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Los minutos se arrastraron y Star al fin miró a su tía.

—Creo que nunca.

—Pues díselo.

— ¡No puedo! No puedo acosarlo y gritarle: "Marco, te amo, no quiero divorciarme de ti". No después de todas las veces que insistí en que eso era lo que yo deseaba.

—Pecas de orgullo —diagnóstico Etheria.

—Quizá —Star colocó la taza sobre la mesita del café. No lo haría, por la razón que fuese—. Pero he convertido en un lío todo esto y debo salir del embrollo de alguna manera.

— ¿Piensas ser feliz de ese modo? —preguntó su tía.

—Ya me repondré —afirmó, a la defensiva.

El silencio se prolongó durante minutos interminables. Etheria bebió su té, mirando la tristeza de su sobrina. Al fin tomó aliento.

—Nunca hemos sostenido una relación profunda, Star. Yo no soy una persona cálida, a diferencia de tus padres. Ellos se amaban muchísimo. Me apenó perderlos al mismo tiempo. Tú eres lo único que me queda ahora.

—Lo sé —Star captó el amor que le profesaba su tía. Hizo todo lo que pudo por la sobrinita huérfana que el destino dejó a su cuidado. Nunca se casó, nunca tuvo hijos. La joven sintió que su corazón se estremecía. ¿Su vida sería igual? ¿Sin siquiera una sobrina que la acompañara?

—Permíteme decirte algo, Star, algo que no muchas personas saben. No siempre fui la solterona que conoces. Alguna vez me consideraron bonita... era no tan hermosa como tú, pero sí incitaba a los hombres a volverse para verme —Etheria colocó su taza cerca de la de Star. Dobló la servilleta en su regazo, con precisión—. Un muchacho me cortejaba. Era guapo y agradable, pero pobre. Pobre con la ilusión de realizar grandes sueños. Su familia tenía un apellido común, de poco linaje para una Butterfly de Boston. Así que rechacé a mi admirador y él se fue —Star observó a su tía. No sabía que había tenido esa oportunidad de ser feliz—. Progresó. Se abrió camino en la investigación electrónica, que en aquel entonces era un campo completamente nuevo. Varios años después me llamó, quería que charláramos para recordar el pasado. Dije que no. Todavía me arrepiento de mi negativa. Lo he extrañado cada día que he vivido, maldiciendo a mi tonto orgullo que me obligó a rechazarlo. Oí, unos años después, que se casó y se mudó a California. Creí que mi corazón se rompería en pedazos. Fui una tonta. Si viviera de nuevo, jamás lo rechazaría. No dejes que un orgullo absurdo arruine tu vida, Star. Si Marco no te llama, hazlo tú. Arriésgate, quizá recibas a cambio una enorme felicidad.

— ¿Y si no cede?

—Te quedará el consuelo de saber que lo intentaste, que hiciste todo lo posible y las cosas no resultaron. Pero si no tratas, siempre te preguntarás que habría sucedido y ese es un peso agobiador sobre los hombros. Te lo advierto porque lo he cargado durante décadas.

Star no replicó. A su tía debió costarle mucho trabajo contarle su historia. La estrechó con ternura. Quizá la mañana siguiente encontraría el valor para acercarse a Marco.

— ¿Cuánto tiempo piensas quedarte? —interrogó a la anciana.

—Si sólo tienes un dormitorio, no permaneceré muchos días —respondió, revisando el apartamento—. ¿Dónde me instalarás?

—Te cedo mi cama; yo dormiré en el sofá.

—Podría hospedarme en un hotel.

—No, quédate conmigo. Será diferente de lo que estás acostumbrada, pero ampliará tus horizontes.

Star le sonrió a su tía, tratando de imaginársela comiendo pizza o jugando voleibol. No pudo. Sin embargo, la presentaría a sus amigos y ya vería lo que pasaba.

Mientras cenaban, Etheria puso a Star al corriente de los últimos acontecimientos en Boston. La joven la escuchó a medias, pensando en la historia de la anciana y en su creciente deseo de hablar con Marco.

— ¿Oíste algo de lo que te conté? —preguntó Etheria.

Star parpadeó y miró a su tía, avergonzada.

—Creo que no, estaba...

—Ya sé en lo que estabas pensando o, más bien, en quién. Solías soñar despierta cuando él te cortejaba.

—Soñar despierta qué término tan pasado de moda —se río la chica.

—Pero acertado. Y Marco también es un poco anticuado. Me pidió permiso para enamorarte.

—Nunca me dijiste —se sorprendió Star.

—Se lo negué —confesó Etheria—. No creía que tuviera suficiente dinero para casarse con una Butterfly, era tu mejor amigo pero eso era lo unico que le permitiria. El me prometió que haría lo que fuera necesario para conquistarte. Y resultó muy bien. Se forjó una fortuna mientras acababas de estudiar. No sé cómo lo logró, pero poco después me llevó a conocer su mansión. Digna de una Butterfly. Entonces le di permiso de cortejarte. Estaba loco por ti, Star.

—Nunca me gustó esa casa —comentó ella, soltando el tenedor.

— ¿A qué te refieres? Es una joya arquitectónica.

—Exacto. Pero no un hogar. Pensé que Marco la había heredado.

—No. La compró para asegurarme que te proporcionaría el estilo de vida al que estabas acostumbrada.

—Iré a verlo esta noche —anunció Star, asombrándose a sí misma. Su corazón se conmovió por ese muchacho que había hecho tanto para demostrarle a su tía que era digno de la mujer que amaba. Al menos le diría que apreciaba su esfuerzo.

Star tomó una ducha y se arregló con esmero.

Satisfecha, se reunió de nuevo con la anciana.

— ¿Estás segura de que no te importa quedarte sola la primera noche que pasas aquí? —preguntó.

—Desde luego que no. Me acostaré temprano y ya me contarás mañana cómo te fue. Estás muy bonita, Star.

—Gracias, tía Etheria. Y gracias también por venir—añadió, abrazándola.

Con el corazón suspendido de un hilo, Star caminó hacia el hotel. Tenía miedo de que Marco no quisiera hablar con ella y tampoco sabía cómo abordarlo. Esperando que algo se le ocurriera, continuó caminando. De seguro encontraría las palabras adecuadas al verlo.

El aire tibio de Key West le acarició la piel. Las cantinas de la calle de los turistas estaban iluminadas y se escuchaba música en todas ellas.

Nadie contestó cuando llamó a la puerta de la habitación. Esperó un minuto y llamó de nuevo. Nada.

Revisó el corredor. Quizás había salido con Mishelle, Era una tonta. ¡El ya tenía a alguien que la reemplazara! Debía aceptarlo y renunciar a Marco.

Las palabras de su tía repicaron en su cerebro. Tal vez nunca reuniría de nuevo el valor suficiente para confesarle la verdad a su esposo. Era esa noche o nunca.

Tomó aliento. Usó la llave maestra y se deslizó dentro del cuarto. Esperaría a su marido y hablaría con él esa misma noche. Sólo rogaba para que al regresar no lo acompañara Mishelle









Hey! ¿como están? Espero que bien;ya estamos a dos capítulos del final,vayanse preparando por que no habrá epilogo:D 

~Babaaaay<3

Vuelve a Mi||Starco||TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora