Parte 3

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El acidez que se encontraba quemandole la garganta no le dejaba respirar. Casi media hora se encontraba vomitando, la comida que le habían dado ya estaba hechada a perder, pero cuando se acordaron que estaba una semana sin comer, se lo dieron sin ningun tiempo de remordimiento.

El pequeño solo tenía hambre, aunque sabía que ya no era comestible quería llevarse algo a la boca, pero ahora, no valió la pena hacerlo, todo lo ingerido se fué al desague. Estaba mas debil que antes, y sin ningun tipo de grasa en su cuerpo no había ningun tipo de reserva interna. Las costillas se notaban desde lejos, y su cuerpo parecía de cristal fragil que al pequeño golpe se rompería, sin embargo él aún resistía solo para cumplir su mayor anhelo, solo un dia mirar el exterior.

Se recostó en el viejo colchón y con uno de los trapos sucios y malolientes se tapó su pequeño cuerpo y estirando su braso tomó a su pequeño peluche y lo abrasó fuertemente como si él estubiera aferrando su vida. Solo necesitaba descansar para que se pase el dolor que sentía en sus organos. Ademas que otra vez había botado un poco de sangre.

Solo en sus sueños vivía en un mundo colorido y brillante, donde él sonreía sin condición con tan solo sentir la hierba en sus pies y el viento rodearle invitandole sentirle mejor corriendo lo mas que pudiera, encontrarse con aquel niño y correr junto a él tomados de la mano hechando unas pequeñas carcajadas al sentir el agua fresca de un rio bañandolos por completo.

Él daría lo que fuera para quedarse para siempre en ese sueño, pero su destino se rie de su alma incluso de sus sueños interviniendo en ellos haciendo que el cielo azul se volviera rojo y sus padres estaban allí destruyendo su mundo cubriendolo de brea ahogando al niño que lo acompañaba sin que Sonic pudiera reaccionar a tiempo. La risa de sus padres eran macabras, ni en sus sueños podía ser feliz.

Despertó con las lágrimas en los ojos. Nesesitaba de alguien, pero no había mas que su peluche, asi que lo abrasó tratando de tranquilisarse.

-¿Nunca me dejarás, verdad?

No hubo respuesta, pero no era necesario. Las lágrimas y su cuerpo debil lo dejaron dormido.

[...]

La época de lluvias alfín llegó. Aunque hacía mas frio, tendría algo que beber ya que el agua se filtraba en el techo. Y siempre las luvias parecían un aguasero. Movió su colchón donde no caia el agua y por parte de su madre le tiró una frasada mas gruesa aunque también estaba sucia, peor era morir de frio. 

Con pasiencia esperó a que el agua llegara, y cuando lo iso corrió a ella y levantando la cara dejó que el líquido recorriera su garganta aliviandole en extremo la sequedad que estaba en su boca, dándole una intensa felicidad al pequeño llorando de alegria, se sentía vivo. Esta era la época que mas le gustaba, sentía aunque sea un fenómeno de la naturaleza desde esa habitación, se sentía vivo y aquella sonrisa nadie se la borraría, pero tenía que esconderlo y fingir que no le gustaba cuando su padre lo miraba.

Shadonic: Dolor eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora