🐰Nueve🐣

1.3K 148 78
                                    

Ya había pasado una semana.

Una semana donde Jungkook se había vuelto adicto a aquellas bebidas que robaba por las noches en aquellos lugares poblados de gente en busca de diversión, donde los demás iban a divertirse entre bailes, sexo, drogas o alcohol hasta perder la consciencia, entre medio de un mar de gente que puede que conozcan o puede que no.

Un lugar con un millón de historias que contar.

Desde jóvenes que salían para sentirse libres de sus responsabilidades adultas, niños que se escapaban de su casa con aquella boba ideología que ya eran niños grandes para disfrutar de cosas así, desde adultos que se cansaban de la misma rutina diaria y pensaban que perdiéndose entre algunas prostitutas, alcohol y droga podría ayudarlos a superar la monotonía, hasta viejos que salían solamente para poder aumentar su ego y pensar que seguían jóvenes, o quizás porque su esposa no le daba con aquel gusto que de jóvenes tenían.

Había un millón de historia en cada uno de los rostros que, posiblemente, Jungkook no recordaría ni uno al otro día.

Pero ahí se perdía. Jungkook sin esos lugares posiblemente no estaría donde está ahora.

Llegaba borracho al lugar donde consideraba su hogar temporal y no dormía hasta que JiMin se tuviera que ir de la mano de Taehyung a su escuelita.

Sí, Tae se había encargado de llevar al pequeño a su escuelita todos los días por la mañana y ya Jungkook se encargaba de buscarlo a la salida cuando ya su alcoholismo pasaba y se encontraba decente como siempre.

El alcoholismo en su sistema comenzaba a ser constante. El tomar y tomar hasta querer desmayarse y no poder más con el peso del día. Era común en aquellos días, simplemente Jungkook ya no sabía cómo alivianar su dolor, así que buscaba la salida más fácil:

Olvidarse de su presente entre sustancias.

Y una parte de su interior sabía que tomar no lo ayudaría a que los dolores pasaran para siempre ni que todo lo malo se fuera, pero simplemente no podía hacer algo más, se sentía inútil, impotente.

Los robos no paraban y Jungkook sacaba sin disimulo cada billetera y se retiraba del lugar como un conejo, a veces hasta follaba con brusquedad algunas mujeres y luego se retiraba. Era un asco total, pero nadie le podría comprender.

Por las noches podía escuchar como su pequeño niño sollozaba por el frío, lo oía claro entre sueños como hacía aquellos pequeños sonidos donde sus dientes chocaban entre ellos mientras se retorcía en su lugar, haciéndose bolita buscando algo de calor, abrazando su cuerpo para pasar aquel sentimiento frío.

Jungkook no lo abrazaba ni se metía a la cama con él por temor a que pudiera oler su cuerpo lleno de perfume ajeno o su boca con aquel aroma alcohol. Estaba hecho un desastre y su pequeño no merecía un desastre como él. Su pequeño no merecía tocar un cuerpo lleno de alcohol, quizás marihuana y varias manos que aún podía sentir recorriendo su piel.

Pero no había algo concreto que podrían hacer para que todo cambiase y volviese a una mejor realidad, o algo muchísimo mejor.

JiMin se encontraba sucio, más Jungkook no quería darle un baño al aire libre porque podría enfermarse. O al menos así decía él. Mark se había ofrecido a darle un baño de agua caliente, podía, JiMin podía entrar en un barril y bañarse con agua tibia, más Jungkook no quiso eso.

Las ojeras que tenía Jungkook eran muy notables que daban cierto miedo, JiMin quería llorar porque todo salía de mal en peor.

Su Hyung estaba cansado, lo notaba muy bien, él también estaba cansado de no poder dormir muy bien por las noches por el frío, pero no quería quejarse y solamente quería mantenerse con una amplia sonrisa, ante todo, porque así se lo dijo su hermano mayor una vez. Que no importara donde estarán, siempre se mantuviera con una amplia sonrisa y todas las penas desaparecerían. Porque con su sonrisa va a poder derretir aquel glacial de problemas que se le iba formando cada vez más.

Todo por él [Yugkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora