36.

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Pasó todo el eterno momento de la cena y los viejos nos invitaron a dormir, no querían que nos fuéramos a viajar por horas a esta altura de la noche, si, seguro que no era porque el viejo le mostró su colección de licores a Kim y estos bebieron hasta caerse de la silla.
Juro que estaban tan ebrios que empezaron a ladrarse entre ellos como si fueran perros, la mujer del viejo y yo los mirábamos de lejos.

Ya después de su locura colectiva, nos habían asignado nuestra habitación y ellos se habían ido a la suya. Solo estábamos, Kim, el bebé y yo.
Lo primero que hice fue recostar al bebé en una cuna que estaba detrás de un biombo para separarlo en la misma habitación, luego, caminé a la cama y empecé a quitarme los zapatos que me apretaban horriblemente.

Al parecer a Kim también le molestaba su ropa porque empezó a quitarse el saco y a aflojarse la corbata mientras se sentaba en un sillón a descansar.

El calor permanecía en mi cuerpo.
Comence a desabrocharme el cinturón, me sentía apretado.
Oh no, no me sentía apretado, estaba realmente apretada mi entrepierna, me quedé mirándola sorprendido.

—¿Nunca te habías visto el pene o que onda?—Kim me miraba y reía, tenia sus mejillas rojas debido al alcohol que había ingerido hace rato.— Estas caliente, así es la anatomía del hombre—Me señaló su entrepierna, la cual ahora también estaba apretada.

Se me erizaron los pelos del cuerpo.

—¡¿Y tu porque estás caliente?!—Le repliqué.

—Y mira… solo de verte me pongo así, ¿Ves lo que haces en mi?—Miro hacia la cuna del bebé y me hizo un gesto de que me callara poniendo su dedo índice en sus labios.

Rápidamente tapé mi boca, recordando que estábamos en casa agena y que el bebé dormía.
Kim me hizo otro gesto con su mano para que me acerque a el, al parecer no quería que estuviéramos gritando de una punta de la habitación a otra, así que le hice caso y me acerque a el, planeaba agacharme a su lado pero apenas estuve a su lado, me tomó de las caderas y me sentó sobre su regazo.

Lo miré fijamente y el solo se hizo el idiota, comenzando a silbar bajito y a mirar hacia otro lado.
¿Así que quería jugar, eh?

Deslize lentamente una de mis manos por su muslo, subí hasta llegar a la zona de su entrepierna, en la cual solo pasé mi dedo por su miembro haciendo un poco de presión.
Kim me miró sorprendido, creo que no esperaba que eso pasara en ningún momento, yo le había dejado en claro que no quería nada de sexo y ninguna insinuación, pero la situación estaba yéndose de control.

No esperé más y de un rápido movimiento coloqué mis piernas a cada lado de su cuerpo, quedando sentado sobre su activa entrepierna. No pude evitar sentir calor por toda mi cara, probablemente estaba rojo como un tomate, pero podría mentir con que el alcohol había sido el causante de tal efecto.

—Mirate, eres un tomatito—Sus manos fueron directo a mi trasero, el cual nalgueo y apretó con fuerza, quedándose con sus manos allí.— Pero si no tomaste alcohol, ¿Por qué estas-

Idiota. No lo deje terminar ya que me abalance sobre el para juntar nuestros labios en un lacsivo beso francés en donde nuestras lenguas volvían a encontrarse despues de muchísimo tiempo.
Kim estaba jodidamente desaforado, el efecto del alcohol al parecer lo ponía demasiado, dos segundos y ya estaba quitándome la camisa de cuajo, arrancando los botones.
Yo intenté hacer lo mismo con la suya, solo que a mí no me salió como quería, algunos botones quedaron enganchados y tuve que sacarlos manualmente.

Deslicé mis manos por su pecho, acariciando cada lugar de su torso desnudo, si antes estaba apretado ahora lo estaba el doble.
Kim no aguanto más y me apartó de el de golpe para llevar sus manos a mi pantalón, pero antes de hacer lo que tenia en mente, se me quedó mirando.

—¿En la cama o aquí?—¿Eso importaba ahora, Kim?

—En el sillón está bien, yo haré todo el trabajo, ponte cómodo

—Me gusta dominar y lo sabes —Se me quedo mirando con seriedad pero yo le hice un puchero, el cual lo hizo poner los ojos en blanco.—Está bien, pero después cambiaremos y yo mandaré

Rápidamente, mordí su labio inferior y rápidamente me levanté de encima suyo para correr a buscar un preservativo que estaba en mi billetera, no cometeriamos el mismo error dos veces.

Aceptación【 Kth + Jjk 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora