-Buenos días - me tensé al escuchar a Tom a mi lado.
-Tom - cerré la puerta de mi taquilla, viéndolo de frente -, sé que tu intención no es mala, pero tu ex-tóxica y sus amigas hacen la vida imposible a las chicas que te acercas. Por favor, ignórame si no quieres que me hagan la vida imposible - supliqué.
-Ayer hablé con Samantha, por lo que te hizo - se cruzó de brazos y apoyó el lateral de su cuerpo sobre las taquillas -. Realmente me disculpo en su nombre, aunque no sirva de nada después de lo sucedido. Realmente no sé por qué salí con ella - negó con la cabeza antes de masajearse durante un instante el puente de la nariz, dándome a entender que estaba bastante arrepentido por ello -. Hace tres meses que estoy en esta universidad, y me gustaría que fuéramos amigos - me propuso.
No pude ocultar mi sorpresa al escucharlo. O, más bien, con inseguridad. El jugador de futbol americano y bastante amigable con todos, quería ser mi amigo y ni siquiera había intentado hablar con él nunca, así que, era una broma o quería algo de mí.
Lo analicé, intentando encontrar algo que me dijera que me estaba haciendo una broma pesada como su ex para luego reírse de mí. Se peinaba su pelo rubio con algo de nerviosismo y sus ojos, azul celeste, me observaban con algo de esperanza de que aceptara su proposición.
-Lo que pasa es que no quiero morir en manos de tu ex, ni que me cojan asco las otras chicas que te idolatran.
-¿Y si prometo protegerte de ellas? - posó su mano derecha sobre su pecho, donde se encontraba el corazón, y la izquierda la levantó -. Yo, prometo de corazón luchar por nuestra amistad - me reí por el drama que creaba, provocando que me sonriera y guiñara el ojo -. ¿Un intento al menos? - insistió.
-Si alguna chica me amenaza no te me vuelves a acercar - puse la única regla, aún sin confiar en él.
-Genial, por fin una amistad normal con una mujer - elevé una ceja al no comprender a lo que se refería -. Desde que puse un pie aquí, no paran de acercarse chicas con intenciones que no me interesan, menos tú, siempre has pasado de mí - me explicó.
-Supongo que no me hago falsas ilusiones con personas inalcanzables - caminamos juntos hasta la próxima clase, la única que compartíamos, llamando la atención de algunos compañeros.
-Inalcanzable, ¿eh? - murmuró para sí mismo, pensativo.
-¡Tom! - reconocí esa desagradable voz aguda, ambos nos detuvimos para ver qué quería.
-¿Qué haces con ella? - preguntó Sam incrédula.
-¿Te tengo que pedir permiso para hablar con alguien? - cuestionó escéptico.
-No, ¿pero con la huérfana rarita? - fruncí el ceño al escuchar de nuevo ese mote que odiaba.
-Si no recuerdo mal, tu madre te abandonó, lo que te hace huérfana de madre e incluso de padre, ya que no te hace ni puto caso tampoco - todos los que estaban escuchando la disputa, se sorprendieron antes de empezar a cuchichear sobre ella.
Nadie sabía ese pequeño detalle de ella, ni siquiera sus mejores amigas.
-¡Juraste no contárselo a nadie! - exclamó con nerviosismo antes de intentar darle un tortazo, pero fue sencillo para él esquivarlo; optó por marcharse corriendo aún más avergonzada.
Sentí algo de lastima por ella, hasta que recordé la barbaridad que me había hecho. Percibí en algunos rostros la satisfacción de verla en esa situación, ya que había hecho la vida imposible de bastantes personas. Me quedé en completo silencio mientras observaba como se marchaba por el largo pasillo completamente sola.
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Lucifer (1° Parte) || En Físico ||
Novela JuvenilSi un día te despertaras en mitad del desierto, ¿qué harías? ¿Y si lo hicieras esposada a alguien que no conoces y dice ser el mismísimo Lucifer? Ashley Wells deberá dejar toda su vida de lado cuando el Arcángel Gabriel le transmite el mensaje del A...