14. Descubrimiento

214 51 27
                                    

Eduardo, salió detrás de ella, le tranquilizó ver que se había encontrado en el pasillo a Alessandro, con el maletín de ropa que le encargó. La tenía abrazada. Ale, lo miró haciéndole señas, a las que el joven, correspondió en señal de no entender ¿Qué sucedía?

Calma Dariana—le pidió Alessandro—no sé qué pasa, pero podemos hablar.

—Me mintieron, tú también—la escucharon decir.

—Vamos a la habitación para entender a qué te refieres piccola—Alessandro sonrió con calidez, tratando de darle la confianza que evidentemente no había, al observar dudas en el rostro de la chica.

Una vez ahí Alessandro intervino—explícate por favor, porque no comprendemos lo que sucede.

—Ustedes son unos farsantes—Dary sollozó.

—No lo somos—respondió Alessandro, y tampoco leemos la mente, ¡habla! —le ordenó en tono severo.

—Ustedes lo conocían también—. Alessandro y Eduardo se voltearon a ver, sin seguir comprendiéndola.

— ¿A quién? —le preguntó Eduardo.

—A Dante—respondió Dary...— ¿Cómo? —manifestaron ambos hombres, en coro.

—Él está en las fotos—la joven, señaló la cámara

— ¿A quién te refieres? —la cuestionó Alessandro alterado.

Dariana, tomó la cámara, abrió la imagen—. A él— lo señaló—Alessandro y Eduardo se quedaron paralizados.

— ¡Lucca! —su sorpresa fue mayor.

—Ese hijo de puta—escucharon decir a Alessandro

Eduardo colocó las manos sobre su cabeza—¡claro! Ahora todo se explica, ¡bastardo! —Soltó un golpe sobre la pared.

—Vamos a calmarnos—sugirió Alessandro, mirando a Dary. Solo por ella reprimió toda la letanía de malas palabras que deseaba externar, se quedaron en silencio durante unos minutos.

— ¿Quién es? —la joven cuestionó.

—Bonita, él no se llama Dante, su nombre es Lucca—Eduardo, la miró inclinando su mirada, sus ojos expresaron tristeza.

—Oh quizás no se llame Lucca y sea Dante, realmente—. Escucharon decir a Alessandro. Eduardo volteó a verlo seriamente. «¿Es en serio, bromea en este momento?», se preguntó.

—Perdón necesitaba burlarme un segundo de esto... porque este hombre la va a pagar... —la mirada de Alessandro se tornó hostil.

—No entiendo—escucharon a Dary angustiada.

—Vamos a sentarnos por favor—Eduardo les pidió.

—Dary él era la pareja de Francesca, y parte de nuestro equipo de trabajo, desapareció el mismo día que tú, por el tiempo que pasó, lo dimos por muerto.

— ¿A mí también? —les preguntó.

—A ti desde el primer día que desapareciste—respondió Alessandro—, Eduardo más que nadie lloró tu perdida, sufrió tu ausencia, visitó tu tumba y cada que lo hacía agonizaba al recordarte, no lo había vuelto a ver sonreír, hasta que volviste.

Dary se dirigió a él a paso lento, insegura, Eduardo, lo pudo ver en su mirada, extendió sus brazos para recibirla—. Lo lamento—la joven, inclinó su mirada.

—No es tu culpa Dary, esto fue bien planeado—besó su mejilla.

—Tenemos que volver a Ámsterdam—Eduardo, volteó a ver a Alessandro, quien afirmó moviendo la cabeza.

LA PROTEGIDA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora