Ocupado

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Tenía planeado un hermoso picnic.

Había preparado una deliciosa comida y...

Si, como leyeron, había preparado una deliciosa comida, porque me di cuenta que no soy tan malo en eso de la cocina.

Aunque nuestra propia cocina había terminado toda quemada, pero no fue mi culpa.

Como sea, logré cocinar un poco de comida de lo poco que se rescató de nuestra cocina.

Y aquí me encontraba, afuera d el a casa de Kellin con mis nervios al borde y una sonrisa ansiosa en mi rostro.

Me dolía que cada vez me rechazaba más seguido, pero creo que me lo merecía un poco por no ser capaz de recordar su cita ideal.

—¿Está todo listo?— se escuchó la voz de Mike a través del auricular que tenía puesto—.

—Idiota, me espantas— murmuré con molestia— Pero si, todo listo.

—Genial, suerte.

—Más vale que te escondas perfectamente— dije de nuevo— Y que tengas un buen ángulo para grabar.

—Siéntate debajo del árbol que tiene un muérdago— dijo Mike—.

—Todavía no es tiempo de eso— dije— Además, acabas de arruinar otra de mis ideas que tenía en mente.

—Bueno, puedes decirle que te rechace pero que te dé el beso— sugirió Mike— Al menos obtienes un premio.

—Eres listo— admití— Si, tal vez...

—Hermano, está claro que yo saqué lo inteligente— respondió Mike con voz de suficiencia—.

—Y está claro que lo mío es la guapura— repliqué—.

—Si, claro— comentó Mike con burla— Y por eso te rechaza.

—Ya cállate, tocaré la puerta.

—Estaré esperando.

Hice un sonido de afirmación y luego no tardé en llevar una de mis temblorosas manos hacia la puerta.

Di un par de golpes sobre la superficie de madera y luego esperé, rezando para que Kellin fuera quien me abriera la puerta y no alguno de sus padres.

No me mal entiendan, adoraba a mis suegros, pero ellos creían que ya eramos algo y sería demasiado deprimente que supieran que aún sigo en la friendzone.

El tiempo que Kellin se tardó en abrirme la puerta se me hizo eterno, y no ayudaba en nada escuchar los comentarios crueles y graciosos que murmuraba Mike y los podía escuchar gracias al auricular.

—¿Podrías callarte?— murmuré molesto— O colgaré.

—Hazlo— retó Mike— Eres tú quien necesita apoyo moral, no yo.

—Te vas a ir al infierno— dije sin saber que más decir—.

—¿Disculpa?— preguntó aquella voz capaz de hacerme temblar y acelerar mi corazón—.

—¡Hola Kellin!— dije feliz y con nerviosismo— Y-Yo uhm... Q-Quería invi-vitarte a...

—¿Un picnic?— preguntó Kellin al ver la canasta y la manta que cargaba—.

—¡Si!— exclamé feliz al ver que adivinaba y no me obligaba a recordarlo— ¿Que dices?.

—No— contestó— Es decir, me encantan los picnics, pero estoy demasiado ocupado ahora y...

No pudo seguir hablando porque una cabellera rojiza apareció detrás de él, mientras me dedicaba una mirada curiosa primero, y luego una de odio.

—Fuentes— dijo aquella voz tan irritante—.

—Mullins— murmuré molesto y luego volteé a ver a Kellin en busca de una explicación—.

—Tenemos un proyecto juntos— murmuró Kellin— Pero, te juro que no ha pasado nada y...

—Olvídalo— murmuré sintiendo mi ánimo por los suelos— Se ve que estás muy ocupado y te urge terminar.

Me di la media vuelta y ni siquiera tuve las agallas de voltear de nuevo cuando Kellin llamó mi nombre para intentar detenerme.

NO [Kellic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora