En el capítulo anterior...
De repente se creó un silencio incomodo en la habitación. Entre los tres, nos observábamos mientras que yo siempre estaba a punto de soltar una palabra pero luego me arrepentía. Hasta que finalmente Ana hablo por nosotros dos.
—Vos decís ser una forever alone... que ningún chico se ha interesado en vos...
—Ya lo dije pero podrías dejar de repetirlo, por favor —suspiró Lana.
—¡Eso no es verdad! Yo te voy a demostrar que no sos tan forever alone como decís ser.
* * *
Todos me piden que no me rinda. Intentan convencerme de que debo seguir buscando, que aparecerá de la nada, cuando menos lo espere.
Pero lo que nadie entiende es que no quiero esperar. Tal vez sea un poco estúpida o me comporte como una niña caprichosa, a la que le gusta obtener todo lo que desea con tan solo pedírselo a papi con una dulce y tierna mirada. Una sola mirada tierna que enternece pero que por dentro le hace daño.
Estoy acostumbrada a tener lo que quiero y es por eso que no acepto el hecho de que Lio no se fije en mí.
Algo que no logro apartar de mi mente es porque —habiendo miles de chicas en el mundo— tenía que fijarse precisamente en mi mejor amiga. Lo peor es que ella tampoco lo rechaza por que al parecer le gusta cada vez más. Mientras que yo sigo sin saber que hacer. Quisiera tener que evitarme todo esto pero ambos me hacen cómplices de este estúpido noviazgo. No estoy exagerando. De hecho, ahora estoy sentada justamente al lado de ambos. Soy quién los separa, quién establece una barrera invisible, aunque no tenga ese derecho. Ellos comparten miradas entre sí, ríen al unisono sin percatarse de que estoy ahí. Sigo estando al lado de ellos. Es como si no existiera.
A veces me pregunto... ¿será que no existo? No sería la primera vez que me siento de esa forma. Cómo aquella vez, de pequeña. Recuerdo que me perdí en el centro comercial y nadie notó mi ausencia hasta unas horas después. Mamá entró desesperada al local, tomándome en sus brazos y llorando. Repetía incesantemente que jamás se perdonaría si algo malo me hubiese ocurrido.
Tampoco olvidaré aquella vez en la que estuve en el hospital por causa de un señor que conducía a ochenta kilómetros por hora. El dijo que no me había visto pasar y mucho menos a la bicicleta que destruyó con su inconsciencia. Nunca se lo conté a mis padres, fue algo que sucedió una loca tarde de verano.
Pero nada se compara a aquella vez que me enviaron a un campamento. Todo marchaba bien hasta que llegué y me dijeron que todas las cabañas habían sido ocupadas. Los papeles de inscripción llegaron tarde y fue por eso que no pude quedarme. Decidí volver a casa después del papelón que pasé. Aunque ya estoy acostumbrada a ellos, lo que es malo.
En fin, no puedo dejar de darle vueltas al asunto. ¿Por qué acepte?
* * *
La noche anterior...
—¿Qué?
—¡Ya escuchaste! —exclamó Ana, exasperada.
—Te volviste loca, amiga.
Resopló. Era la idea más estúpida que había escuchado. Además de alocada. Lana aún no terminaba de entender como sus amigos iban a lograr que funcionara.
—No entiendo... o sea, me quieres conseguir citas...
—Para demostrarte que estás equivocada, querida —la interrumpió— Nosotros vamos a conseguirte las citas pero del resto te vas a tener que ocupar vos. Vas a poder elegir con cuál de todos los chicos quedarte.
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Forever Alone
Teen FictionSu nombre es Lana. Al principio de nuestra historia, ella descubre que está interesada en Lionel, el chico más popular de la escuela. Lo sé, suena trillado. Hasta seguramente te pasó alguna vez. Pero todo en esta historia cambia cuando Lionel invita...