-¿Aquí? - analicé nuestro entorno, viendo el almacén de Grigori a unos quinientos metros de nosotros.
Era todo descampado y no había edificios ni coches cerca.
-Sí, lee esto y esperemos que funcione - me entregó un cacho de papel.
-Vale...
Me alejé de ellos unos pasos antes de observarlos con inquietud. Semyazza estaba apoyado en su moto con los brazos cruzados y con el ceño levemente fruncido; en cambio, Azael estaba de pie junto a su moto roja con las manos ocultas en los bolsillos de su sudadera blanca sin ocultar su preocupación.
Todavía estábamos algo empapados y la lluvia estaba regresando, pero hasta que no contactara con Gabriel, no tenía pensado moverme de allí.
-San Arcángel Gabriel... - tragué saliva antes de continuar leyendo -, bendito ser de luz. Gloriosísimo Ángel de la paz y la esperanza; fiel y noble mensajero del Padre Eterno y dulce y tierno amparo de nosotros los hombres - miré a Azael, quien asintió levemente, animándome a continuar con el llamado -. Hoy te invoco desde lo más profundo de mi ser para que acudas en mi ayuda - finalicé.
Esperamos unos minutos, sin embargo, no había ninguna señal de él; lo volví a releer en alto, esta vez más de prisa, pero Gabriel no se presentaba ante mí.
Arrugué con molestia la pequeña hoja de papel que me dio Azael y la tiré al suelo con impotencia.
-¡Gabriel! - grité con la voz entrecortada por las lágrimas que estaban amenazando con derramarse.
Él era mi única esperanza para encontrarlo.
-No grites, escandalosa - abrí los ojos de golpe, viéndolo frente a mí con su pelo y ropa blanca empapados.
Sus alas, del mismo color, adornaban su espalda hasta que desaparecieron de mi vista.
-Gabriel... - susurré con una sonrisa antes de acercarme a abrazarlo, haciendo que se tensara por mi acto -. Gracias, muchas gracias por venir - agradecí con alivio.
-Deberías estar escondida en algún sitio - me separó de él, colocando ambas manos en mis hombros.
-¿Dónde está Luzbel? - pregunté sin tapujos.
-Si lo que te preocupa es si lo hemos llevado al infierno... - me asusté -. No, sigue aquí. Hasta el Juicio Final no podrán llevárselo - suspiré al escuchar esa buena noticia.
-Tengo que ayudarlo... Tenemos que ayudarlo a escapar - me corregí.
Apartó las manos de mis hombros para poder cruzarse de brazos.
-No es tan sencillo, Ashley...
-Entonces dime dónde está e iré a por él. Haré todo lo que esté en mi mano para poder ayudarlo - masajeó el puente de su nariz con los dedos antes de observarme pensativo.
-No hay forma de que lo puedas ayudar...
-Sí, si es con tu ayuda.
-¿Y cómo piensas hacerlo? Lo tienen vigilado las veinticuatro horas del día, además de que él tampoco ha intentado escaparse desde que te vio en el callejón - la lluvia se tornó fuerte, empapándonos en cuestión de segundos.
-Tengo algo pensado, pero te necesito a ti... - murmuré, provocando que frunciera el ceño.
-¿Y qué te hace pensar que te volveré a ayudar?
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Lucifer (1° Parte) || En Físico ||
Teen FictionSi un día te despertaras en mitad del desierto, ¿qué harías? ¿Y si lo hicieras esposada a alguien que no conoces y dice ser el mismísimo Lucifer? Ashley Wells deberá dejar toda su vida de lado cuando el Arcángel Gabriel le transmite el mensaje del A...