—Deja de saborear el bollo de chocolate y vamos — se rio Azael empujándome hacia las colchonetas.
—Ya voy, ya voy — levanté las manos después de meterme el último trozo en la boca —. Que estrés.
—Vale... Yo no utilizaré las espadas por si te corto un brazo o una pierna sin querer — dejé de masticar, horrorizada.
Los tres se rieron al unísono por mi cara.
—Un acto muy bonito por tu parte — saqué mi espada de la funda de mi espalda y agarré la empuñadura con ambas manos.
—Empecemos... — Turel tomó una posición relajada.
Fruncí el ceño al ver que hacía lo mismo que Luzbel cuando practicaba con él; sabía perfectamente qué hacer, pero antes de ponerlo en práctica, ella ya se había acercado. Agarró mi brazo con demasiada fuerza, lo giró y me impulsó, estrellándome contra el suelo con nada de delicadeza.
Por un segundo, noté como se me cortaba la respiración y como el dolor de la espalda y brazo se hacían presentes, haciéndome un ovillo en el suelo, intentando aliviar el dolor de alguna manera.
—Madre mía — dijo Turel asustada, arrodillándose junto a mí —. Lo siento, lo siento muchísimo — se disculpó varias veces.
—¡Turel! — llamó Tamiel cabreado, acercándose a nosotras —. Contrólate que es una humana, el otro día hiciste lo mismo — agachó la cabeza y asintió arrepentida.
—Estoy... bien — me costó decir, cerrando los ojos por un segundo mientras me sentaba recta hasta que noté dos manos haciendo pequeñas presiones en mi espalda.
—¿Te duele? — preguntó Tamiel presionando en la columna vertebral.
—No me he roto nada... — aseguré —. Estoy bien Turel, no te preocupes — me apresuré a tranquilizarla, ya que el otro día se puso a llorar cuando me hizo otra llave que casi me deja inconsciente.
—Moscardón — la voz grave de Luzbel me sobresaltó —, al final me vas hacer cabrear en serio y será muy tarde para arrepentirte — se acercó a nosotros con paso lento, con las manos ocultas en los bolsillos de su pantalón militar, evitando caer en la tentación de agarrar a Tamiel del cuello, y este último lo notó, porque se incorporó con desgana para apartarse de mí, sin mediar palabra —. ¿Qué ha sucedido? — interrogó al cerciorarse que Tamiel se alejaba lo suficiente antes de centrar su mirada en mí.
—Fue culpa mía — aclaró Turel bajando la cabeza, incapaz de enfrentar la mirada de Luzbel —. No controlo mi fuerza con los humanos, lo siento mucho — se volvió a disculpar conmigo, entristecida.
—Que estoy bien — aseguré, aunque la mueca de dolor me delató al intentar ponerme en pie.
—Quieta... — ordenó Luzbel, posicionándose de cuclillas detrás de mí y posando sus manos en mis hombros; comenzó a presionar en mi espalda con sus pulgares, provocando que sonaran mis huesos, pero no me dolió en ningún momento, al contrario, alivió mi espalda —. ¿Mejor? — moví los hombros de atrás adelante un par de veces, asegurándome.
El dolor del golpe era casi imperceptible.
—¿Qué has hecho? — pregunté, incorporándome.
—Quitarte la contractura que te había ocasionado con el golpe.
—Eso me lo suele hacer a mí — intervino Azael, sonriente —. Funciona bastante bien, me lo tienes que enseñar — Luzbel asintió con una sonrisa.
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Lucifer (1° Parte) || En Físico ||
Teen FictionSi un día te despertaras en mitad del desierto, ¿qué harías? ¿Y si lo hicieras esposada a alguien que no conoces y dice ser el mismísimo Lucifer? Ashley Wells deberá dejar toda su vida de lado cuando el Arcángel Gabriel le transmite el mensaje del A...