Capítulo 16.

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Kyle.

— Estos son los apuntes de literatura —Noah deja sus cuadernos sobre mi escritorio de estudio— por cierto, todos nuestros compañeros preguntaron por ti, tuve que mentirles y decir que sufriste un accidente en auto.

Enarco una ceja en dirección a mi amigo.

— ¿Exagere? —inquiere.

— Demasiado, Bro —sonrío divertido.

Noah reí por lo dicho, ya luego se acerca y toma asiento en la esquina de la cama, a un lado de mí. Trata de no mirarme de frente, sé que lo hace por la forma en que reacomoda sus gafas sin necesidad de hacerlo, por como mira la venda llena de sangre en mi mesa de noche. Sé que odia verme así, sé que odia tener que ir al instituto y dar explicaciones a nuestros compañeros, sé que odia mentir, y sé que debo parecerle alguien distante en estos momentos.

— ¿Cómo te ha ido? —inicio, esperando que con aquello inicie una conversación que termine en su desahogo.

Guía su mirada hacía mí, evita mirar mi nariz fracturada.

— Muchas materias, muchas cosas que no entendí —suspira pesadamente—. Din te envia saludos y espera que te recuperes pronto para poder salir al cine.

Abro mi boca, pero me detengo en el momento en que su mirada se fija con la mía, y con aquello me pide que no hablemos de Audrey, que no le pregunte sobre ella.

— ¿Y tú cómo has estado? —interviene.

Quiero decirle que mal, que desde lo sucedido fuera del bar no he podido dormir bien, que hay imágenes que me atormentan cuando cierro los ojos, y que en la oscuridad de mi habitación recuerdo una y otra vez como aquellos labios que me besaron pidieron perdón una y otra vez. Quiero decirle que cuando intento persivir nuevamente mi roce con Audrey, hay un momento en el que su rostro intacto desaparece, y la imagino con rasguños y golpes, con sangre corriendo por su rostro. Pero no se lo puedo decir o tal vez sí. Todo esto era como un pequeño secreto que debía ser revelado, mis adentros lo pedían, pedían a gritos dejar todo atrás. Aun así yo me seguía aferrando en ayudar a Audrey, y hasta que eso no acabara, esto seguía siendo solo mi asunto.

— Un poco de dolor —digo, en cierta parte no mentía— y una pereza extrema. Papá me ha prohibido los videojuegos y las salidas sin supervisión, teme que me suceda algo igual o peor.

Noah asiente, y sé que no lo hace por simular que me escucha, sino, dandole apoyo a lo impuesto por mi padre.

— Todo aquí es aburrimiento total —prosigo— nada en la laptop, nada en la televisión.

— Deberías agradecer que tu padre no es de esos que dejan por un lado a sus hijos —miro como se quita las gafas y las limpia con la camisa de su uniforme.

— Su pasado me transtorna —le confieso— si no está diciendome que teme perderme o que soy lo mejor que le pasó en la vida después de mamá... Entonces está mirandome con el rostro lleno de tristeza y suplicandome con la mirada que no lo decepcione, que no lo haga sufir más.

Se recoloca las gafas. Noah sabía muy bien todo lo que vivió mi padre, sabía que asesinó a golpes a dos hombres en la lona de un local clandestino, tan solo por salvar a su hermano, mi tío. Sabía que después de aquello se la pasó luchando para un hombre que lo manejaba a su antojo, ya luego conoció al papá de mi amigo, y terminó trabajando para ellos. Mamá nos había contado que nunca antes conoció a alguien ta roto como papá.

DEMONS.✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora