Blas me dejó intrigada. Pero no por mucho tiempo, tengo que averiguar quien fue la persona que le gustaba antes. ¿Por qué? Es que últimamente habla mucho sobre Mia y no creo que hagan buena pareja. Ella lo trata como a todos los chicos que pasaron por su cama. Tal vez quiera usarlo y cuando consiga lo que quiere, lo va a dejar.
Él es mi amigo y trataré de protegerlo como pueda. En lo que sea posible. Además, volver a reencontrar un amor de la infancia puede ser muy positivo para mi amigo. Hay miles de chicas mejor que la histérica de Mia.
—Bueno, te veo en la fiesta querida.
—Goodbye, Blas —sonreí.
Mientras observaba como se alejaba de mi casa me detuve a pensar y en un segundo mi mundo se vino abajo.
Faltan unas horas y no se que me voy a poner. Es más, ¿qué haré con mi pelo? ¡Está hecho un desastre! ¿Y mis uñas? ¡No tengo mucho tiempo para pintarlas! Creo que debo empezar ahora mismo.
—Mamá, ¿me prestás uno de tus vestidos?
Cuando me acerque a la habitación, decidí guardar silencio. Ojala dejaran de pelear por un minuto. Por suerte, mi hermano esta en casa de mis abuelos y no tiene que escuchar las cosas que se dicen.
—¡Lo único que haces es reprimirme! No puedo hacer nada, todo lo tenés que arreglar vos siempre.
—¿Cuándo te voy a preguntar de que color querías pintar el cuarto? —preguntó mama, furiosa—. Nunca estás en casa, ahora no vengas a hacerme estos planteos ridículos.
—La ridícula sos vos, pintando el cuarto de un verde manzana. ¡Tenés el peor gusto del universo!
Decidí interrumpir. No soportaba esto y no iba a dejar que arruinaran mi vida como lo hacen siempre, desde que pelean.
—¿Esto esta pasando en serio? ¿Pelean por un estúpido color?
Ambos se miraron confundidos, como si no hubieran notado lo que estaban haciendo. Era como si pelearan por pelear. Como si fuera normal para ellos, algo que no esta bien. Menos en una relación... en un matrimonio.
Abrí el armario de mama y saque uno de los vestidos sin fijarme cual de todos. Ellos permanecieron en absoluto silencio hasta que me fui a casa de Ana.
* * *
Necesitaba a mi amiga esta noche. No iba a poder estar sola, menos en una fiesta. Tal vez a su lado pueda lograr divertirme aunque sea un poco.
Sigo nerviosa por lo de la cita a ciegas pero intento disimularlo. Pero ¿a quién voy a engañar? Estoy muy nerviosa, siento que me voy a morir de tanta ansiedad.
La madre de Ana me recibió como siempre. Subí hacia su habitación y cuando entré quede atónita al ver lo hermosa que estaba mi amiga.
—¿Te gusta? —me preguntó.
Asentí.
—Espera... ¿vas a ir así?
—¿Qué tiene de malo? —protesté.
—Estás bien, Lana. Pero hay mucho que mejorar.
Levanté una ceja.
—Vos tranquila, tu mejor amiga te va a convertir en una diosa en cuestión de minutos.
Rápidamente, puse mi imagen en sus manos. Primero planchó mi cabello, quedando sorprendentemente lacio. No sabia que eso era posible. Me quité un poco del maquillaje, ya que ella insistió en que me veía muy linda al natural. Luego me presto el vestido que uso en mi cumpleaños. Es hermoso, no puedo creer que me haya entrado tan fácilmente.
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Forever Alone
Teen FictionSu nombre es Lana. Al principio de nuestra historia, ella descubre que está interesada en Lionel, el chico más popular de la escuela. Lo sé, suena trillado. Hasta seguramente te pasó alguna vez. Pero todo en esta historia cambia cuando Lionel invita...