XXII

7 3 6
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad... - tararea Leire, poniéndose los pendientes.

- Nunca pensé que diría esto, pero odio esa canción. – ruedo los ojos.

- Deja el drama y disfrutemos de la noche. – me sonríe.

No puedo disfrutar de la noche sabiendo que voy a ver a Eleazar después de la discusión, y a Nano después de no verlo en un mes. Y lo peor de todo, ver como la loca de Anita utiliza a Emma en nuestra cara. Pero claro, lo primero no se lo voy a decir. Top secret. Leire ha venido a mi casa a que la ayude a elegir ropa para esta noche. Bueno, ayudarle es dejarle algo. Cosas de amigas.

- ¿Cuándo vamos a hablar con Emma? – me pregunta.

- Hoy mismo. Llevo aguantándome mucho tiempo.

- ¿Hoy? Qué manera de joder la fiesta, chica. – rueda los ojos. – Esta es una noche para disfrutar.

- Esta es una noche para hacer el paripé. Me estoy viendo venir un discurso falso de Anita diciendo que la amistad es lo importante.

- ¿Por qué vas a ir si piensas eso? – me mira a través del espejo.

Porque quiero ver al padre y al hijo, tonta.

- Porque necesito hablar con Emma. Punto, no hay más que hablar.

- Hay que ver el carácter que tienes... - murmura.

- Está todo el día enfadada. – dice David, apareciendo en escena. – ¿Cuánto llevas sin follar, querida amiga?

- ¿Te gustan tus dientes? Pues como no te calles vas a estar comiendo papillas y purés hasta q te compres unos dientes postizos. – gruño. – No me hagas hablar, querido amigo.

David y Leire se miran de reojo y agachan la cabeza. Ah, ahora te callas. Tyler llega y agarra la mano de David y el brazo de Leire, alegando que nos tenemos que ir ya, que es tarde. Esto me confirma que Leire no ha hablado con ninguno, si no este impresentable no estaría aquí.

- Espera, cholita. – le digo a Leire, haciendo que ella frene. – Voy a echarte una foto.

- ¡Qué dices! Ay Dios, si estoy súper fea. – se tapa la cara.

- Que no, tonta. Ven. – la cojo del brazo y la pongo en frente de una pared y le hago la foto. – Feliz Navidad. – se la enseño, sonriendo.

- Venga, vamos ya. – gruñe Tyler. – Joder, qué pesadita.

- Más follar y menos amargar a la gente. – alego.

Tyler me mira con los ojos entrecerrados, para seguidamente mirar a David, que este no deja de mirar hacia el suelo.

Llegamos a la casa de Anita entre pullitas por parte de Tyler y mías y Leire agarrándome del brazo para que deje el tema. Bajamos del coche y rápidamente nos dirigimos a la casa sin esperarlos. No estoy en condiciones de aguantarlo como un grano en el culo toda la noche.

- ¡Esta noche lo rompéis! – grita Anita, detrás de mí. – ¿Cómo estáis? Hace tiempo que no os veo. – habla rápidamente.

Y solo me doy cuenta de eso, de que Anita está acelerada y Emma a su lado con cara de pocos amigos. ¿En la fiesta de Nochebuena y ya están drogadas?

- Ay, no os lo dije. – dice Anita, haciendo un ademán. – Emma y yo estamos juntas. – sonríe.

Leire y yo nos quedamos en silencio mirando a Emma, que no nos devuelve la mirada. ¿Qué está pasando aquí?

- No la líes. – me susurra Leire. – Me alegro por vosotras. – le dice a Anita. – Necesito una copa, urgente.

Anita acompaña a Leire y yo me quedo a solas con Emma.

- ¿Algo que decir? – le pregunto, enarcando una ceja. Al ver que ella no me contesta la agarro del brazo, haciendo que emita un gemido de dolor. Respiro hondo y aflojo el agarre. – Que si tienes algo que decir. – aprieto los dientes.

- Aflójale, me estás haciendo daño. – susurra.

- ¿Te estoy haciendo daño? ¿Yo? Te estás equivocando de persona, chica. – miro su brazo, que está lleno de agujeritos y gruño. – No tienes que hacer esto para contentar a nadie.

- Ella tiene un problema y yo la estoy ayudando. – murmura. Me mira a los ojos y rápidamente retira la mirada, quitando con fuerza el brazo de mi mano. – ¿Tú no decías que la Navidad es paz? Bueno, pues déjalo pasar. Sé muy bien lo que hago.

- No lo sabes, no. Y te juro que te vas a arrepentir. – la apunto con el dedo. – ¿Es que no te das cuenta? ¡Te está utilizando! Abre los ojos, joder. Valórate. Vas a acabar teniendo el mismo problema, y ninguna queremos eso. Joder Emma, queremos ayudaros. – gruño, cada vez más enfadada. – ¡Por lo menos mírame cuando te hablo! – le grito, perdiendo el control. Noto una mano suave posarse en mi brazo.

- Ya, venga. – me susurra Leire. – Y tú, piénsalo bien. Vais a acabar muertas por sobredosis. – le dice a Emma. – Hay más tías en el mundo.

- Ella ha conseguido comprenderme como nadie lo ha hecho. ¡Ni siquiera vosotras!

- Cállate. – le susurro. – Cállate y desaparece de mi vista.

Emma me mira con una expresión triste, y huye hacia atrás, bajo la atenta mirada de Leire, que no entiende mi reacción. Levanto la cabeza, altanera, pues esto no me va a derrumbar. Voy a conseguir sacarla de ese pozo, quiera ella o no.

- Vente conmigo. Ahí hay copas de vino tinto, como a ti te gusta. – me dice Leire, intentando que sonríe. – Cenamos, bailamos un poco y después nos vamos a mi casa a hincharnos de helado y viendo películas de Navidad. ¿Te parece?

- Me parece. – le sonrío.

Caminamos hasta la sala, pero una mano fuerte y dura me agarra y me arrastra hacia un cuarto oscuro. El piano. Alzo la mirada y me encuentro a Eleazar, con una mirada de pocos amigos.

- ¿Qué haces? Estaba con Leire. – lo aparto de mí, ya que está invadiendo mi espacio personal.

- Me he vuelto loco, Maia. – se jala el cabello mirando al techo. – Estoy desesperado. Te necesito en mi vida, joder.

Lo miro con los ojos abiertos como platos. Veo cómo sus ojos se aguan sin apartar la mirada hacia mí. Agarra mis mejillas con sus manos y planta un dulce beso en mis labios, que transmite paz, amor y ganas.

Ganas mutuas que nos tenemos. Por fin, después de mucho tiempo, he tenido esa sensación que me faltaba en mi vida: la tranquilidad. 

DAMA (HVA 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora