Vagabundo

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Espero no haber perdido mi filo para mis hijos, deseo con anhelo tener el toque de lo que declaro mío, de mi arte y de lo que me inspira. Espero mis lienzos sentimentales sigan plasmando muerte y despertando somnolencias, tomar por sorpresa al que va mal abrigado en una tormenta de nieve y congelar a aquel que no encuentra refugio en mi tempestades. No necesito al tergiversador y aquel que viene a sentirse identificado, no necesito a aquel que lee por leer, para luego cerrar mi cubierta. Yo deseo al lector que mira mis hojas y ve una ideología independentista que debe seguir el mismo para encontrar su verdad. Mi ideología o mi forma de pensar, si bien puede no ser cierta o la correcta, pero es mía y no de vosotros, espero entiendan a que me refiero cuando digo que el lector que banaliza mis textos y sigue de la mano a la masa, no está preparado, ni listo para mis hojas, no por su vaga interpretación ni su carencia intectual porque no soy ningún genio de la literatura como para plasmar en metáforas ideas no conceptuales, digo que no está preparado porque aún cree que esto solo son letras, un libro cualquiera y que solo necesita leerlo una o dos veces para comprenderme.

Bien...he decido bajar de mis montañas y mirarlos desde abajo como aquel que mira a sus hijos, no es cuestión de ego, no me malinterpreten, es cuestión de altura y en cuanto a ésta, están muy bajo mis pies, humanidad. Baje por los senderos de mi montaña y solo encontré a los perdidos. Intentaban llegar a mi cima pero iban en rumbos equívocos. Muchos sabían lo que querían de la cima pero no como llegar...pobres, creen que con solo desearlo, lograrán que sus ideas salgan a flote.

Se necesita al bienaventurado y al alma libre, a aquel que sube la montaña yendo en picada, se necesita a aquel que desciende sobre sí mismo para llegar alto. No cualquiera alma toca mi cima, mueren en el intento o lo pierden todo en el abismo, y para su desgracia creen que todo acaba ahí, no tienen idea las veces que debes bajar y recogerte para luego volver a subir y saber dónde están los pasos correctos y donde te equivocaste al trepar, es aprender de tus declives. Mi cima no tiene una línea recta, es un laberinto completo entre subidas y bajadas, a veces cuando crees estar en la cima es cuando apenas empieza la meta de salida.

Seguí bajando por mis caminos oscuros, no necesitaba luz, mi alma y cuerpo no la necesitan, es lo que sobrevive de un ser corrupto, solo desperdicios y desgana de los trayectos que se dan. recordé que por estos caminos alguna vez necesite farolas y mirar con terror al suelo, con miedo de caer y hacerme daño por la poca visibilidad de mi sendero, era incierto y profundo, escaseaba toda idea y olor a tranquilidad...pero está vez iba caminando por estos rincones, solo con la memoria de mis pasos anteriores, veía como los que venían al frente de mi tenían linternas y mucho miedo, extrañados de un vagabundo como yo, bien vestidos y con fortuna, creyendo que en este lugar serviría de algo, lo que no sabían es que, estos bienes solo te ganaban una posición pero la verdadera ruta al ser conforme o competitivo no era aceptado, no se consigue la meta que es la felicidad o la satisfacción de la tristeza y la agonía por medio de cosas frívolas como el dinero o el poderío económico.

Camine por los pueblos con un mensaje que nadie quiso escuchar, toqué puerta en puerta y el rechazo y forma parte indigna de mi trato era más pobre que yo. La verdad esta era la peor "Gente" para mí, era aquella que no movía un dedo hacia la cima, estaba tranquila sabiendo que los segundos se les iban de forma permanente, no vinieron más que a compartir atmosferas y agotar el oxígeno que les serviría a otros, compartir la vida y el lugar con este tipo de personas me resulta desagradable, vidas tan aburridas, que ni siquiera debería categorizarse rutinarias, no hay rutina en la dejadez, no hay amor en sí mismo al tomar este estilo de vida, solo respiran por inercia inherente a su mal estado y huelen a desperdicio. La vida se les fue otorgada a mal trato y mal trato es el que ellos le dan a su vida. Seguí en este pueblo mirando con nauseas a aquellos que no alistaban maletas, solo bebían insuficiencia y pereza, recostados de lo más indigno y sucio, almas insufribles y escasas de meta alguna, hartos en pensamientos adoctrinados que ni siquiera los elevaban a algo más que a la satisfacción ignorante que era muy de ellos.

Subí a lo alto del monte en mi pasado para aprender de lo que estaba encima de mí, un cielo que nunca tocare y que para tocar algunas nubes demandaba perfección y dedicación. Habrá gente que descubra una cima más alta o un espacio completamente diferente al mío, quizás la cima solo sea el comienzo, ¡Yo que sé! Solo soy un vagabundo.

Soy aquel vagabundo que conforme a sus metas se fue desprendiendo de riquezas cual rey tenia, mi tesoro llamado felicidad se me fue arrebatado por ladrones llamados conocimientos, me volví carterista y solo otro ladrón de felicidad al crear consciencia. Yo no construí la cima, pero si la tapice, mis maestros, aquellos que ascendieron antes que yo y que fueron llamados locos por adentrarse adonde solo había muerte, esos suicidas del pensamientos hicieron que esta cima fuera solo un deseo inalcanzable, hicieron creer que sus alturas eran implacables y quizás lo sean, pero yo fragmente sus escalones para los aventurados, la cima ya quería la sutileza de ser indomable, me negué a que solo cierta cantidad pudiera ver sus paisajes desde abajo y decidí hacerle caminos que si bien lo fueses, muchos eran impenetrables para algunas personas, se necesitaba carácter y una idea, un impulso lo suficientemente grande para pasar aquellos bosques que abrazaban sus llanuras, se necesitaba al que caminaba descalzo y solo, al que no tomaba atajos o solo se perdería en este recorrido, la cima es metafórica de cierta forma, podrías estar a la mitad y ya estar en la cima o ni siquiera haber comenzado a escalar y ya estar más arriba que cualquier otro ¡Pero yo porque sabría algo así! Solo soy un vagabundo.

Más de una vez me perdí y me cuestione, la verdad nunca se cuando estoy en la cima, cada vez desciendo más, cada vez encuentro otra muerte por la que revivir y tomar mi equipaje y volver a subir, cada vez más fácil, entendí que aquel que entendiese la desesperación caminaba cada vez más con facilidad y destreza, caminaba con rítmica directa, los sentimientos y lo que creía saber solo eran estorbos, al caminar entre las hojas de estos bosques entendí que nunca supe nada, cada cosa que creí cierta era una molestia para mi cuerpo, las hojas no me enseñaban nada, solo me mostraban mi ignorancia hacia las perspectivas que ignoraba, un día podría estar en el pueblo juntos a los que malograban su existencia, y en unas horas estar en las estrellas.

No subí ni escale por desperdicio ni curiosidad, todo fue con el propósito del vagabundo que, era ir sin un rumbo fijo, quizás me perdí pero al entrar note que, siempre estuve perdido sin importar los caminos que conocía, tenía mapas y una brújula sin fallas y aun así jamás podría haber encontrado los nortes que necesitaba y las vistas que debía ver, mis pies y manos estaban heridos pero la psique estaba purificada de banalidades.

Te contaría más ¿Pero qué sabría yo? Solo soy un vagabundo

Carencias EfimerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora