Ciel estaba asustado, nunca había visto a Sebastián tan enojado con él, por algo que ni siquiera era su culpa, dejo que pensara que podía tomar el control para engañarlo y así poder dominarle más fácil; como dicen, utiliza la fuerza de tu enemigo para hacerla tuya, noto como el mayor bajaba la guardia para acercarse a besarlo y en ese momento giró al azabache, para dejarlo debajo de él.
- No entiendo tu enojo Sebastián, si fuiste tú quien me dejó de lado - susurro en el oído del mayor, antes de morderlo, para volver a mirarlo a los ojos.
- ¡Te fuiste con mi padre! - susurro enfurruñado, Ciel solo le sonrió con ternura.
- Él quería detalles de lo que paso anoche, quería saber si te había gustado - le dijo el azulino sonriente, haciendo que Sebastián se sonrojara - Y si te enojaste por que salí, debía regresar a la que fue mi casa a buscar algo preciado para mí - Finalizó para besarlo con pasión, mordió su labio para que abriera su boca y que su lengua se colará dentro, para intercambiar saliva durante un buen rato; hasta que dos toques en la puerta los interrumpió - Escóndete, Sebastián - susurro para que solo el azabache lo escuchará, se levantó y empezó a quitarse la ropa, hasta quedar desnudo y ponerse una pequeña bata que no cubría mucho, molestando al azabache que se ocultó debajo de la cama, Ciel solo abrió la puerta, mientras un rubio furioso entraba.
- ¿Qué haces vestido así? ¿Dónde está Sebastián? - le gritaba el rubio al azulino, quien no se enojaba y solo lo miraba tranquilamente.
- Joven Alois, porque Sebastián estaría en mi habitación en vez de la que comparte con usted - el azulino solo lo miro desde arriba, mientras Sebastián se tapaba la boca al ver ese lado de Ciel - Y estoy así, porque me voy a bañar, ha sido un largo día y estoy cubierto de sudor, no puedo atender al Joven Amo de esta manera, debo asearme antes de la cena - decía en un tono de cansancio.
- Como quieres que no desconfíe, si te la pasas insinuándote a Sebastián - el rubio quería golpearlo, por el sarcasmo que utilizó al contestar su pregunta, acerca del paradero de Sebastián, a quien no había encontrado por ningún lado.
- Discúlpeme joven Alois, por hacer mi trabajo - le regaló un sonrisa felina, llena de diversión por lo que el rubio decía.
- ¡Maldito! - dijo antes de intentar golpear al azulino, pero con solo una mano lo detuvo fácilmente.
- Escúchame bien, no vuelvas a intentar tocarme un solo dedo o te juro que no saldrás ileso, por esta vez lo dejaré pasar, pero la próxima te echaré de mi cuarto sin ropa, para que esta vez seduzcas al Joven Amo como es debido, ahora... ¡Largo! - finalizó echando a Alois de su cuarto y volviendo a asegurar la puerta, sin prestar atención a los reclamos del rubio al otro lado de esta.
Camino hacia la cama, sabiendo que el joven amo estaría debajo de la cama, pero no quería prestarle atención, se dejó caer de espaldas deseando descansar un poco, pero el azabache se subió sobre él.
- Fuiste muy duro con Alois - decía con el ceño fruncido, observándolo con desaprobación, después de todo el rubio seguía siendo su prometido.
- ¿Porque no estás con el ahora? - le respondió con una mirada amenazante - Retírese Joven Amo, por hoy quiero estar solo y su prometido lo está buscando - finalizó el azulino, girando su rostro para no ver al azabache.
Sebastián sabía que Ciel estaba enojado y por eso le pedía que se fuera, aunque él quisiera quedarse con él azulino, sabía que no podía, pues Alois podría volver y no quería que siguiera molestándolo; así que se levantó después de suspirar para marcharse, no sin antes ver a Ciel en la misma posición, sin dirigirle ni siquiera una mirada.
- Nos vemos después - el azulino solo le lanzó un sonido afirmando, y el azabache salió desanimado.
Después de salir, fue directo hacia su habitación, en el camino se encontró con Alois, que fingía que nada había pasado con Ciel y hasta le decía que era un buen chico; Sebastián, no podía creer lo hipócrita que estaba siendo, pero no podía decirle o le preguntaría porque lo sabe y eso sería revelar que estaba con Ciel en su habitación.
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Mascota
FanficLas mascotas son herramientas de placer y satisfacción para los amos vendidas, en el bajo mundo como esclavos, su belleza sin igual es el atractivo para grandes aristócratas y también la calidad, deben obedecer siempre y aceptar cualquier pedido, si...