🐰Veintitrés🐣

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- ¡Nos vemos Osito-Hyung! ¡Suerte! -sonrió el infante. El sonrisita de conejo asintió mientras miraba como el lujoso auto del Señor Kim se iba por el camino hasta desaparecer de sus vistas.

- Bien~, a jugar. -sonrió el mayor

- Cierto ¡Andando Kookie-Hyung! -el infante comenzó a estirar del brazo de su Hyung corriendo por todo el verdoso jardín.

Por fin estaban solos.

Resulta que el Señor Kim le llegó una llamada respecto a una reunión muy importante, así que dejó a ambos de sus menores en un parque de juegos, donde podrían estar hasta que él terminara y así volver por ellos.

- Voy, voy. Tampoco te emociones mucho, después de todo estaremos mucho tiempo aquí. -El infante asintió y dejó de correr.

El parque era enorme y no había ningún avistamiento de niños para que JiMin pudiera jugar con ellos. En esta ocasión JiMin tenía su mochilita de patito en su espalda y estaba bien abrigado, aunque sin tanta ropa así le fuera sencillo el correr o moverse.

- ¿Dónde iremos primero? -JiMin puso sus deditos en su mentón, como si estuviera a punto de decidir algo importante.

Jungkook por fin olía aire fresco de la mañana, llevaban casi una semana viviendo con el Señor Kim y, sin mentir, comenzó a disfrutar el estar allí, era el hogar que JiMin merecía.

Pensó que sería mejor dejar su miedo de lado, especuló que eso solo le traería angustias trayendo consigo momentos perdidos con su pequeño.

Así que se encargó de disfrutar esos días. Jugar con su niño sin miedo a que el Señor Kim se enterara de algo, a hablar con el empresario con normalidad, sin tener temor en que su voz pudiera detonar alguna palabra innecesaria y esa fuera la razón por la que los echara.

Los tres se habían encariñado entre sí.

JiMin disfrutó el tener a su hermano mayor de vuelta, aquel que sonreía y jugaba con él, lucido y feliz, el que ya no le causaba miedo por sus ojeras y rostro muerto, el que no fingía sonrisas ni le hablaba sin ganas.

YuGyeom se sentía bien también, aliviado. Su vida había dado un giro inesperado, y disfrutaba estar con aquellas dos personas que ahora consideraba "sus favoritas".

Aquel chiquillo que para él era un ángel y su "hermano mayor" que era la persona más hermosa que sus ojos podían volver a ver.

Jungkook se sentía perfecto, disfrutaba pelear con el empresario y volver a ver aquellas sonrisas enormes en su pequeño. Sentir su cuerpo liviano, como si todo lo malo hubiera pasado. El disfrutar sentir nuevos sentimientos y poder descargar su insatisfacción en la noche.

Porque sí, Jungkook no dejó de salir.

Se escapaba a sus bares a la noche, pero esta vez ya no se vendía, esta vez disfrutaba follar con cualquier persona que encontrara que pareciera bien dotado.

A Jungkook siempre le gustó eso desde que supo que el sexo se podría disfrutar también.

Una noche vagó por calles iluminadas hasta parar en un bar nocturno con música alta y repleta de personas que fingían quienes eran normalmente. Desde allí tuvo una noche placentera con alguien que tenía unos cuantos años más que él y con afrodisiaco de por medio.

Desde allí, se prometió volver.

Jungkook nunca estaba satisfecho con todos los hombres a su alrededor y siempre quería más.

Aunque no lo admitirá, pero desde entonces, y en diferentes camas no podía evitar el gemir en voz baja el nombre de aquel empresario que había robado parte de su corazón, anhelando que él fuera el que estuviera allí consigo.

Todo por él [Yugkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora