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Tenía que salir de allí lo antes posible. Le dije a Yugyeom que viniese el solo y que no le dijese a nadie nada. Empecé a meter todo en la maleta sin ningún orden. Solo faltaba guardar las cosas de dibujo en el portfolio y en la mochila cuando llamaron a la puerta. Mi pulso se aceleró y un sudor frío me recorrió la espalda. Me acerqué despacio a la puerta y miré por la mirilla. Era Yugyeom. Parecía preocupado y tenia el ceño fruncido. Abrí la puerta y el entró en la habitación rápidamente.

-¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

-¿Me puedo ir a vivir con vosotros? Porfavor.

-¿No decías que te lo ibas a pensar?

-Si pero...

-¿Qué ocurre?-dijo cogiendome de los hombros.

Yo trague saliva y agaché la mirada. Después me separé de él y me acerqué a la mesilla donde se encontraba la carta. La cogí y se la tendí a Yugyeom. El la abrió y la leyó.

-¿Qué pone?

-Es cierto, joder. Está en español.-Se la quité de las manos y la leí.-Pone "Te he encontrado amor".

Su semblante cambió de serio a amenazante.

-¿No ha venido nadie a la habitación, no?

-No. Pero necesito salir de aquí.

-Sí, cuanto antes. ¿Qué te falta por guardar?

Se lo señalé y empezó a ayudarme a guardar todo. Cuando terminamos de guardarlo decidimos salir del hotel separados para no llamar la atención. Si alguien me estaba vigilando no sospecharía si salgo con las manos vacías del hotel, sin embargo si me ven con maletas no dudarían en seguirme. Por eso Yugyeom llevaría mis maletas y yo iría de vacío, como si fuese a dar una vuelta. El me esperaría en la esquina con el coche para recogerme y salir de allí lo antes posible.

Yugyeom cogió las maletas y se dispuso a salir de la habitación. Ambos cogimos aire.

-Natt...

-¿Si?

El se giró y me abrazó fuerte.

-Ten cuidado por favor.

Asentí. Antes de que saliese miramos que el pasillo estuviese vacío. Una vez estuvo a oscuras Yugyeom salió de la habitación dejándome sola. Antes de irme tenía que asegurarme de que no me dejaba nada en aquel lugar. Miré por debajo de la cama, en el armario, en el baño, los cajones... Nada. Lo había guardado todo. Habían pasado 10 minutos desde que Yugyeom había salido. Me tocaba a mi. Cogí la carta y me la guardé en el bolsillo de mi chaqueta. Apreté el colgante con la púa y la llave en mi mano, cogí aire y salí. Cerré la puerta tras de mí y recorrí el pasillo con la mayor tranquilidad que el cuerpo me permitía. Aún así mi mirada no dejaba de ir de un sitio a otro buscando a alguien que me estuviese mirando. Cuando entré en el ascensor solté el aire que había estado conteniendo. Esperé inquieta a que el ascensor llegase a la planta baja. El pitido de llegada me puso alerta otra vez. Al salir apreté el paso y crucé la recepción de la manera mas rápida que mis pies me lo permitían, pero sin llegar a llamar la atención. Atravesé las puertas acristaladas del hotel y miré a ambos lados en busca de un rostro familiar que esperaba no volver a ver.

Con paso decidido me dirigí a la calle donde había quedado con Yugyeom. Giré y ahí estaba el coche. Me subí a la parte del copiloto. Yugyeom me miró verificando que era yo la que estaba en el coche y aceleró. Una vez que estabamos lejos del hotel me preguntó.

-¿Te ha visto alguien?

-No, creo que no.

-Vale. Natt, de verdad, esto está pasando de castaño oscuro. ¿Qué coño pasa?

Begins. YugyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora