Capítulo 36

90.9K 9.9K 1.8K
                                    

Cerré los ojos por un segundo, aterrorizada.

Solo tenía una pequeña esperanza de que Gabriel hubiera caído detrás de mí, pero si hubiera sido así ya me habría alcanzado; simplemente cerré los ojos a la espera del horrible impacto, cuando sentí como algo me rodeaba rápidamente por la espalda, abrí los ojos asustada, pero todo se volvió oscuro. Sentí un fuerte impacto al cabo de unos segundos, sintiendo las horribles punzadas en mi espalda.

Me removí entre los brazos del sujeto, intentando deshacerme de su fuerte agarre, hasta que pude distinguir las dos alas negras que me rodeaban; cayeron hacia los lados, dejándome ver que estábamos en el suelo.

Me giré levemente, dando con los ojos grises de Luzbel, quien me observaba con detenimiento mientras intentaba controlar su respiración agitada, hasta que me volvió a abrazar con fuerza, pegando mi cabeza a su amplio pecho, que subía y bajaba con rapidez.

-Luzbel - mi voz se entrecortó por las lágrimas de felicidad por volverlo a ver.

-Eres tú... - ​suspiró con alivio.

Levanté la cabeza aún con su mano sobre ella, evitando llorar.

Luzbel se había tapado los ojos con su brazo libre, pero, aun así, pude percibí una pequeña sonrisa de alivio.

Me incorporé torpemente, quedando a horcajadas sobre él, incitándolo a que también se irguiera para quedar sentado, provocando que nuestros rostros estuvieran a pocos centímetros.

Me abrazó de nuevo con fuerza, ocultando su rostro en el hueco de mi cuello. No pude evitar que se me escaparan algunas lágrimas mientras correspondía su cálido abrazo de bienvenida, tranquilizando el miedo que había estado sintiendo ahí arriba.

-No me vuelvas hacer esto, por favor - suplicó, apretando aún más el agarre en mi cintura.​

-​Lo siento... - ​sollocé -. Lo siento mucho...

-Tú no te tienes que disculpar - ​se separó un poco para mirarme de frente -. ​Estás de vuelta, y es lo único que me importa ahora mismo - me limpió las lágrimas con sus pulgares y, por fin, pude ver de nuevo el brillo que no vi en aquel libro.

-Estás herido... - ​susurré, al ver un corte sobre su ceja, otro más profundo en su brazo y los nudillos magullados.

-Esto no es nada - ​aseguró, acercándome a él para besarme, pero nada más rozar nuestros labios alguien se abalanzó sobre mí.

-​¡Estás viva! - ​sollozó Turel abrazándome con desesperación.

-He vuelto - ​acaricié su pelo rizado para intentar tranquilizarla.

-No puede ser... - ​murmuró Azael, confuso -. ​¿Cómo...?

-Estás bien - ​sonrió Tamiel acercándose a nosotros al trote.

-No puede ser... - ​todos dirigimos la mirada a Mikael, quien se encontraba a unos metros de nosotros completamente destrozado.

Su rostro estaba lleno de cortes y suciedad, al igual que su cuerpo. Sus alas blancas se habían tornado de rojo y gris y ni siquiera podía aguantar muy bien su propio peso. Luzbel lo observó con desprecio, aunque ahora no parecía tan agresivo y su temperamento era calmado.

Turel y yo nos incorporamos del suelo para ponernos a la misma altura que los chicos.

-¿Cómo es posible que estés viva? - ​gruñó, apuntándome con su espada aún cubierta por mi sangre -. ​¡Te maté!

-Así es, pero no sé cómo he regresado - me encogí de hombros -.​ He hablado con tu padre - todos se sorprendieron. Me acerqué un par de pasos -. ​¿Sabes que el Altísimo no confía en ti? - ​sus ojos verdes mostraron dolor por un instante.

Lucifer (1° Parte) || En Físico ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora