🐰 Treinta y seis 🐣

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Jungkook.

- ¡Damas y caballeros! ¡Les tengo aquí al espectáculo más impresionante que verán en toda su vida!

Estaba a casi nada de cumplir un mes en el bar. Tantas cosas habían pasado que ni siquiera sabía por dónde empezar. Problemas, llantos, discusiones, soluciones. Lo único bueno de todo este desastre es que mi amistad con JiHyo se hizo más intensa.

No sé exactamente si llevo dos o tres semanas en el bar, pero en ese lapso de tiempo mi relación con los demás aumentó, principalmente con la pequeña princesita bailarina que alegra la noche y roba corazones de muchos hombres.

Aquella canina de adorable sonrisa; JiHyo.

No sé cómo pasó o que hizo ella en mí, pero no puedo evitar sonreír cuando estoy a su lado. Realizo un montón de tonterías y a veces hacemos travesuras juntos, somos como un par de niños recorriendo nuestro patio de juegos, o un dúo super dinámico que jamás se le agota la pila. No obstante, ella es la que me incita hacer todas las cosas que hago.

Se volvió un pilar importante en mi que me levantó solo con su presencia, positivismo y una hermosa sonrisa. Todavía me dolía el hecho de no poder ver más a mi pequeño ángel, pero JiHyo me ayudó muchísimo sin darse cuenta.

Me hace pensar en que de seguro JiMin debe estar feliz viviendo la vida de lujos con su padre, como siempre debió ser.
Ya me lo imaginaba fuerte, guapo, y como un gran artista al pasar de los años. A pesar de que me doliera dejarlo, recapacité que era lo mejor para él, para mí y por obvias razones, para el Señor Kim y la parejita que se hicieron sus amigos.

No importa las noches que me la pasé sollozando pidiendo a gritos sus abrazos o su voz llamándome, porque sé que no volverá, y yo tampoco tengo el valor de correr a su lado otra vez.

Hay algo que no me dejaba salir y arrancarlo de los brazos de su padre, y ese algo es el pensar en su felicidad y bienestar.

Aunque suene un poco loco y bastante contradictorio de mi parte, mi primordial misión siempre fue hacerle sonreír. No importaba si me lastimaba al hacerlo o realizaba algo que no me gustara, siempre me gustaba verle reír, porque su sonrisa era lo que me hacía sentir satisfecho con mi vida, es un tesoro para cualquier persona, una estrella brillante que viene a darte de su luz, viene a iluminarte el camino a casa.

Así lo había catalogado yo.

JiMin era una estrella que vino en un momento de mi vida que estaba, en cierto punto, destrozada sin saberlo, con su luz puso mi mundo de cabeza y me enloqueció.

Me enamoré de esa luz, me enamoré de lo que era, y por años pensé que no quería que fuera vista por alguien más, no quería alejarlo de mi lado, quería que fuera solo mía.

Su luz me iluminaba y me hacía querer más y más de ella, solo para satisfacerlo a él. Como un plebeyo cumpliendo mandados para su rey. JiMin era ese rey, era mi rey, y yo hubiera hecho lo imposible con tal de que él fuera feliz, que estuviera sano, a salvo y con su sonrisa amplia iluminando mi camino.

A pesar de que el costo para su felicidad ahora fue dejarlo ir, rompiendo la promesa que de pequeño le había prometido. ¿Qué más daba?

Una promesa con palabras tiradas al aire en uno de los peores momentos de nuestras vidas no podría significar más unas palabras de ánimos. Si tan solo lo hubiera dejado ir desde un principio ni siquiera le hubiera prometido eso, no debía torturarme más.

Rompí mi promesa, pero sé que JiMin debe madurar y comprender mis razones por la que hice eso. No sé cuándo será o cómo seguirá todo, pero estoy seguro de que algún día nos volveremos a ver, JiHyo me hizo entender eso.

Todo por él [Yugkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora