Azor estaba sentado encima de una chimenea. Desde ahí podía observar las calles sin tener que bajar y ponerse en peligro. Sintió un cosquilleo por la espalda y se lamió su lomo lleno de cicatrices, intentando calmarse. No importaba que tan a salvo estaba, sabía que Ellos nunca lo dejarían solo, que algún día, lo llevarían a su muerte. Lo único que podía hacer era seguir lavándose, intentando ahuyentarlos.
Observó en silencio a dos gatos que parecían estar cazando a un ratón. Parecían disfrutar la compañía del uno al otro. Azor suspiró. Verlos tan felices hizo que se sienta un poco celoso. Al fin y al cabo, él nunca había sido así con nadie, ni si quiera con su propia madre. Ningún gato podía comprender los extraños "ataques" que sufría de vez en cuando. Había espantado a cualquier gato que conocía, y se había rendido hace mucho tiempo.
Se levantó y se sacudió. El también debía cazar, sin importar que tan peligroso podía ser. Pero entonces vio a los perros que acechaban por la calle. Iban directamente hacia los dos gatos de abajo, solo era cuestión de tiempo antes de que los vieran. Azor intentó gritar, advertirles-
Pero entonces llegaron Ellos.
No los podía ver, ni oír, ni oler, pero los sentía. Los sentía por toda su espalda, sus orejas, su piel, hasta lo que quedaba de su cola, que Ellos le habían arrebatado hace tanto tiempo atrás. No sabía que hacer, solo sabía que quería alejarse de Ellos.
Se atacó el lomo y empezó a correr. Nunca supo que fue de esos dos gatos del callejón. Solo recuerda haberse detenido en un barrio desconocido, desorientado y cubierto de sangre. Se sentía mareado, y lo habría dado todo por echarse ahí y descansar. Pero ni si quiera él era tan estúpido. Sus instintos le decían que quedarse afuera significaría una muerte segura. Luchó por mantenerse de pie por suficiente tiempo como para encontrar un escondite, pero al final el cansancio se apoderó de él. Se conformó con un basurero un poco oxidado y se desplomó, aguardando su muerte.
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Ciudad de los Gatos (En Edición)
AventuraLos humanos han abandonado la tierra y han dejado atrás todo lo que conocían. Ahora sus antiguas mascotas, los gatos, tendrán que adaptarse para sobrevivir en un mundo hóstil, lleno de peligro en cada rincón.