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Star sabía que él no cesaría hasta lograr lo que se proponía. Si aceptaba cenar con Marco podría probarse, de una vez por todas, que sabía cuidarse a sí misma y mantenerlo a distancia.
—Me parece bien, pero no aquí. Aunque el hotel trata de que sus empleados complazcan a los huéspedes en todo lo posible, eso no incluye que convivan con ellos —sonrió al asaltarla una idea absurda—. ¿Cenamos pizza?

—De acuerdo —replico el

—Nos encontraremos en el vestíbulo —te dijo y miró en el cuarto contiguo. Marco la observó hasta que ella cerró la puerta.

Era la última persona que esperaba ver en Key West. Aunque sabía que su marido nunca había querido que se fuera de la casa, no esperaba que la siguiera. Antes de abandonarlo, ella le dejó una carta para explicarle sus razones, pues resultaba imposible que la escuchara. Los negocios siempre ocuparon todo el tiempo de Marco. Y ahora, ¿al fin encontraba un momento para dedicárselo a su esposa?, pensó enfadada. ¿De qué hablarían esa noche?

Empezó a inquietarse por haber sugerido que cenaran pizza. ¿Qué tal si alguno de sus nuevos amigos estaba en el mismo restaurante? No les había dicho que era casada. ¡Debió negarse a aceptar esa invitación! ¿Por qué había accedido?
Porque quería hablar con él. Averiguar por qué parecía tan cansado... ¿Estaría enfermo? Ese instante de nostalgia amenazó con engullirla.

Estuvo preocupada durante todo el día, resignándose al fin a lo que sucedería. Al terminar su trabajo regresó caminando al pequeño apartamento de alquiler donde vivía.
Dobló una esquina. Una enredadera trepaba por la pared de una casa de muros encalados. Esa amplia y tranquila calle la atrajo desde un principio y por tal razón decidió vivir allí.

Abrió la puerta del apartamento y contempló los muebles de segunda mano, contenta. Los había comprado en ventas de garaje y ella misma los tapizó con una tela de color azul y blanco para coordinarlos y formar un conjunto. De esa manera logró que el apartamento tuviera una atmósfera acogedora.

Su estilo de vida en Key West era totalmente opuesto a la opulenta existencia que llevaba en Boston, pero no la extrañaba. Quizás el dinero no contribuía a la felicidad de las personas. Marco no tenía otro interés en la vida aparte de su trabajo y adquiría objetos materiales no por el placer de atesorarlos, sino para impresionar.

Y ella misma no había sido dichosa. Amaba y recordaba a sus padres, que lastimosamente habían muerto en un accidente. Al morir sus padres cuando era adolescente, fue acogida por su tía abuela Etheria, la educo en toda la ostentosidad, aprisionándola en el elegante esplendor de una casona bostoniana, pero jamás le permitió olvidar que al ser una Butterfly debía comportarse como tal y debia hacer sentir orgullosos a sus padres estén donde estén. Al casarse, Marco suplantó a su tia, apartando a Star de la vida real y metiéndola en un capullo para protegerla. Así que jamás se había preocupado por aprender a ganarse la vida, hasta que se liberó de sus ataduras y decidió empezar de nuevo.

Sacudió la cabeza para apartar esos pensamientos lúgubres. Debía seguir adelante y concluir el procedimiento de divorcio que había iniciado. Sin duda el fallo estaba próximo, pero lo discutiría con Marco esa noche.
Se puso un traje de baño para encontrarse con sus amigos. Irían a bucear cerca de esas playas de arena blanca, suave, bordeadas de cocoteros.

Vuelve a Mi||Starco||TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora