Capítulo 13

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-Señor - ​Turel entró, dejando la puerta abierta y quedando completamente recta en la entrada.

-¿Qué sucede?

-Hay alguien que necesita hablar contigo - ​informó.

Me miró de reojo durante unos segundos y volvió su atención a Turel, quien tenía la mirada en él a la espera de una respuesta.

-¡Déjame pasar! - ​gritó alguien fuera antes de asomarse por la puerta.

-¿Azael? - ​dijimos Semyazza y yo al unísono.

-Menos mal que estás... - Azael se acercó a mí y me repasó con su mirada - ...entera. Estás en la mierda, ¿​qué te ha pasado? - sus ojos color avellana repasaron mi rostro, haciendo una mueca de desagrado, dándome a entender que tendría alguna herida -. Bueno, después me cuentas, tengo que llevarte a casa - ​noté en su voz algo de nerviosismo, así que me levanté a duras penas y lo intenté seguir hasta el exterior, viendo que estábamos en un gran almacén donde había muchos Ángeles Caídos.

Revisé el almacén con la mirada. No había absolutamente nada. Coches, alguna que otra moto y armarios de metal enormes cerrados con candados. Miré a Azael, que andaba apresuradamente hacia la gran puerta, por la cual podía pasar una avioneta sin problemas. Intenté alcanzarlo, pero los pinchazos en las costillas volvieron, haciendo que me inclinara y que todos los de mi alrededor me miraran con curiosidad.

Un brazo me rodeó la cintura con delicadeza.

-Creo que no es buena idea que andes - ​dijo Semyazza sosteniéndome.

-Mierda... -​ susurró Azael mirándome con preocupación -. Creo que habría que llevarte a un​ hospital cuanto antes - hice una mueca, ya que no sabría que excusa poner para estas heridas.

Iba a continuar andando, cuando se escuchó un estadillo en la parte superior del almacén, seguido de un par de gritos. Vi a alguien atravesando uno de los ventanales, haciendo que los cristales cayeran sobre nosotros, pero Semyazza y Azael me obligaron a agacharme a tiempo para cubrirme. Busqué al responsable cuando se apartaron de mí, y nada más ver su contorno, lo reconocí.

Luzbel aterrizó agresivamente a unos metros de nosotros, provocando una erosión circular a su alrededor por el impacto de su caída.

Por primera vez, vi sus hermosas alas negras adornando su amplia espalda. Al erguirse, sus alas se contrajeron, llegándole el álula al cuello y las remeras primarias hasta la parte inferior de su gemelo.

Lo observé a través de la gran aglomeración, notando su autoridad y dominio sobre todos los presentes. Su cuerpo estaba tenso, listo para atacar en cualquier momento; su rostro era grave y sus ojos grises mostraban una frialdad aterradora según recorría con la mirada a la gente.

-Lo voy a matar... - ​susurró Azael a mi lado, haciendo que lo mirara de reojo.

Se le veía bastante cabreado.

-Es Lucifer... - ​los murmullos a nuestro alrededor no pasaron desapercibidos.

Eran una mezcla de asombro, molestia y terror.

Azael y Semyazza estaban arrodillados en el suelo junto a mí, aunque este último no tardó en incorporarse y acercarse, con paso firme, hasta quedar cara a cara con Luzbel.

-¡De rodillas! - ​su voz solemne hizo eco en todo el almacén. De pronto, todo el mundo cayó de rodillas, aunque Semyazza se negaba con todas sus fuerzas -. ​¡Ahora! - ​gritó de nuevo, provocando que cayera ante él -. ​¿Dónde está? - ​inquirió.

Lucifer (1° Parte) || En Físico ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora