NO [Kellic]

Carteles

La manera en la que Kellin Quinn caminaba era tan espectacular.

Movía su cadera levemente, como si me dijera:

"¡Oh Vic!, ¿no te mueres por colocar tus manos en mí y acercarme a tu cuerpo poco a poco mientras...?"

—Deberías esconder "eso"— dijo mi amigo Jaime sacándome de mis pensamientos y señalando con sus ojos hacia abajo—.

—Y tú deberías de dejar de verme "eso"— contesté con un poco de vergüenza mientras colocaba mi mochila sobre mis piernas—.

Jaime bufó y rodó los ojos mientras volvía a rayar su cuaderno con líneas sin sentido.

Lo observé unos pocos segundos antes de volver mi mirada a observar de nuevo a aquel chico con hermosos ojos y una perfecta figura.

—Hoy es el día Jaime — dije con una sonrisa emocionada y tono soñador—.

—Si, claro, después de un largo año de cortejo— dijo Jaime rodando los ojos—.

—Por él hasta mil años— murmuré aún perdido en aquella espectacular vista del chico que me tenía cautivado  desde el primer día— Además, tampoco iba a pedirle que fuera mi novio una semana después de empezar a hablarle.

—¿Qué tiene?— preguntó Jaime— Nosotros lo fuimos.

—Si, y por eso ahora eres mi mejor amigo— contesté viéndolo de reojo—.

—¿Y qué?— preguntó con un gesto dolido— ¿Por qué necesariamente estás buscando un novio?

—No estaba buscando un novio— contesté intentando relajarme e intentar ocultar mi fastidio— Simplemente me gustó.

—Que casualidad que te haya gustado tres meses después de que hayamos terminado— comentó con una ceja enarcada—.

—Si bueno, a ti te gustó una chica tres días después de nuestro primer beso— repliqué con mi ceño fruncido— Creo que estamos a mano.

Jaime me observó en silencio mientras veía que el enojo en sus ojos era reemplazado por la culpa.

Sonreí para mi interior por haber ganado esta batalla.

Mi relación con Jaime era un tanto complicada, pero aún así, de una u otra manera lográbamos entendernos.
Aún y cuando todavía existieran unos cuantos rencores entre nosotros.

—Vale, me voy— dijo Jaime cerrando su cuaderno violentamente y levantándose— No puedo seguir viendo como lo violas con la mirada.

Se sacudió su pantalón levemente antes de empezar a caminar al salón en el que tenía clase.

—¡Es envidia porque antes te miraba así a ti, bebé!— grité antes de que no pudiera escucharme—.

Jaime me enseñó su dedo medio por sobre su hombro mientras seguía caminando hacia si aula.

Reí por su gesto y llamé la atención de la mayoría de los alumnos que se encontraban caminando por el pasillo.

También llamé la atención del chico que hacía que mis pensamientos se desviaran siempre.

Kellin sonrió levemente mientras me hacia un gesto de saludo con su mano.

Mi sonrisa se ensanchó completamente mientras le devolvía el saludo.