capítulo 14

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Miedo y duda.

—¿eres la hija del señor Taylor?— te preguntó el hombre.

Tenia la cara cubierta por un gorro, solamente se le podían ver los ojos y la boca.
En su mano derecha tenia un arma que te apuntaba.

— Sí, lo soy — respondiste temerosa pero firme.

El hombre se quito la mascara y mostró su rostro, era de la edad del señor Demons, por alguna razón su rostro te era familiar.
Cabello negro, tenia bigote bastante largo y ojos rasgados.

— puede que no me recuerdes, pero yo a ti si — comenzó a decir — no vengo a hacerte daño, solo quiero hablar, yo era un viejo amigo de tu padre.
—¿conoció a mi padre?— preguntaste incrédula.
— Sí, eramos socios cuando su empresa comenzó a tener éxito, cuando escuche que habías regresado, decidí que lo mejor seria advertirte — dijo, se veía muy nervioso.
—¿sobre que?
— hubo alguien en la compañía que vendió sus acciones a la mafia sin el permiso de tu padre y el señor Demons — comenzó a explicar — su plan era acusarlos de fraude y lavado de dinero, para que después esa mafia se hiciera con ella y tenerla en su poder.

Saco de su chaqueta un sobre y te lo entregó.

— cuando tu padre y el señor Demons se enteraron de las acciones vendidas, lograron detenerlo y meterlo a la cárcel — siguió diciendo — por ello el jefe de la mafia decidió actuar por su cuenta, trataron de comprar la compañía, pero tu padre se negó.
Ese hombre aun tiene una tercera parte de las acciones, quiere tener todas las acciones, pero las otras partes....
— las tenemos: Meliodas, Zeldris y yo — comentaste.
— Exactamente, estoy harto de cargar con todo, sabia lo que haría con tu familia y no dije nada, ahora planea hacer exactamente lo mismo, no pienso quedarme callado por más tiempo — comentó — en el sobre esta toda la información que necesitas sobre aquel hombre.
— muchas gracias por su ayuda, no se como agradecerle — respondiste.
— tu padre fue un buen hombre y tu estas siguiendo sus pasos, espero que tengas suerte.
—¿lo volveré a ver?— preguntaste.
— esperemos que sí — respondió — otra cosa.
—¿que es?— preguntaste.
— dile a Zeldris y a Meliodas que ya pueden dar comienzo.
—¿comienzo a que?
— ellos te lo dirán.

Bajo de tu auto y cerro la puerta.
Encendiste tu coche y  y te retiraste, dejando al hombre en aquel lugar.

— espero que tengas suerte — comentó, para después retirarse sin ser visto.

                        *****
Llegaste a tu casa después de la una de la madrugada y notaste las luces encendidas.

Guardaste tu auto en el garaje y entraste a la casa de forma cautelosa y encontraste a los tres hablando en la cocina.

— ya se tardo demasiado, ¿no creen?— preguntó Meliodas.
— en efecto, pero lo mejor sera esperar a que llame o a que vuelva — respondió tu tío.
— si es que vuelve — comentó el rubio.
—¿porque lo dices?— preguntó el mayor de los tres.
— porque esta molesta con Zeldris por que piensa que le esconde algo — respondió.
—¿eso es cierto?— preguntó mirando a su otro hijo.
— no se si es por eso o por lo que paso hoy en la oficina — respondió pensativo.
—¿que pasó en tu oficina?— preguntó su padre.
— unos oficiales fueron a verme — respondió — querían hablar conmigo sobre ese asunto.
— supongo que Helena te preguntó sobre el asunto y como vio que le mentiste se molestó — dedujo el hombre.
—¿seria buena idea hablarle sobre el plan?— preguntó Meliodas.
— yo digo que sí — comentó Zeldris.
— pero aun no — respondió su padre — no creo que este lista para saber sobre eso.
— pues esperó que estén listos para abrir la boca — dijiste entrando a la cocina, sorprendiendo a los tres.
— no es bueno que estés escuchando conversaciones ajenas — te regaño tu tío.
— tampoco es bueno que me estén ocultando cosas, aunque soy miembro de la familia — contraatacaste — me encontré con un hombre hace rato, amigo de mi padre — explicaste y como ninguno decía nada continuase hablando — me dijo lo que había pasado realmente con la muerte de mis padres y sobre el fraude de aquel mafioso.

Dejaste el sobre que te había dado en la mesa de la cocina, ni siquiera lo habías abierto.

—me pidió que les dijera que ya podían dar comienzo.

Sin dejarles decir nada, te diste media vuelta y te encerraste en tu habitación.
Después de darte una larga ducha para poder calmarte, te pusiste tu pijama y te acostaste en la cama.

A los pocos minutos Zeldris entro a la habitación, escuchaste como entraba al baño y cerraba la puerta, después de algunos minutos volvió a abrir la puerta y sentiste su peso sobre la cama.

Debido a que le dabas la espalda no podías ver si te estaba mirando o no, pero no te importo mucho, no querías hablar sobre el tema por el momento, estabas molesta.

No podías negar que tu también escondias ciertas cosas, pero llegabas a decirlas a su debido tiempo, sobretodo si era un asunto de suma importancia.

A Zeldris le habías dicho antes de lo debido sobre la investigación que habías pedido a realizar porque al ser tu prometido su vida también podía correr algún riesgo, pero la verdad es que tenias planeado decirles sobre lo que hacías cuando tuvieses las pruebas necesarias para encontrar y denunciar a la persona responsable.
Pero ahora cabía la posibilidad de que esos tres ya lo sabían y por alguna razón no te lo habían dicho.
Obviamente escucharías sus razones, pero eso no quitaba el sentimiento de desconfianza y traición al descubrir todo aquello y ya estabas cansada de todo.

Cerraste los ojos y sin decir nada te quedaste dormida.

                         *****
A la mañana siguiente te levantaste más temprano de lo habitual.
Te cambiaste de ropa y bajaste a desayunar, aunque tampoco tenias mucha hambre.

Simplemente estabas desanimada.

Al llegar a tu oficina le pediste a Derriere que no dejara entrar a nadie a tu oficina sin avisarte antes.

La petición no fue de mucha ayuda, pues Zeldris había entrado a tu oficina sin llamar o pedir permiso.

— tenemos que hablar — dijo cerio.
— yo creo que sí — respondiste un poco molesta.
— entiendo que estés molesta, pero tu también nos escondiste cosas, ¿recuerdas?— preguntó, claramente se refería al tema de Escanor.
— tenia planeado decirles lo que estaba haciendo cuando tuviera las evidencias necesarias y de que ya no habría sospecha de esa persona — respondiste — además, tu padre era uno de los sospechosos principales, ¡ni modo que me la hubiera pasado acusando a todos al azar!
— es verdad que mi padre fue uno de los sospechosos, pero el hecho de que lo hallas creído y que por eso te callaste, ¡nos hace creer que no confiabas en él! — comentó.
—¡nunca creí que tu padre haría algo como eso!— respondiste seria — habría dejado las cosas como estaban si no fuera porque escuche que lo habían puesto como sospechoso — explicaste — por eso contrate a Escanor, no para que investigara a la familia, sino para limpiar su nombre y que encarcelaran al verdadero culpable.
— si es así.... ¿Porque no dijiste nada?— preguntó cabizbajo.
— porque sabia que tu padre se negaría, porque sabia que no le daría importancia a lo que digan las malas lenguas — respondiste — solo quería que vieran que juzgaban a la persona incorrecta.

Dejaste de ver a Zeldris a la cara, solo mirabas en dirección a tu hombro.

—lamento no haberte dicho nada al respecto — se disculpó.
—no me molesta que hallan querido protegerme, lo que me molesta es que hallan creído que los acusaba a ustedes o que pensaban que actuaba por venganza, — respondiste — también me molesta que no me hallan tenido la confianza para decirme la verdad, ¿no basto el tiempo que pasamos juntos para que confiaran en mí?

Zeldris ya no dijo nada, entendía que te sentías traicionada y ofendida por todo lo que te habían ocultado.

— ya no se que va a ser de nosotros si no confiamos en el otro — dijiste de repente.
—¿que quieres decir?— preguntó asustado, ya sabia lo que podrías decir.
— quiero decir que pospondremos la boda.

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Hasta el próximo capítulo.

Sayonara.

dos estrellas y una luna (Zeldris x ti)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora