6. Transformación

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Dariana se sentía muy feliz de estar con Eduardo, hacía tanto que no apreciaba lo que era vivir enamorada y ser correspondida, llevaban 2 meses juntos, esa tarde regresaron a Nepi a visitar a Alessandro y a Sarah, se quedaron unos días con ellos.

—Ciao bambina, ¿cómo estás? Bienvenida a casa—escuchó a Alessandro decir.

—Gracias Alessandro, me hace muy feliz que nos invitaran— Dariana le respondió.

—Sarah viene en un momento, está en el negocio, voy a preparar la masa para la pizza ¿de que la quieres bambina?

— ¿Y si mejor me enseñas y la preparamos juntos? —Dariana pidió entusiasmada.

— ¡Claro! — Alessandro respondió encantado con la idea.

—Yo cuidare de Alessandro Junior—Eduardo comentó.

Mientras ellos se pusieron a trabajar Eduardo sostenía al bebe. Dariana admiró la escena que tenía frente a ella, reconoció lo bien que se veía con el Piccolo.

La tarde fue sensacional, para cuando Sarah, llegó prácticamente las pizzas estaban por salir del horno, no podía faltar un buen tinto, bebieron y comieron en armonía, lo que Dariana más disfrutó fue ver la emoción de Sarah al verlos juntos.

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A la mañana siguiente Alessandro y Eduardo se fueron a la ciudad, Dariana acompañó a Sarah a su negocio de peluquera, le costó trabajo aceptar que tenía a dos personas siguiéndola para todos lados, «la gente de su padre», trató de olvidarse de ellos, solo así el agente, se había ido con Ale, tranquilo.

—Dariana recuerdo que me dijiste que aún no te encontrabas a ti misma, yo prometí ayudarte a hacerlo ¿crees que sea este el momento de dejar todo atrás? —le preguntó Sarah

— ¿Me ayudarías en algo así? —Dariana comentó sorprendida

—Por supuesto—respondió emocionada—deja aviso que tardaremos, le pediré a Alessandro que haga una reservación especial, sonrieron juntas.

Llevaban seis horas dentro de su negocio, la tenía con tinte, aluminio en el cabello, con tantas cosas en las manos, la cara embarrada de cremas especiales, Dariana muy en el fondo deseaba que ella pudiera hacer magia, quería darle vuelta a su aspecto, quería volver a ser ella, aunque las heridas dolían a sangre viva, deseaba amar libremente a Eduardo.

—Amore ya tengo todo listo—, Alessandro le llamó a Sarah— envié a tu negocio lo que pediste, las esperamos—Alessandro sonríe en complicidad.

—Perfecto, esta noche renacerás—escuchó decir a Sarah

—Por fin he terminado Dariana mírate—le pidió.

La joven, no podía creer lo que vio frente al espejo, hacía tanto que no se reconocía, «la chica de cabello chocolate, con ojos amielados», volvía a estar ahí, claro que ella hizo más, le agregó unos colores juguetones que la hacían resaltar más sus ojos y sus facciones, algo tan delicado, el maquillaje estaba un poco alto porque irían a cenar tenía tonos cálidos, que le hacían lucir como la persona tierna que siempre había sido, y no como la rebelde mujer en la que se había convertido.

Sarah estiró la mano, pidiendo que se retirara todos los pearsing —Dariana le sonrió y se los comenzó a entregar.

—Dije todos—Sarah volvió a estirar la mano—Dary hizo un mohín retirándose el último que le había faltado, el de la lengua.

Dary se sintió tan dichosa que los ojos se le comenzaron a llenar de lágrimas.

—No, no por favor arruinarás el encanto, esta noche alguien terminará por volverse más loco—ambas sonrieron.

LA PROTEGIDA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora