XIII. Dos ex-amigos desesperados.

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Iba a pedirles que se fueran. No quería escuchar a nadie mas por hoy. En este momento solo pienso en dormir y olvidarme de que vinieron a buscarme. Tampoco me interesa porque. Se supone que no son mas parte de mi vida.

Pero hay un brillo en los ojos de Blas. Eso me empieza a preocupar.

—Tenias razón —susurró, mientras se arrodillaba ante mi y tomaba mi pierna como si fuera un pequeño e indefenso perro cobarde—. Todo el tiempo la tuviste...

—¿De qué hablas?

—Blas ya descubrió quien es Mia —exclamó Ana, emocionada. No entiendo cual es el motivo de tanta felicidad— Ahora todos tenemos que unirnos para...

Lana levanto las cejas en señal de sorpresa. Luego negó con la cabeza.

—Ya no existe ningún ''nosotros'' —levantó la voz—. Creí que ya lo habías entendido, querida. 

Por dentro, ella odiaba ser tan cruel. Pero también comprendía que era hora de serlo ya que ellos tampoco tuvieron consideración cuando la juzgaron sin detenerse a preguntar si debían creer en las palabras de alguien mas o en las de su amiga de toda la vida.

—Pero, amiga...

—¡No se les ocurra llamarme así de nuevo!

—Lo siento —dijeron, al unisono. 

Algo en ella intuía que esto no iba a terminar aquí. Y no se equivocaba. Los conocía como a la palma de su mano. Aunque quisiera no hacerlo, llevan conociéndose desde hace tantos años que es imposible no saber como van a reaccionar, o lo que esconden a través de la mirada o los gestos. 

—Necesitamos tu ayuda...

—¿Para?

—Acabar con Mia y Lio —dijo Blas, convencido—. No vamos a poder hacerlo sin tu ayuda...

Entonces, recordó cada palabra que había escuchado ayer en el baño. Y tal vez ella no iba a poder probarlo pero ellos si. Los involucraba directamente.

—Bueno, tengo algo que capaz les sirve.

Ambos le sonrieron como pidiéndole que les contara sobre ello. Lana creía cada vez con mayor seguridad que sus ex-mejores amigos se estaban comportando como un par de mellizos, al hacer siempre las mismas caras.

—Ayer escuche que Lio le decía a alguien que había hecho trampas en todos los exámenes del año con ayuda de Mia, quién robaba las respuestas para que luego pudieran copiarlas y así aprobar sin problemas.

—Lana, ¿no hay cámaras en la escuela? —preguntó Ana, sorprendida— Digo, ya tendrían que haberlos descubierto.

—No lo se —se encogió de hombros—. Yo ya los ayude como querían. Ahora les pido que por favor se vayan. Mañana tengo que despertarme muy temprano, al igual que ustedes. 

Ambos iban a marcharse cuando una pregunta invadió a Lana. Su curiosidad podía mucho mas que su orgullo.

—¿Cómo fue que descubriste quien era Mia?

—Solo tuve que escucharla hablar a mis palabras para que me enterara de todo lo que ha hecho para hacerte daño a ti y a mi...

Lana asintió con la cabeza mientras despedía a Ana y Blas.

—¿Nunca vamos a volver a ser los mismos amigos de antes? —preguntó Ana, al subirse al destartalado auto de Blas.

—No lo creo —suspiró Lana—. La confianza es algo que lamentablemente les perdí hace mucho tiempo y no hay forma de cambiar eso. Tampoco me pidieron perdón por todas la cosas que creyeron sobre mi. Últimamente creo que nuestra amistad no fue tan verdadera. Blas estuvo interesado en mi todo este tiempo y siento como si todas las cosas que hizo por mi no tuvieran valor. Ya que las hizo por la chica que supuestamente le gustaba... no por su amiga. Y tu, Ana... fuiste egoísta conmigo. Nunca pensaste en como me afectaría tu relación con Lio. Pero no fue eso lo que me molesto y lo sabes. En fin, supongo que fue mejor. Ustedes siguieron su vida y yo la mía.

Forever AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora