—¡Ashley! — Turel se lanzó a abrazarme, enredando sus piernas en mi cintura; me reí y la correspondí —. Menos mal que estás bien, cuando vi a Tamiel herido me esperé lo peor — me volvió a abrazar con fuerza.
—Increíble, no pesas casi nada — se puso una mano en el pecho, conmovida.
—Es lo más bonito que me has podido decir — bromeó, separándose.
—Me ha dado esto Azkeel — revisó la bolsa con curiosidad.
—Por fin me la da, llevaba en su casa como un mes — sacó levemente una camiseta negra para revisar la etiqueta —. Deberías comprarte algo de ropa cómoda, ¿te has mojado? — me examinó de pies a cabeza, extrañada.
—Se podría decir...
—En vez de tanta charla, ayudad a meter todo esto en el bar — bramó Luzbel dándole a Turel las armas, quien las puso bajo uno de sus brazos, ya que en la otra llevaba la bolsa con su ropa.
La observé con gran admiración mientras adentraba las armas como si de una almohada se tratase.
—¿Son las armas? — preguntó extrañada —. Son muy ligeras.
—¿En serio te sigues sorprendiendo? — se rio Luzbel apoyando el brazo en mi cabeza.
—No estoy muy acostumbrada a esto todavía, me siento muy débil a vuestro lado — expliqué mientras intentaba apartar su brazo de mi cabeza —. No soy tu mueble personal...
—Pues por ahora no tengo quejas, lo haces muy bien. Deberías replanteártelo — bufoneó mientras observaba con atención la puerta del bar. Gabriel se hizo presente, mirándonos con una ceja arqueada —. Quiero hablar contigo — ordenó con seriedad a su hermano, quien asintió sin muchos ánimos.
—En ese caso, voy a ver cómo está Tamiel — me aparté de él, haciendo que gruñera, molesto.
—Los muebles no andan.
—Y Lucifer no es malo, todo en la vida es posible — frunció el ceño.
—No me pongas de ejemplo — entré al bar, viendo a Azael sentado junto a Tamiel, quien parecía bastante dolorido.
—Hombre, Ash. ¿Todo bien? — sonrió Azael.
—Todo bien... — suspiré, sentándome —. ¿Y Turel? — la busqué por el local con la mirada, pero no di con ella.
—Se está probando la ropa nueva — contestó Tamiel, poniendo los ojos en blanco.
—¿Cómo estás?
—Estoy bien si tú lo estás — sonrió —. No te preocupes por mí, en unos días me recuperaré — fruncí el ceño, negando con la cabeza.
—Quiero y debo preocuparme por ti, me has salvado — asintió, no muy convencido —. Déjame ver tus alas — hizo una mueca de desagrado y miró a Azael en busca de algo de apoyo, pero este tan solo se encogió de hombros.
Las hizo aparecer a su espalda sin ningún ánimo; sus heridas estaban abiertas y la sangre goteando de sus plumas grises.
De nuevo, sentí esa presión en mi pecho y el nudo en mi garganta mientras mis ojos se cristalizaban, volviendo a la cruda realidad que había estado olvidando estas últimas horas. Apoyé una de mis manos en mis labios, sin poder apartar mis ojos azules de aquellas heridas que podrían haberse evitado si no fuera mi Ángel de la Guarda, y quería decir algo, cualquier cosa, pero me quedé en completo silencio, observando aquellas alas grises como si pudiera curarlas de la nada.
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Lucifer (1° Parte) || En Físico ||
Teen FictionSi un día te despertaras en mitad del desierto, ¿qué harías? ¿Y si lo hicieras esposada a alguien que no conoces y dice ser el mismísimo Lucifer? Ashley Wells deberá dejar toda su vida de lado cuando el Arcángel Gabriel le transmite el mensaje del A...