerviosismo de mi cuerpo.
- hola, bienvenidos ¿que les puedo ofrecer? - les pregunté.
Era una familia, pidieron una pizza de peperoni y jugos de naranja con coca cola light.
- no sabe si va a venir el chico que canta - preguntó lo que supuse que era la mamá. Levanté mi vista de lo que estaba anotando y sacudí la cabeza en negación.
- no, me temo que no tengo esa información - le dije y fuí a entregarle la nota a May.
- woow, ¿ya atendiste a alguien? - me preguntó con asombro mirando la nota.
- si, es algo sencillo - le dije encogiéndome de hombros
- eres una alumna rápida - me guiñó un ojo. Ella era bonita, su cabello negro hecho en una coleta dejaba sus pómulos perfectos al descubierto, sus labios estaban pintados de un rojo intenso y se veía amable, asi como lo era. - ahora podré descansar mas... - suspiró dramáticamente
- espero y no... - le dijo bufando y chocandola en el hombro juguetonamente.
- oh, chica. No me conoces. - me dijo.

Terminé mi trabajo con dolor en los pies. Me cambié de ropa y le prometí a May traerle el uniforme limpio.
- no hay problema - me dijo ella - puedes quedártelo mientras consigues uno de tu tamaño, ya que, no eras obesa a como decía Kevin - lo miró con negacion y sacudió la cabeza.
- si, lamento eso de nuevo - se disculpó de nuevo
- oye... Me gustaría poder complacerte, espero no comer tanta pizza aquí como para quedar de ese tamaño - bromeé. Ambos rieron. - bien, me tengo que ir son las once y media. Wow, aquí si aprovechan el tiempo ¿eh? - saqué las llaves y me salí. - ¡hasta luego! - me despedí

Pisé el acelerador mientras dejaba que las llaves del apartamento me miraran, burlándose de mí.

Me bajé del auto con mi mano temblando, la moto de Raymond estaba, así como el auto de Jack. Bien, habían llegado con bien, sin embargo no había ruido, no se escuchaban voces o alguna señal de visa inteligente, y, eso me daba miedo.

- ¿hola? - pregunté abriendo la puerta. Solamente se escuchaban mis pasos. Había una mesa rota como si se hubieran caído encima, había una cerveza tirada en el piso. Y una caja de cigarrillos, probablemente de Raymond. - ¿Jack? ¿Raymond? - pregunté caminando.

Tal vez están dormidos porque llegaron cansados, pensé.

Me fui a la habitación de Jack y puse una oreja en la puerta, se escucharon unos ronquidos. Estaba dormido, definitivamente. Fuí confiadamente al cuarto de Raymond confiando en que estaría dormido. Claro, tener un día así y salir a tomar un trago te debe de dejar agotado, ¿cierto?.

Abrí al puerta y con lo que me topé no era nada parecido a lo que hubiera imaginado. Era cien veces peor.

Inolvidable | Temporada 1| [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora