12. La noticia.

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El día había llegado. Barbara se levantó con el pie izquierdo.

Primero, en el desayuno le molesto que sus padres estuvieran tan irritantemente felices, ella no lo estaba llevo nada bien, es decir; se iba a casar con el idiota más grande del mundo. No era tan divertido como lo había pensado el día anterior.

No parecía para nada su cumpleaños.

Luego, Toby la ignoraba tan malditamente bien, incluso se veía más amargado que ella y aunque Barbara quería evitarlo, tenían que comportarse como unos malditos enamorados.

—Escucha, idiota... tienes que hacer como que tan siquiera te importa. —le dijo ella, fulminándolo con la mirada.

—Ah sí, es tu cumpleaños... —respondió él. —Felicidades a ti y mis condolencias a todos los que te hemos soportado por veinte años. —respondió seco.

Barbara no se lo tomo a mal, es decir, ellos se trataban así siempre.

— ¿Por qué estás tan amargado? Quiere decir más que de costumbre. —pregunto ella.

—No lo sé, ¿será porque gaste mis ahorros en un estúpido anillo para ti? O, Porque me voy a casar con la persona más egoísta del planeta... ¿quizá porque deje a la chica de mis sueños?

—Ya. —lo cortó ella. —Deja de ser tan dramático, ahora... ¿mi anillo es bonito?

Toby rodo los ojos, iba a responder pero unas voces se acercaban en el pasillo y luego, Barbara ya lo estaba abrazando.

— ¿Qué mierda? —susurro Toby.

—Finge que estas feliz por mí, ya sabes... se supone que nos queremos.

Toby la abrazó cuando vio a los señores Parker acercarse.

—Hey, ¿qué está pasando aquí? —preguntó Priscilla, con voz cantarina.

Se soltaron y se obligaron a sonreír.

—Solo la felicito por su cumpleaños. —respondió Toby, y sonrió aún más.

—Um, están muy raros desde que llegaste. —observo Diego, mirando a Barbara.

Ellos solo rieron.

—Y misteriosos...—agrego Priscilla.

— ¿Qué se traen entre manos? —pregunto su padre.

—Lo sabrán en la cena de cumpleaños.

—También les tenemos una sorpresa hoy en la noche. —dijo ahora su madre.

Ambos rodaron los ojos.

—Ya veremos quien se sorprende más, madre.

{...}

10:00 pm y la casa de los Parker estaba llena, había gente por todos lados, jóvenes y adultos. La casa estaba iluminada con luces de neón y gente bailando al ritmo de la música del mejor D.J de Los Angeles. Todos estaban vestidos como en los sesentas.

Barbara se había puesto un vestido amarillo y su cabello estaba suelto en un sencillo peinado a base de ondas, esta vez se había vestido más decente que en sus otros cumpleaños.

Le frustraba saber que además de estar cumpliendo veinte años y de no poder vestir como una adolescente, el matrimonio la convertiría en una casi-señora.

Se encontró a Tobías sentado en una silla apartado de la gente, con la mirada perdida en su vaso de plástico, pero lo único que pudo maldecir esta vez de él, era que se veía tan malditamente bien vestido como un hippie o algo así.

¿Comprometidos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora