Rosas

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—¿Cuál es el plan?— preguntó mi hermano Mike mientras caminaba a mi lado— Digo, tu vídeo siendo rechazado es muy popular en Facebook, ¿crees que jamás me enteraría?

—Val, para empezar, tú ni siquiera estuviste los últimos tres meses aquí— dije deteniéndome para abrir la puerta del coche— Así que no tienes derecho a burlarte de mí.

—¿Cómo se lo tomó Jaime?— preguntó Mike ignorando mi argumento—.

—No le pregunté y no debería de importarme— dije encogiéndome de hombros— Terminamos hace un año, da igual.

—Yo no estaría muy contento si mi ex me obliga a grabar cómo le pide a otro que sea su novio— replicó Mike— Incluso cuando sé que se esforzó más que como lo hizo conmigo.

—Kellin es diferente— conteste mientras sonreía tontamente y me subía al auto—.

—Ni que lo digas— bufó Mike mientras se subía al asiento del copiloto— Ningún chico te había rechazado antes.

Me encogí de hombros mientras encendía el auto y miraba por el retrovisor si no venía algún coche.

—De todos modos, estoy a punto de llevar mi a cabo mi intento número dos.

Mike me observó de reojo, y rodó los ojos al darse cuenta que él también estaría involucrado.

(...)

¿Podría estar más nervioso?

No

Claro que no, me había gastado por lo menos trescientos dólares en comprar todas las flores que ahora adornaban la entrada de la casa de Kellin.

Le había encargado a Mike que fuera a visitar a Kellin media hora antes para que pudiera distraerlo lo suficiente como para no escuchar los ruidos que íbamos a hacer afuera de su casa para acomodar todos los ramos de flores que me había emocionado en comprar la tarde de ayer.

Sentí mi celular vibrar mientras movía mis manos nerviosamente y hacía gestos raros para poder eliminar los rastros de nervios de mi cuerpo.

Cuando desbloqueé mi celular, me di cuenta que era un mensaje de Mike, por lo que supuse que seria urgente.

"¿Cuándo puedo dejarlo salir?.
Lo encerré en el baño hace media hora  y dice que tiene hambre y que ya se aburrió.
¿Qué procede?"

No sabía si entrar a la casa y golpearlo por lo idiota que era o reírme de lo mal que Kellin debería de estarla pasando.

"¡Idiota!, ¡déjalo salir!, es claustrofóbico."

Deje mi celular dentro de mi bolsillo y ni siquiera me esperé a que contestara, tenía que pensar mejor en las palabras adecuadas que le diría a aquel chico con hermosos ojos.

Intenté encontrar las mejores palabras que tenían un gran significado, y las cuales había buscado el mes pasado para poder escribir las cartulinas –que por cierto, él se las quedó todas–.

—¡Vic!— exclamó la voz de Kellin haciéndome sobresaltar— ¿Podrías decirme por qué...?

Kellin se quedó callado a media pregunta y yo sólo pude sonreír nerviosamente mientras intentaba secar el sudor de mis manos en mis pantalones.

—¿Sorpresa?— pregunté sin saber muy bien que reaccionar esperar—.

Pude notar que Jaime encendía rápidamente la cámara y los chicos que habían venido a ayudarme se colocaban al rededor de nosotros, dejándonos como el centro de atención.

Mike se quedo parado en la puerta de la entrada de la casa y nos observaba con una gran emoción y sonrisa reconfortante que intentaba darme ánimos.

Suspiré levemente mientras me preparaba mentalmente para empezar a hablar. Aunque la mirada atenta de Kellin no me ayudaba mucho a calmarme.

—Segundo intento— dije viendo hacia la cámara— Quiero vomitar de nuevo.

Jaime hizo una mueca de asco, y aunque sabía que quería hacer un comentario al respecto, le di la espalda y caminé hacia Kellin para poder quedar más cerca de él y admirar mejor sus expresiones.

—Mi casa terminará llena de abejas— comentó Kellin con una sonrisa divertida— Y soy alérgico a ellas.

—Pues entonces te besaré incluso si mueres— contesté con una leve sonrisa mientras colocaba mis manos sobre su cadera —.

Hermosa y gloriosa cadera que me volvía loco por tocar.

A Kellin pareció no molestarle aquello, así que pude disfrutar un poco de aquel suave y perfecto contacto que estaba teniendo.

—Kellin Quinn, tu hermosos ojos son tan parecidos a aquellos hibiscos azules que ni siquiera sabía que existían— empecé a decir con mi voz temblorosa— Aquellos cabellos negros se asemejan a las rosas negras que pigmenté ayer en la noche.

Confirme iba hablando, iba señalando cada ramo de flores a las que me refería. Y nada me hacía más feliz que ver el brillo en los ojos de Kellin.

—Aquella tez blanca y suave se asemeja a las hojas de las margaritas que hay que cuidar con mucha dedicación— seguía hablando con un poco más de seguridad— Aquella delicada y hermosa nariz es semejante a las características de un bello Iris.

Las mejillas de Kellin estaban demasiado coloradas por aquellas palabras tan hermosas que aquel chico de tez morena –y que le gustaba tanto– le dedicaba.

—Y aquél hermoso brillo en tus ojos que hay ahora, y que me atrapó por completo, le hace una digna lucha al resplandor de los girasoles durante primavera.

Todos los presentes estaban atentos a mis palabras y evitaba mirarlos porque sabía que mis nervios me traicionarían.

—Así que, Kellin Quinn— empecé a decir mientras suspiraba— ¿Te gustaría ser mi novio?

La sonrisa de Kellin se ensanchó y se llenó de emoción, haciéndome sentir la esperanza de que aceptará.

Podía ver a Mike igual o más emocionado que yo, y como señal de que pensaba lo mismo que yo, levantó ambos pulgares, dándome a entender que todo había quedado perfecto.

—No— contestó Kellin aún con esa sonrisa que me volvía loco—.

Mike volteó sus pulgares hacia abajo, dándome a entender, que por segunda vez había sido rechazado.

NO [Kellic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora