Lucifer (1° Parte) || En Físico ||

Capítulo 25

-No puede ser... - ​me puse de cuclillas, ocultando mi rostro entre mis manos al volver a fijarme en sus alas grises a la espalda.

-Vale, te debo una explicación, lo sé...

-¿En serio eres un Ángel? - ​me senté en el césped del parque con los codos en las rodillas y las manos en la cabeza.

Sonrió tiernamente al ver mi sonrisa de incredulidad.

-Sí, aunque hasta hace un par de días no lo era - ​se rascó la nuca con nerviosismo.

-¿Me puedes explicar antes de que mi cerebro explote? - ​se rio roncamente antes de asentir y posicionarse de cuclillas frente a mí.

-Realmente mi nombre real no es Tom, sino Tamiel - ​abrí la boca ligeramente, sorprendida.

-¿Uno de los líderes de Grigori? ¿El que estaba en el infierno por intentar matar a Mikael? - ​frunció el ceño.

-¿Cómo sabes tanto de mí?

-Azael me ha contado... lo que os pasó - ​agaché la cabeza entristecida -. ​Lo siento mucho...

-Que yo sepa no es tu culpa. No deberías disculparte en nombre de otros - ​observó nuestro alrededor -. ​¿Qué te ha hecho Lucifer? ¿Por qué estabas llorando? - ​cambió de tema, volviendo a centrar sus ojos azules en mí.

-¿Me explicas cómo es que tienes alas de nuevo? ¿Y eso de que antes no eras un Ángel? - evité su pregunta.

Se quedó observándome varios segundos sin saber cómo explicármelo, o porque realmente no quería que supiera la verdadera razón de aquel suceso.

-Es una larga historia - ​se rascó la barbilla con incomodidad, intentándole quitar importancia.

-No tengo nada mejor que hacer - ​me encogí de hombros, insistiendo.

Volvió a observarme durante varios segundos y suspiró con pesadez, dándose por vencido.

-Me escape del infierno poco después de que Lucifer lo hiciera. Estuve unos largos meses por la Tierra evitando a los Arcángeles, aunque estaban más pendientes de su hermano, lo que me facilitaba bastante las cosas - se encogió de hombros mientras centraba su mirada en el tobogán, a unos metros de nosotros -. Un día vi de lejos a una chica preciosa que me cautivó con un simple vistazo - ​sonrió tristemente -, ​pero no podía pasar de nuevo por lo mismo; no quería que la mataran delante de mí por mi culpa, claro que tampoco quería alejarme de ella... - ​incliné levemente mi cabeza, atenta a su historia -. ​Descubrí dónde estudiaba y me apunté para estar más cerca de ella, aunque fuera para observarla de lejos...

-​¿Samantha? - ​me miró confundido -. ​La chica...

A las pocas semanas de entrar a la universidad, todas las chicas iban detrás de él y entre todas ellas eligió salir con Samantha, aunque luego terminara en una relación demasiado tóxica para continuar con ella.

Se rio con nerviosismo mientras se pasaba una mano por su pelo rubio, peinándolo ligeramente hacia atrás.

-No, para nada. La chica que me gustaba ni siquiera se fijaba en mí. Siempre andaba en su mundo sin importarle su alrededor. Hasta que logré mantener una conversación e incluso almorzar con ella en el cafetería​ - entorné los ojos, analizando sus palabras hasta que comprendí a quien se refería.

-¿Yo? - ​inquirí con una mezcla de confusión y sorpresa.

Sonrió ampliamente y pasó su cálida mano por mi mejilla hasta repasar el lateral derecho de mi mandíbula.