CAPITULO 18

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Si algún día me voy, quiero que sepas que este amor me lo llevo conmigo, pero te dejo los besos, los abrazos, tus caricias, te dejo mis cartas, mis palabras, y las noches donde me dijiste "yo también te amo", te dejo mis lágrimas... ¡ah! Y también este último verso: Fui de ti, de alma, de piel, de sueños... y es por eso que te dejo todo, para que debes en cuando tu olvido me recuerde.

- Irwing Valera


Estaba recostada dentro del coche, habíamos bajamos los asientos traseros y abierto la cajuela, colocado una cobija y acomodado unas cuantas almohadas al rededor, nos estacionamos cerca del lago con la cajuela abierta para poder observar el paisaje desde el interior, afuera Leo, Dani y otro par de amigos acomodaban las casas de campaña, la zona donde iría la fogata, la comida y las cosas para nadar; el viaje había surgido de la nada tras haber ganado el primer partido de la temporada, Leo logró meter el último gol y para festejar alguien dio la idea de salir de campamento, la aceptación fue una sorpresa para todos pero ahora estábamos aquí, riendo y disfrutando del aire puro fuera de la ciudad.

Llevaba puesta una chamarra tipo cazadora color verde militar, con interior afelpado color café chocolate, la orilla de la gorra estaba forrada con pelo color beige, mi pantalón era de mezclilla azul obscuro, lo había combinado con una playera negra lisa, botas cortas con agujetas que se doblaban en el borde dejando entre ver el interior a cuadros, una bufanda color rojo que caía sobre mi torso y un gorro café claro. Mia usaba una chaqueta deportiva color negra del cual yo estaba enamorada desde la primera vez que se lo vi puesto en primer semestre, le llegaba por encima de los muslos, en las mangas tenía orificios para los pulgares y el zipper iba en diagonal, un pantalón negro rasgado de las rodillas, tenis negros con blanco y una bufanda gris que le había regalado su novia hace muchos años, yo creí que con el viento y el frío que hacía traería casi todo el closet puesto, pero no, estaba más ligera que cuando era época de invierno en casa.

- Así hasta parecen niñas bien – dijo Sebastián, un amigo de Leo que se había acercado para pedirnos la bolsa de malvavisco.

- Yo soy niña bien, discúlpame – Le arroje la bolsa y golpee su cara – lo siento.

- Pues te diré... - dijo Leo mientras aparecía desde un lado – pero si te ves bien, los gorros te quedan.

- Gracias – sonreí – tu pareces todo un modelo de ropa.

- Claro que no – se alejo y dio una vuelta lenta.

- Claro que si amigo – respondió Sebastián, si no la haces en esta carrera puedes ser modelo de calzones.

- Haber, haz pose – dijo Carolina, hermana de Sebastián y conocida nuestra.

Se paro de lado, con la pierna derecha semiflexionada, se puso sus lentes para el sol y metió ambas manos en el pantalón; llevaba puesto un pantalón de mezclilla azul obscuro, botines café, camisa de vestir color agua marina, una bufanda larga color azul grisáceo, un abrigo largo color olivo y un gorro café, luego cambio de pose Volteando hacia en frente y con una media sonrisa, en ambas ocasiones aprovechamos para tomarle fotos pues con las montañas llenas de una manta blanca en conjuntos con los pinos llenos de un color verde botella, creaban una postal digna de Tumblr.

- La verdad es que me veo mejor yo – dijo Dani mientras hacía a un lado a Leo.

El vestía un pantalón entubado de mezclilla, unas botas cafés obscuro, una playera gris claro delgada y encima una camisa a cuadros roja con azul, y como protección para el frío, tan solo una chamarra de gamuza.

- Si sabes que íbamos a venir de campamento no? –

- Que tiene? – se miro de abajo para arriba y luego me miro – algo no combina.

Memorias de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora