Especial Imposible: Mi mundo sin ti. Parte 1

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Hela era sin lugar a dudas el mayor tesoro que poseía Loki. Durante el tiempo que la bebita estuvo en la incubadora luchando por vivir, el Dios de las mentiras sentía que la vida le abandonaba; verla ahí tan frágil y pequeñita conectada a esos tubos que le ayudaban a respirar, la visión de aquellos cables conectados a su cuerpecito monitoreando sus signos vitales, todo eso le partía el corazon a Loki quien lo único que deseaba era poder sostenerle en brazos. Fueron largas noches de insomnio en los que él y Strange no se apartaban del lado de Hela, la pequeña resultó ser una niña muy valiente, pues pese a tener que estar alejada de los brazos de aquel que le dio la vida no lloraba mostrándose insegura para no preocupar a los que estaban a su lado.

Strange seguía manteniendo esa fuerte conexión con la pequeña, solían tener largas pláticas en las cuales la menor preguntaba por su padre, así como su evidente ausencia. Hela no soportaba ver como su progenitor sufría en soledad, Loki no lo sabía pero la niña entendía sus palabras, ella conocía el sufrimiento de este por tener que estar alejado de Steve, Hela quería que su padre estuviera a su lado, se prometió no preocupar a Loki mientras su cuerpecito aún fuera débil como para tener que estar en esa incubadora, no entendía porque sus padres no podían estar juntos si era obvio que los dos tenían fuertes sentimientos y el mismo Strange solo le decía que a veces las personas eran más complejas de lo que aparentaban.

Loki pasaba sus días en una misma rutina diaria, dormir hasta muy alta la noche cuidando el sueño de su pequeña hija, dormir un par de horas por la mañana para luego alistarse, mal comer un rápido almuerzo y volver al lado de la menor. Le sorprendía que la niña fuera tan calmada, al principio eso le preocupaba pues consideraba no era normal que un bebé prematuro no llorara, sin que lo supiera Strange lo hablo con Hela quien para calmar las ansias de su amado progenitor comenzó a llorar de vez en cuando, usualmente si sentía hambre o requería un cambio de pañal o tan solo porque observaba la mirada angustiada de Loki.

El día que tuvo que ir a dar el adiós a su hermano sintió que algo se rompía en su ser, en ningún momento de su vida pasada cruzó por su cabeza que aquel hombre cuyo nombre se deleitaba pronunciando llegaría volverse un extraño para él. No le deseaba ningún mal a Thor, ¿quien puede desear mal a una persona que fue importante en su vida?, por lo menos Loki no, no excusaba las acciones de su hermano pero comprendió que fue culpa de un deseo que se volvió una obsesión para él, les costó su felicidad, aun ahora para el Dios de las travesuras resultaba increíble cómo algo así les hubiera costado lo que se suponía era eterno entre ellos, pero se dijo que fue más doloroso para él tener que dejar en libertad al único hombre que le aceptó sin reservas, aquel con el que no imaginó podría tener tantas cosas en común. Su corazón dolió más cuando observo aquellos preciosos ojos azules que parecían suplicarle no le abandonase, tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para dejarle ir y mentirle sobre la verdad de su hija, ahora aquel hombre debía llorar por la muerte de un bebé que no conoció, se buscó convencer así mismo que ahora que Steve regresó con Tony este le haría olvidar ese trago amargo, después de todo así lo dijo aquel castaño que ambos era una pareja nuevamente y en definitiva Bucky no lo negó, lo vivido entre ellos lo llevaría para siempre en su corazón como un bello sueño.

La nueva casa que habitaban Loki y su pequeña Hela resultó ser un poco más grande que la anterior, en la habitación de la niña estaba dibujado un árbol de cerezos; grande, frondoso y de colores tan vivos, con sus ramas extendiéndose por las paredes, junto a la cuna yacía una silla mecedora de madera, la cual era usada por el hechicero por las noches cuando visitaba a la menor para contarle una historia antes de dormir, Loki se acostumbraba a la idea de que el mago iba y venía a través de sus portales para visitar a Hela, ya no le incomodaba que aquel hombre anduviera por su hogar como si este le perteneciera, después de todo aparte de la menor él era su única compañía y Hela parecía disfrutar de su presencia.

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