Un golpe fuerte me asustó, dándome cuenta de que me había quedado dormida. Una manta blanca me cubría; me la quité de encima buscando a Luzbel con la mirada. Se encontraba en la cocina con el ceño levemente fruncido examinando la puerta, pero al escuchar otro golpe más fuerte, me miró, provocando que una descarga eléctrica recorriera mi cuerpo por un segundo.
Sin decir ni una sola palabra sabía lo que estaba pensando en ese momento.
El libro.
Tenía que esconderlo.
Lo recogí del sofá mientras Luzbel se encaminaba hacia la puerta. Resbalé con los calcetines por el parqué, como si fuera una pista de hielo, hasta llegar a mi mochila, dónde metí el libro entre mis cuadernos para que no se viera fácilmente. Luzbel me miró antes de abrir la puerta, la cual volvió a sonar de nuevo repetidas veces.
Los pelos de mi nuca se crisparon por los nervios y la angustia de no saber qué iba a pasar a continuación, me agobió. El miedo había tensado todo mi cuerpo, poniéndome en alerta, aunque no me sirviera de mucho contra ellos. No había pasado el mes, todavía me quedaban dos semanas.
Luzbel la abrió, provocando que alguien la empujara de mala manera y se abalanzó sobre Luzbel, quien esquivo fácilmente el puñetazo. Me quedé helada en el sitio sin saber qué hacer ante esa pelea que no llevaba a ningún lado, ya que Luzbel esquivaba en todo momento, pero no se defendía.
¿¡Qué estaba pasando!?
—¿Ya? — sonrió Luzbel con las manos en los bolsillos de su pantalón.
—A veces me das asco — dijo el chico cruzándose de brazos al darse por vencido a la hora de intentar golpearlo —. ¿Te parece bonito lo que has hecho hoy frente a mi bar? ¡No puedes ir rompiendo brazos por ahí y menos con tu reputación! — lo empezó a regañar como si fuera un niño pequeño, haciéndome reír. Centró su mirada color avellana sobre mí, dibujándose una sonrisa amplia en su rostro, aunque se notaba su curiosidad a kilómetros —. ¿Quién eres? — preguntó.
—Ah, pues... — miré a Luzbel, quien estaba cerrando la puerta despreocupadamente. Lo noté bastante relajado, así que supuse que confiaba en él —. Soy Ashley — respondí con un susurro.
—¿Apellido?
—Wells, Ashley Wells... — asintió conforme, pasándose una mano por su pelo castaño.
—¿Me explicas? — solicitó centrando su atención en Luzbel, que volvía a la cocina.
—¿Qué quieres que te explique? Ya te lo he dicho hace unas horas — se apoyó en la isleta con los brazos cruzados.
—Ah, ¿entonces es esa chica? — me apuntó con incredulidad. Me miró de arriba abajo confundido durante varios segundos, poniéndome nerviosa —. No parece que haya cometido un pecado capital...
—¿Está puesto al corriente? — pregunté, yéndome a sentar de nuevo al sofá, tapándome con la manta blanca.
Luzbel asintió.
Al parecer, debe ser el amigo que llevaba el bar.
—¿A qué has venido, Azael? — inquirió Luzbel masajeándose el puente de la nariz, intentando mantener la compostura y no perder la paciencia —. Sabes que solo puedes comunicarte conmigo en casos extremos, no por partirle a un gilipollas el brazo...
Le preocupaba que pudieran descubrirlo hablando con él.
—Lo sé, lo sé. He venido por otra cosa — se acercó al sofá, donde yo me encontraba, y se sentó a mi lado —. Me he enterado de que el Altísimo ha discutido con tus hermanos — ambos fruncimos el ceño al escucharlo —. Al parecer, se han reusado a asesinar a tu... — me miró — ...nueva amiga — volvió a mirar a Luzbel —, ya que solo quieren ir a por ti.
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Lucifer (1° Parte) || En Físico ||
Teen FictionSi un día te despertaras en mitad del desierto, ¿qué harías? ¿Y si lo hicieras esposada a alguien que no conoces y dice ser el mismísimo Lucifer? Ashley Wells deberá dejar toda su vida de lado cuando el Arcángel Gabriel le transmite el mensaje del A...