18.

8.1K 841 47
                                    

Meses, ya tenía 8 meses de embarazo.
El pequeño bastardo crecía fuerte y sano.
Me decían que no le diga así pero era la verdad, igual yo se lo decia del lado cariñoso, me estaba acostumbrando muchisimo a éste pequeño ser.

Ya no soportaba quedarme quieto tanto tiempo. Debía hacerlo ya que mis pies estaban hinchados como morcillas y mi espalda se encontraba muy adolorida, ya agacharme implicaba un gran esfuerzo.
¿Y las escaleras? Ni hablar de ellas, era un calvario subirlas, si justo un vecino pasaba por ahí le pedía si me podía ayudar, decir que todos ellos eran muy amables y siempre accedían.

¿Y Kim? No lo vi desde la ultima pelea, pero el me llamaba muy seguido, esperando que le conteste.
¿Qué se cree ése idiota? No puede quedar bien con Dios y con el diablo, solo puede estar bien con uno, no con los dos, su prometida o yo.
Claramente ganaba su prometida.

Yo fui muy idiota, la verdad creí que el hacía esas muestras de afecto hacía mi persona porque me amaba o sentía algo por mi, pero me equivoque, el solo jugaba conmigo.
¿Que provecho sacaba de todo esto?

Le di una oportunidad y la desperdició.

Escuche que tocaban la puerta del departamento y a los segundos, una carta se deslizó por debajo.
Me paré y caminé a ese mismo lugar, me costo mucho agacharme pero finalmente, tomé el sobre.
Volví a mi lugar para poder abrirla con calma y comodidad.

Malas noticias.
Me querían quitar de mi departamento, debía meses, no había pagado los dos anteriores y ese era el límite, me quitarían mi hogar.
Y era de esperarse pero no pensaba que éste día llegaría tan rápido.

Dejé que la carta cayera al suelo y miré a mi alrededor. Todo se desmoronaba.
Mi vida, mi futuro.

Hace unos días, perdí mi empleo debido a que habían cerrado la cafetería, el viejo ya no podía pagar el alquiler del lugar, en consecuencia, tuve que irme tambien yo.
Había ahorrado un poco de dinero antes pero apenas me alcanzaba para subsistir.
Mi ambiente no era el mejor, los alimentos que estaba ingiriendo no eran los propicios, hasta a veces me salteaba comidas para no tener que gastar.
Mi amigo había dejado la ciudad y no me daba la cara como para llamarlo y llorarle la carta, decirle lo mal que estaba, el siempre me había ayudado.

Llevé mis manos a mi cabello y tiré un poco de el.

Estaba completamente jodido.

Miré mi ropa. La remeras anchas que usaba para tapar mi panza ya estaban algo horribles y desteñidas. Toda mi ropa estaba fea, como desearía comprar ropa nueva, pero por ahora era un gasto innecesario.

Me levanté, sosteniendome del apoyabrazos, me daba mejor estabilidad.
Me coloqué mi gran camperon y decidí ir caminando a la Iglesia, no era religioso ni nada, es más, no creía en Dios, pero creía en algunas personas de esa Iglesia, hacian las cosas para mejorar a los necesitados, yo muchas veces había llevado dinero para los más necesitados.

El día estaba muy frío asi qué me abroche todos los botones y me coloqué la capucha, intentando mantener el calor en mi cuerpo.
Al llegar a la puerta de la Iglesia, vi que Jan, una joven que se dedicaba a ayudar a las personas del barrio, me reconoció y, a pesar de que estaba tratando con un gran grupo de gente, se acerco a saludarme.

—Jungkook, ¿Cómo lo estás llevando?—Parecía preocupada por mi.

—Pues...—Suspire.— Un día estás ayudando a los necesitados y al otro día vienes a pedir ropa que traen las demas personas porque ya no puedes comprarla

—No tengas vergüenza, Jungkook, "Hoy por ti, mañana por mi"—Puso su mano en mi hombro.—Jamás se sabe cuando alguien puede estar en estado de necesidad

Buscó una bolsa y me la entregó.

—Calcetines, Un pantalón, una remera grande, un abrigo calentito, todo está en esa bolsa, espero que te sirva

Su gesto me llego al corazón, él estar tan necesitado... jamás creí que llegaría a tal extremo.
Parecía que mis ojos no descansaran, puesto a que comencé a llorar como 4ta vez en el día.

—Oh, Jungkook, tranquilo—Me abrazó, reconfortandome un poco.—Solo debés cuidarte, y también cuidar a ese hermoso bebé, prometeme que cuando nazca vendrás a mostrarmelo, quiero conocerlo

—L-Lo haré—Sorbi mi nariz y pasé la manga de mi camperon por mis humedas mejillas.

Luego de ese emotivo momento, me fui de allí.
De vuelta en casa, pude ver que en la calle de mi departamento, el auto negro de Kim estaba estacionado, y pues él estaba parado ahí, apoyado en la pared fumando.
Mierda, mierda.

Me acerqué lentamente a donde el se encontraba, esperando que no decidiera venir a joderme hoy.

Aceptación【 Kth + Jjk 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora