X. Día y noche.

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DIA

Siempre tuve en claro lo que mi madre me decía de pequeña. Todo lo que hacemos tiene un precio. 

—Mi amor, ¿puedo preguntarte una cosa?

Ana asintió. La sonrisa dibujada en el rostro de Lio no le resultaba nada sospechosa. Había tanto que el estaba escondiendo. 

—¿Eres virgen?

—No —murmuro. El se puso serio y entonces ella supo que no logro engañarlo. Claro que...— Si, soy virgen.

—Dime, ¿que tal si nos vemos esta noche y lo hacemos? —pregunto Lio.

Su mirada maliciosa. Luego se acerco cada vez mas a ella y sentía como su corazón latía a mil por hora. El solo disfrutaba de la situación. La tenia en sus manos por que si... ya estaba perdidamente loca por el. 

—Déjame...

Entonces beso su cuello. Y ella lo aparto.

—¡No quiero!

—¿Que? —Lio abrió sus ojos como dos platos. 

No fingió mas. Se mostró tal cual era.

—¡Si no lo hacemos esta noche entonces terminare contigo! 

Lio levanto su mano y la abofeteo. Ella cayo rendida al suelo y con la marca en su mano. Quiso no llorar, mostrarse fuerte. Debía ir a la escuela y fingir que nada había sucedido. 

Ambos vivían una mentira. Ella no lo sabia y a el le encanta saberlo. Lo hacia sentir que estaba cada vez mas cerca de dar el golpe final. Algo que pagara por todo el dolor que el sintió cuando perdió lo único que le importaba...

Si haces algo malo, puede ocurrir algo peor y luego habrá que pagar por ello. Aunque no te des cuenta.

Pero no lo imagina. Tal vez las personas nos dejamos engañar fácilmente pero en realidad sabemos como son la cosas. Y nos gusta vivir en una mentira. Bueno, al menos a Ana le gusta creer en ello.

* * *

Antes de irse a clases, Lana decidió acompañar a su madre al restaurante. Fue bastante raro ya que a veces ella no suele mostrar tanto interés en los demás pero tal vez seria bueno para ella.

—Hay mucho movimiento en una cocina —le comento—. Yo no podría vivir con tanta adrenalina... 

—No creas que es fácil para mi. Todavía no logro acostumbrarme. 

—Pero lo haces bien, mama.

Se abrazaron. Pero cuando la puerta se abrió, cambio todo en ella. Fede acababa de entrar al restaurante. 

—Mejor me voy...

Entonces agarro su cartera y salio sobresaltada, y en realidad nunca supo si lo hizo a propósito o fue tan distraída que choco con el pobre chico, tirando las cajas que el estaba sosteniendo.

—Lo siento...

Y el no la había visto, de no ser por eso.

—La próxima vez tenga cuidado —dijo furioso, hasta que vio de quien se trataba. Entonces lamento ser tan imbécil y en su mente estaba maldiciendo—. ¡Lana!

Ella se acerco y le dio un beso en su mejilla. Pudo percibir su perfume y se embriago en su rico aroma. De nuevo.

—¿Que haces por aquí? Nunca te había visto.

—Soy la dueña —comento, nerviosa— Bueno, en realidad mi madre lo es ahora. Nueva socia y cocinera del restaurante.

—Wow.

Forever AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora