Capítulo 29

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‘‘Ópera’’

Creía que iba a ser uno de esos largos días que no terminaban nunca, relativamente incómodos y que te dejaban avasallado. 

Era un placer tener ahí conmigo a mi familia, pero llegaba un momento en que me daba cuenta de que aún los tendría a mi lado más días. Entonces, ¿por qué tener que ver todo París en un día de invierno? Y agradecía solemnemente que no lloviese o nevase sino, sería absolutamente infame.

El frío se hacía hueco entre mi bufanda, mis guantes y mi abrigo. La única salvación eran los taxis que cogíamos de vez en cuando para ir de un sitio a otro y la esperanzadora piedra filosofal, bendita calefacción.

Dylan era muy buen guía, mis padres le escuchaban con total atención y yo también salvo de vez en cuando que me interesaba más por la conversación que mantenían Logan y Lucy. 

Al parecer Lucy sabía español y bueno yo ya no tenía que intervenir con el tema de las traducciones. Me alegraba de que se estuviesen haciendo muy amigos.

Como primero, visitamos la Torre Eiffel y subimos hasta la cima, donde descubrí que tenía vértigo, descubrimiento que se me hizo raro ya que, cuando vine en el avión estaba completamente aplacada. Todos disfrutaron de las vistas panorámicas menos yo, que permanecí lo más alejada todo lo que pude.  Dylan no me prestaba atención, éramos amigos, pero de vez en cuando los amigos se prestaban atención e incluso ayuda. No. Él pasaba de mi completamente incluso evitaba contacto visual y físico. Me estaba arrepintiendo de no haberle presentado como mi novio oficial, así por lo menos le tendría detrás mí. Sin embargo, tenía que contenerme para no hacer alguna locura. Además, para querernos no era necesario decirlo oficialmente con la increíble palabra que usaba todo el mundo ‘‘novios’’. Yo ya era suya, y después de esa noche sólo pude decir que sería suya también en cualquier otro mundo u otra vida. Quién sabía.

Después de visitar el Arco del Triunfo y la inigualable Catedral de Notredame, que por cierto, estuvimos esperando ver algún jorobado y se nos acabó la paciencia porque no llegó ninguno.

Cuando estuvimos todos encerrados en uno de los ascensores —no me acordaba de que edificio histórico —, le sonaron las tripas a mi padre acto que provocó un desmadre de risas. Menos Dylan que estaba fosilizado.

Nos quedamos a comer en un lujoso restaurante, mis padres llevaron la cuenta de todos aunque incansablemente Dylan se negaba. 

Aún nos esperaba una tarde de más edificios, monumentos y más historia. No podía creer que Dylan se lo supiese todo. Tal vez había trabajado alguna vez de guía. A mi Dylan siempre me sorprendía.

Después de comer por lo alto, dimos otro paseo por los innumerables puentes de París, decidimos que los castillos y palacios los dejaríamos para otros días, en compañía del “extraño viejo amigo de mis padres" que sabía mucho sobre castillos.

Salimos del museo de Louvre y nos despedimos de Dylan y Lucy, la visita turística había terminado, pero no tardaría en volver a verlos, ya que mis padres habían comprado entradas para ir a la Ópera de la Basilia, cuando visitamos la Ópera Garnier. Un edificio neobarroco construido por el mismísimo Napoleón lll, aunque seguramente él en la construcción no tuvo mucho que ver. Era lo único que aprendí esa tarde y me sentía orgullosa de haberlo leído del folleto. Sinceramente no se me quedó la información de los otros edificios porque la hermosa voz de Dylan me lo permitía. Él era toda la historia de mi vida, bueno, parte de ella, la parte más lujuriosa.

Geográficamente estaba perdida, sólo sabía el nombre del país y la ciudad en la que me encontraba, ninguna calle se me quedaba grabada en la cabeza y pensar que había tenido Matrícula de Honor en las calificaciones me sorprendía aún más.

Dimensión: Sincronía inversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora