Montaña Rusa. Capitulo 45

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Me imaginaba que el lugar sorpresa sería una taquería o un puesto de hot dogs pero mientras conducía cada vez mas lejos, veía a mas y mas personas y nos acercabamos a la costa.
- ¿a donde vamos? - le pregunté por decima vez. El sonrió de la misma forma y siguió mirando para enfrente. Suspiré. - ¿sabes? No es justo - le dije
El se rió. - ¿que no es justo?
Lo miré mientras conducía y cuando el sintió mi mirada me miró por unos segundos. Olvidé mi capricho y me acordé de algo.
- ¿te hice algo malo ayer? - le pregunté en modo serio
Eso lo dejó sin habla.
- se que a veces digo cosas locas y así pero ... Te ví tan serio ayer cuando saliste de la enfermería que me pregunté eso
El me miró con incredulidad.
- deja de mirarme así, Raymond - me crucé de brazos y lo regañé
- lo... Siento.... Es solo que... ¿Estas preguntándome si, tu hiciste algo? - me preguntó de vuelta. Refunfuñé en el asiento.
- si, eso pregunté - le dije
Eso le dió el motivo para una sonrisa y miró para el frente.
- no recuerdas lo que te dije aquel día que fui a tu habitación... Te dije que tu jamas tendrias la culpa de algo. - me recordó. Asentí por que lo redordé.
- eso no es cierto, a veces puedo tener la culpa...
- no lo puedo imaginar, tu eres tan dulce, inocente que no puedo imaginarmelo...
Fruncí el ceño.
- no soy inocente... - le repliqué
El me miró de reojo, asintió y sonrió. Por fin estacionó en un lugar vacío cerca de la costa.
- ¿que hacemos aquí? - le pregunté mirando a todos lados.
- vamos a la feria
Me alarmé al instante.
- ¿feria?
- si, feria - salió del auto y me abrió la puerta. Ese acto me pareció extrañamente romántico y dudaba mucho que el lo hiciera con todas las chicas con las que de folla, lo miré con duda y entrecerré los ojos.
- ¿pasa algo?
- ¿haces esto con todas las chicas? - le pregunté, me callé porque me escuché muy descortés, pero el no pareció darse cuenta.
- por supuesto que no hago esto con todas las chicas - pareció ofendido.
- ¿entonces por que lo haces conmigo?
- creo que habíamos dejado en claro hace un tiempo que tu no eres "todas las chicas"
Me ruboricé un poco y salí del auto con una estúpida sonrisa en el rostro.
- ¿tan rapido pusiste el otro dije? - levantó una ceja y me miró con superioridad.
- bajale al ego, Raymond...
- era una receta bastante elaborada
Asentí y el sacudió la cabeza. - necesito hacer desayunos deluxe mas seguido - prometió, yo me reí y lo miré con calidez. - ¿crees que no puedo hacer el mejor desayuno de tu vida? - preguntó levantando una ceja
- no, la verdad no - le respondí
- ¿estas retándome?
- creo que sí
- bien, algún día te sorprenderé - juró, pero al mismo tiempo me advirtió.

Una fería se extendía por la playa, era la feria soñada por cualquier persona, estaba en la playa y podías ver las olas... La rueda de la fortuna, los carritos chocones, los payasos, los algodones de azúcar, la montaña rusa...
- ¿que pasa? - preguntó cuando miré a lo lejos la montaña rusa con miedo.
- nada, yo... Er...es ...una... - señalé. El se reiría de mí, sin duda alguna pero no me subiría a esa cosa mortal. El me miró con duda pero con la mirada me exigía respuestas - yo le tengo miedo a las montañas rusas, Raymond - confesé mirando al asfalto, mis mejillas se ruborizaron y me sentí como una débil.

- no te avergüences, M&m - me dijo, y al ver que no lo miraba a los ojos, el ahuecó cada lado de mi cara y me obligó a verlo. Su expresión era serena, una paz y tranquilidad especial, sin juzgarme sin decirme absolutamente nada, sus ojos no eran la típica diversión irónica con la cual la mayoría de las veces me saca de quicio, ahora era Raymond Crawford, no el egocéntrico, presumido, malhumorado Raymond Crawford.
- ¿le tienes miedo a las montañas rusas, M&m? - preguntó. Asentí y unas lagrimas me vinieron a los ojos. - no llores, M&m, nos podemos ir si quieres....
- ¡no! Yo... Estoy bien... Yo... Muchos recuerdos me vienen a la mente... Yo... Ella... - le dije y me arranqué a llorar. El me abrazó sin decir nada y yo hice lo mismo.
- tranquila, todo estará bien... Yo te protegeré - prometió y eso me tranquilizó de una manera muy reconfortante - ¿quieres hablar de ello?

Lo pensé por un momento, a el se lo debía, le debía mi sinceridad porque el ha hecho todo lo posible por dármela. Es lo menos que puedo hacer.
- yo, tenía una... Compañera, no era mi amiga pero de alguna forma la quería... En Nueva York, donde vivía antes... - sorbí por la nariz y alejé los pensamientos - era un verano, tenía dieciseis años y no pensábamos en lo peligroso, me imagino que nadie de ahí lo pensó, mucho menos nosotras dos... Había una montaña rusa muy famosa "Exterminador" - me reí sin humor - bonito nombre ¿no?, en fin... Me escapé de casa, ya que era muy de noche...- sacudí la cabeza- Nos subimos pero ella le tenía demasiado miedo a las montañas rusas, al final la convencí y nos subimos ella dijo que iría al baño, pero nunca volvió - me limpié las lagrimas - la encontraron muerta en la montaña rusa... En uno de los vagones. Nadie supo quien la mató... Pero siempre lo tomé como una advertencia para mí, se que suena loco pero asi es como son las cosas - me encogí de hombros y el besó mi cabello. No dijo nada - ¿no te reirás de mi?

Sentí que su barbilla negaba con la cabeza.
- vamos a caminar, M&m - dijo y me agarró de la mano. Se que alomejor sonaba loco, incluso para mi lo hacía, sin embargo JAMAS en mi vida le había contado esto a nadie, ni siquiera a los psicólogos, siempre les decía que estaba bien, claro, hasta que mis padres me regañaron y me obligaron a decirles lo que había pasado. Les conté una historia ficticia, ellos la creyeron, la policía lo creyó y me dejaron en paz.

Personas pasaban por los dos lados, íbamos en dirección a la de la feria y eso me hacia sentir algún tipo de inquietud. ¿Que pensarían las personas si nos vieran a nosotros, juntos, solos, agarrados de la mano dando un paseo por la playa?

Novios. Definitivamente novios.

Si fuera la chica que acababa de entrar al instituto, eso me habría importado, tal vez le hubiera dicho algo, o me hubiera alejado simplemente de el, pero no lo hice, ahora era diferente... Las cosas no parecían románticas entre nosotros dos, solo parecía algún tipo de reconfortacion...
- lamento si te asusté - le dije cuando el miraba para enfrente con el ceño fruncido.
Negó con la cabeza y se dignó a mirarme.
- por supuesto que no, tu siempre puedes contarme lo que tu quieras
- si, pero si quieres podemos ir a la feria...no hay problema...
- no, M&m. Me gusta estar así. - me confesó
- a mi igual... - le dije.

Caminamos por unos momentos y no había palabras suficientes para describir como me sentía, mi pecho se desbordaba, mi mano se sentía caliente y con chispas. Jamas había sentido algo como esto.
- ¿como sabias que quería venir al muelle?- le pregunté levantando una ceja. Eso lo había pensado desde que llegamos, no era coincidencia, yo le había dicho a esta Cassidy que quería venir, pero después pasó lo de Jack y su confesión, ella ha se estar emocionadisima.
Raymond me miró con cara de sorpresa.
- ¿como sabes que no fue idea mía? - preguntó. Rodé los ojos.
- hablé con Cassidy de esto hace unos días... - me encogí de hombros
- considéralo una felicitación...
- ¿felicitación? - le dije confundida
- si, recuerdas que te dije que necesitaba hacerte algo porque ya no tuviste pesadillas - me recordó.
- oh, si... Mm... Sobre esoo... - lo miré y le dí una sonrisa débil - he tenido pesadillas...
Levanto nuestras manos y acarició mi mejilla.
- ¿desde que dormiste en... - su mandíbula se desniveló y sus ojos se hicieron cada vez mas oscuros
- si, desde esa vez... Solamente que... - agaché mi cabeza y el se rió.
- ¿que? ¿Que pasó? - me alentó
- ayer que dormí contigo... No tuve pesadillas, Raymond
Una sonrisa engreída apareció en su cara.
- ¿soy así de increíble? - preguntó. Lo golpeé juguetonamente en el brazo y el rió aun mas. - woow, tranquila preciosa
- no me digas preciosa... - le repliqué
- bien, lindura - dijo de adrede
- callate, Raymond
Sacudió la cabeza divertido.
- eres un idiota - le dije
El se rió majestuosamente, y sus ojos se fueron aclarando. Se fijó en mi otra mano e hizo una mueca.
- necesito darte lecciones de box - dijo aun pensativo
- ¿por?
- solo por precaución - dijo rápidamente
Me encogí de hombros.
- ¿para golpearte mejor? - le pregunté sarcásticamente
- si, aunque... También podrías pegarle a Will... - se encogió de hombros casualmente y lo golpeé de nuevo - es una sugerencia - dijo inocentemente
- claro, una sugerencia - le dije yo.

Inolvidable | Temporada 1| [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora