XV. Una boda y otras sorpresas.

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Fue una noche inolvidable. Cada uno de ellos la recordara para el resto de sus vidas. Algo de lo que seguramente le terminaran contando a sus hijos desde muy pequeños. Con el paso del tiempo, ellos seguirán recordando mientras que estos niños que le rogaban que contara la historia de nuevo... ya no lo harían mas. Hasta seguro se enfadaran y protestaran por ello, diciendo que están cansado de escucharla. Pero ese relato quedara para siempre grabado en su subconsciente. Ellos pasaran por lo mismo y sentirán la nostalgia que sus padres sintieron.

Pero al otro día, esa felicidad se desvaneció. Ana había despertado a las siete de las tarde y solo planeaba ir por la tienda para comprar comida. Entonces, iba a subir al auto pero se encontró con una gran sorpresa dentro de el.

—¿Que estas haciendo ahí, Lio? —pregunto, furiosa— ¡Sal de mi auto ahora!

—No planeo salir —levanto la voz.

Su intuición le decía que estaba borracho. O tal vez drogado.

—Entonces voy a obligarte a que salgas, idiota.

Cuando Ana entro finalmente, Lio arranco el auto y sin darse cuenta en cuestión de segundos ya estaban en medio de la calle.

—¡Basta!

Esta vez, resulto. El había detenido el auto.

—¿Que es lo que quieres?

—Venganza —exclamo Lio— ¡No voy a parar hasta que pagues por todo el daño que me hiciste a mi y a tu familia!

Ana mordió su labio. Todo ese tema le parecía tan absurdo ya que ella no tenia la culpa. 

—¿Yo les hice daño? —soltó una carcajada— Ambos sabemos bien lo que paso.

*FLASHBACK*

Luego de que el doctor declarara la muerte de su hermano, Lio estaba llorando al ver cuando el cuerpo de su hermano pasa justo por sus narices. Era un pequeño indefenso y su padre no intentaba contenerlo. Es mas, solo estaba preocupado por lo que podía pasarle a el mismo.

Por eso es que decidió hablar con Lio y Ana.

—Pequeños, quiero pedirles algo.

Ana lloraba, al igual que Lio. Era demasiado sufrimiento como para tener que preocuparse por otra cosa.

—A veces los grandes hacemos cosas estúpidas sin pensar en lo que puede pasar. Por eso si alguien les pregunta sobre el accidente, no pueden decir que yo fui quien choco a Nico.

—¿Ni siquiera a mi mama? —pregunto Ana.

Era una pregunta que podría ser considerada tonta, pero ella era solo una niña. Y el padre de Lio se estaba aprovechando de eso.

—No, querida. Nadie nunca puede saberlo, ¿entienden?

Ambos asintieron con la cabeza, al unisono.

—Porque si ustedes hablan yo tendré que irme a la cárcel, y no creo que quieras dejar a Lio solo. ¿No es así querida?

Quien asintió ahora fue Ana. El padre de Lio le sonrió mientras tocaba su cabello.

*FIN DEL FLASHBACK*

—Todavía me sigo lamentando por eso —murmuro Ana—. Debí contarle a mama...

—Eres una maldita perra. Así que no solo ibas a dejarme sin hermano, también hubieras sido capaz de quitarme a mi padre.

—¡Tu padre es un asesino! —exclamo, entre sollozos.

Forever AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora