KELLIC:
Cuatro días, ese era todo el tiempo que me quedaba con Vic. ¿Cómo es posible que el tiempo hubiese pasado tan rápido? Supongo que cuando te lo estás pasando bien y estás disfrutando, el tiempo parece ir más deprisa, y sin que siquiera te des cuenta, ya estás haciendo una cuenta atrás, contando las horas y los minutos que quedan para el último adiós.
- Vic, ¿te pasa algo? - Estos últimos días había estado muy raro, parecía estar siempre en su mundo, pensando en vete tú a saber qué.
- No, no me pasa nada.
- Ya te lo he dicho muchas veces, si te pasa algo puedes contármelo, puedes confiar en mí ¿vale? - Dije sin creerme sus palabras.
- Sí, sí, lo sé, es solo... no sé, es que estoy intentando encontrar algunas respuestas.
- ¿Respuestas?
- Sí, tengo muchas preguntas en la cabeza sin respuesta.
- Sea lo que sea, quita esa cara larga y sonríe, estoy seguro de que pronto encontrarás todas esas respuestas que quieres. No estés pensando en cosas que te pongan mal mientras estés conmigo, no quiero verte mal, y ya tendrás tiempo para pensar en esas cosas después. - Dije dedicándole la mejor de mis sonrisas.
- No, no lo entiendes. - Dijo enfadado. - No tengo tiempo, ese es el problema. - Le miré curioso, no entendía de qué estaba hablando, pero parecía que lo que quisiera que tuviese en su mente era muy importante. - Lo siento, es que no puedo, por más que lo intento y lo intento no consigo encontrar lo que busco. - Se veía bastante estresado, así que hice lo único que sabía que quizás podía tranquilizarlo, y sin que apenas se dieras cuenta ya estaba entre mis brazos.
- Tarde o temprano todo se solucionará. - Le intenté animar. - Tienes que ser positivo. - Él no dijo nada, tan solo me abrazó fuerte, como si tuviera miedo de que en cualquier momento me pudiese escapar o desaparecer.
- Tengo miedo. - Dijo pareciendo haberme leído la mente.
- ¿Miedo de qué?
- De perder algo que quiero. - Cada vez entendía menos lo que decía, pero de alguna forma le entendía, yo también iba a perder algo que quería mucho y que jamás volvería a mí. Yo también tenía miedo, y ahí, entre sus brazos que parecían protegerme, quise llorar. Sentí la necesidad de desahogarme, de decirle de una vez por todas lo que sentía dentro cada vez que le veía, de cada vez que me llamaba por algún nombre raro para reírse de mí, quería hacerle saber que la sangre me ardía recorriendo cada centímetro de mi cuerpo cada vez que su piel hacía contacto con la mía... Pero no podía. ¿Qué cambiaría? Había dos opciones, en el mejor de los casos él sentiría lo mismo y pasaría los mejores cuatro días de mi no-vida, y en el peor de los casos me rechazaría o incluso podría darle hasta asco el hecho de que me gustase. Dicen que siempre hay que arriesgarse, que el que realmente fracasa es el que no lo intenta, y el que decide arriesgarse a un "todo o nada" al menos ha sido valiente y no se quedará siempre con la duda del qué podría haber pasado. Yo sabiendo todo esto no pensaba hacer nada, prefería que me recordase para siempre como un buen amigo, para yo quedarme con el recuerdo de ser el cobarde que prefirió guardarse sus sentimientos muy adentro donde nadie nunca, ni siquiera yo, los pudiese encontrar.
- Dicen que las cosas pasan por alguna razón. No es el fin del mundo, ¿vale? - Dije separándome de él. - Y sé que mis palabras no servirás de mucho, pero yo estoy aquí contigo, apoyándote, aunque solo sea por cuatro días.
- Me voy a aburrir mucho cuando ya no te pueda ver ¿sabes? Es una pena que ya no vaya a tener a ningún demente que me persiga con un gato por un parque.
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Forever and Always (Kellic)
FanficLos ángeles negros y blancos están destinados a vivir separados, siendo una especie sin esperanza. Pero...¿Que pasa si un ángel negro y un ángel blancos caen sin querer en las redes del amor? ¿Será su amor prohibido? Quizás ellos sean los únicos que...