Jinete

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Mi ánimo estaba arriba.

Tenía toda la actitud y el ánimo suficiente para ser rechazado una vez más.

Digo, no es que me guste ser rechazado, pero tampoco tenía otra opción.

O me decía que "si" o que me decía que "no".

Y dado las última propuestas y las estadísticas que Mike se encargó de hacer, tenia un 99.99% de ser rechazado.

Era un poco triste que mi futura relación dependiera de un 00.01%.

Si, adoradas matemáticas que voy exentando.

Ahora que lo recuerdo, Kellin no era muy bueno en matemáticas...

Podía usar mis encantos y convencerlo para que aceptara que le diera clases particulares todas las tardes y así ayudarlo.

Aunque quizás estén pensando que le iba a dar otra cosa.

No estaría mal.

—¿Podrías ocultar "eso"?— preguntó Mike señalando hacia abajo— Es un poco raro ver que mi hermano se está excitando justo a mi lado.

—Tú lo has hecho siempre que estás dormido— dije con el ceño fruncido—.

—Vale, ahora es raro enterarme que me has visto dormido.

—Y excitado— a completé—.

—¿Podrías decirme qué estoy haciendo fuera de mi cama a las cinco de la madrugada?.

—Esperamos a que traigan al caballo— dije moviendo mis manos ansioso—.

—¿Caballo?— preguntó Mike con una ceja enarcada y mirada soñolienta—.

—El caballo que me ayudaste a rentar ayer por internet— le recordé mientras rodaba los ojos y frotaba mis manos— Tengo un poco de frío, ¿tu no?

—Yo tengo sueño— dijo bostezando— ¿Por qué me despertaste?.

—Porque si en realidad era un fraude eso del caballo, al menos quiero que alguien vea a mis secuestradores.

—¿Y no te has puesto a pensar que también pueden secuestrarme a mí?— preguntó Mike intentando mantenerse despierto—.

—Hermano, tu heredaste el carisma, no la guapura.

Mike rodó los ojos mientras volvía a bostezar.

—Espero que si te secuestren.

Reí levemente mientras veía cómo se acercaba una camioneta a lo lejos.


(...)


—¿Estás seguro de que sabes cómo hacerlo?— preguntó Mike con tono de duda— Porque no parece muy seguro.

—¿De que hablas?— pregunté mientras me acomodaba el smoking— ¡Steve es súper seguro!

—¿Se llama Steve?— preguntó Mike mientras observaba al caballo blanco relinchar— Okay, ya entendí.

Sonreí enormemente mientras seguía acariciando el gran y hermoso cabello que tenía aquél gran animal.

—Pasame ese bote— dije mientras señalaba el objeto— Por favor.

—¿Para qué?— preguntó Mike mientras caminaba y cargaba el bote—.

Lo ignoré de buena manera y luego me subí al bote y después brinque para poder subirme al caballo.

Podía escuchar la risa burlona de Mike a mis espaldas, aunque no lo culpo, estoy seguro que me vi como cualquier niño pequeño inexperto.

—¿Y ahora qué?— preguntó Mike mientras alzaba ligeramente su cabeza para observarme—.

—Toma la cámara— dije mientras se la aventaba— Necesito que tomes las correas y me vayas guiando.

—Creí que habías aprendido a cabalgar hoy en la madrugada— comentó Mike—.

—Si idiota, pero estás viendo que ni siquiera aprendí a subirme, ¿y ya quieres que cabalgue?

—Touché— dijo Mike asintiendo— Okay, me la debes.

—Genial, ¿cómo quieres que te pague?.

—Quiero cincuenta dólares— dijo Mike con una sonrisa—.

—Entonces te debo trescientos dólares— bufé por lo bajo—.

—¿Qué?— preguntó confundido— ¿Por qué trescientos dólares?

—¿Cómo crees que pagué la renta del caballo?

Mike me observó con los ojos entrecerrados y su ceño ligeramente fruncido, empezando a unir cabos.

—Puto— dijo Mike molesto—.

Reí levemente por su reacción y luego le hice una seña para que empezara a jalar de las correas y Steve empezara a caminar.

El recorrido hacia las canchas de basquetbol fue en silencio, ya que al parecer a Mike le había molestado un poco que haya tomado sus ahorros del mes.

¡Fue por una buena causa!

En fin, cuando íbamos llegando a las canchas, pude observar a lo lejos a Kellin, quien se encontraba sentado en una de las primeras gradas y parecía estar concentrado en leer algo.

Conforme nos íbamos acercando un poco más, pude observar que estaba leyendo una de las cartas que me había esmerado en escribir.

Si no me equivoco, leía la carta que era para cuando se sintiera triste.

No voy a negarlo, mi corazón dio un brinco de alegría por notar que le habían importado las cartas, sin embargo, al mismo tiempo me había preocupado por su estado.

¿Por qué estaba triste?

—¿Kellin?— pregunté para llamar su atención—.

—Ho-Hola— saludó Kellin mientras sorbía su nariz y limpiaba sus mejillas— Y-Yo... Hola.

—Hola— saludé con una ligera sonrisa— ¿Estás bien?

—Creo— murmuró apartando la mirada—.

—Bien, hagamos esto rápido— dije mientras inhalaba aire— Yo te pregunto, tu me rechazas.

Mike me observó con un gesto de extrañeza, pero lo ignoré olímpicamente.

—La renta de Steve es sólo hasta las cinco de la tarde— expliqué a ambos— Bueno eh... ¿Quieres ser mi novio?

—No— contestó Mike en lugar de Kellin— Vale, ahora bajate de Steve y dejame llevarlo a la salida.

—Le pregunté a Kellin, no a ti— dije con mi ceño fruncido—.

—No— contestó Kellin en un murmullo— En serio Vic, es una hermosa idea y gran propuesta, incluso me sorprendió que no lo hayas hecho tan... Tú.

Fruncí ligeramente mis labios intentando descifrar que es lo que me quería decir.

—Pero creo que te has dado cuenta que no estoy de humor y...— siguió explicando Kellin— Y... No quiero que me sigas viendo mientras lloro.

Kellin rió levemente mientras volvía a limpiar las pequeñas lágrimas que se habían llegado a escapar.

Me bajé de un salto (mortal) del caballo, y deje que Mike se lo llevara, además de que le agradecí con la mirada por darnos la privacidad que Kellin quería.

Me subí a las gradas rápidamente y llegué al lado de Kellin en el preciso momento en el que unas nuevas lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas y sus hombros se movían de manera violenta.

Lo envolví entre mis brazos y deje que su cabeza se recargara sobre mi hombro, dejando que sus lágrimas cayeran libremente.

NO [Kellic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora